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Asesinato de ministra sueca: el síndrome de la inseguridad se expande

Como una fuerza expansiva sigilosa y amenazante, la inestabilidad llega hasta los rincones más seguros. Hoy es Suecia, mañana podría ser cualquier país. El asesinato de Anne Lindh no es ajeno a esta estrategia: generar desconfianza en un espacio pequeño pero de gran impacto.


La muerte de la ministra de Relaciones Exteriores tuvo para Suecia el mismo efecto que una bomba que detona en el metro atestado de gente. No hay diferencias cuando la estrategia es generar terror, porque es el pánico lo que está cundiendo, en la situación actual, en varias zonas del mundo. Este es el diagnóstico que hizo para El Mostrador.cl el analista sueco Carl Schön, quien cuenta con un amplio currículo que incluye decenas de misiones internacionales en Asia y el Medio Oriente.



Según Schön, en la estrategia de acelerar el arribo de un consenso mundial sobre la seguridad o inseguridad global, este asesinato calza como anillo a dedo. En esta dinámica empujada por las potencias para lograr concertar puntos de vista comunes en torno a un nuevo absolutismo en materia de seguridad, este episodio no podría ocurrir en un momento más oportuno para quienes sostienen la teoría de la "Tolerancia Cero" en materia de seguridad global.



Sobre todo tratándose de una mujer y una socialdemócrata, Schön se permite sus dudas respecto a que sea un caso tan simple como el apuñalamiento perpetrado por un fanático que se oponía al eventual ingreso de Suecia a la euro-zona, como pregonaba Lindh.



"No es un desquiciado en solitario, un acto de carácter revanchista por una ilusión no cumplida, o por dañar a la funcionaria de un engranaje que se quiere apoderar de mundo". Schön piensa que puede ser más sutil y siniestro que eso y, si algún día se descubre el leitmotiv del autor, o de los autores, "seguramente estaremos en presencia de otra tragedia que sobresee el impacto de la muerte de Anne Lindh", agrega.



Se trataría más bien de la impronta de los tiempos: muertes y atentados a los que se les atribuyen razones simples en desmedro del análisis. Este asesinato, enclavado en la nomenclatura de los objetivos blandos y objetivos duros que se aplican en Irak, aparece como otro paso para justificar un diseño de alerta permanente al que los relajados nórdicos deberían someterse.



Si Suecia comienza a ser percibido como un lugar inseguro, donde todos son vulnerables, se allanaría el camino hacia un pacto mundial que permita concretar una plataforma donde los esfuerzos estén comprometidos en pos de un fin común: la doctrina de seguridad global basado en la acción preventiva. O sea, la tolerancia cero aplicada a macro escala.



El asesinato de la ministra Anne Lindh calza a la perfección en este esquema. Ejerce la presión justa para que Europa, toda Europa, se aglutine en función de la idea -la de Wolfowitz, Armitrage y compañía- que el mundo occidental se cobije bajo un escudo de protección preventivo que reduzca los niveles de inseguridad.



"El asesinato es una forma de plantear una suerte de vulnerabilidad global, hacia la cual hay que reaccionar con uniformidad", dice Schön, quien agrega que: "se trata de mantener inestabilidades de baja escala e intensidad, pero expandidas en varias regiones que estimulen significativamente los debilitados enlaces entre el sector financiero y los consorcios de las armas".



La sincronía de los eventos siempre la manejan los servicios de inteligencia y los encargados de "desactivar" ciertas opiniones para evitar establecer los vínculos con una situación global. Y ése podría ser el caso de este sorpresivo e inaudito asesinato.



"Ni tan sorpresivo, ni tan desligado de los eventos que golpean al mundo", se aventura Schön. El sistema sueco de inteligencia y control es uno de los más perfeccionados del mundo. "Es difícil que ese sistema no detecte cómo se mueven los ciudadanos. Quién entra y quién sale. También es capaz de anticipar eventos que atenten contra la seguridad pública", afirma un refugiado latinoamericano que lleva en Suecia casi tres décadas. "El sistema de inteligencia sueco es capaz y tiene la tecnología para monitorear los pasos de una persona cuando va al baño", agrega con seriedad.



Durante todo el periodo de la ex URSS, los países nórdicos perfeccionaron sus sistemas de protección ante una posible invasión soviética. Vivieron con ese fantasma encima, por eso que la muerte de Olof Palme quedó clavada en la oscuridad de una guerra no detectada.



Puede que el asesinato de Anne Lindh sea, también, el signo de una guerra que no fue suficientemente advertida: las que existen hoy son relativamente conocidas y la principal es la lucha contra el terrorismo.



La expansión de la voz de alerta es la orden del día. En Anne Lindh cobró su primera víctima. Para que en la operación no existan vínculos, ni siquiera afectó, por ejemplo, a alguna autoridad de Dinamarca, país que al menos participa en la ocupación. Ha sido una manera hostil de conmemorar el 11-S.

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