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Apoyando a Israel, la prueba viviente de que la Biblia tenía razón

Mientras la crisis en el Medioriente se hace cada día más feroz, millones de evangélicos estadounidenses sienten que se acerca el "fin de los tiempos". La mayoría cree que existe un nexo entre la guerra de Irak y el inminente cumplimiento del calendario profético tal como está consignado en las sagradas escrituras.


El viernes pasado la asamblea general de la ONU aprobó una resolución por 133 votos a favor, cuatro en contra y 15 abstenciones. La resolución exige a Israel no expulsar a Yaser Arafat de los territorios palestinos. Los cuatro países que votaron en contra fueron Israel, Estados Unidos, Micronesia y las Islas Marshall.

Nunca antes Washington se había encontrado tan aislado desde el punto de vista internacional. Al mismo tiempo, jamás en el pasado ha habido en EEUU un apoyo tan mayoritario e irrestricto a Israel. La llamada Nueva Derecha Cristiana estadounidense, trasformada en la fuerza dominante del país, ha abandonado el antisemitismo de las décadas pasadas para convertirse en la mejor aliada de la derecha sionista israelí.



"Si no protegemos a Israel, dejaremos de ser importantes para Dios", escribió a mediados de los ochenta el pastor y líder de la Mayoría Moral de esos años, Jerry Falwell, convertido ahora en una de las cabezas visibles de los nuevos Cristianos Sionistas de EEUU.



"Estamos viviendo el fin de los tiempos. La guerra en Irak es sólo la precursora de la gran batalla de Armagedon… Nunca en la historia ha habido tantos signos", se lee en los cientos de sitios internet evangélicos, surgidos en los últimos años para dar a conocer la Palabra del Señor y el inminente arribo del Apocalipsis. "¡Relájate! Diviértete asistiendo a cómo la Biblia se hace vida. ¡Es la prueba de que ES REAL!".



A medida que el conflicto en el Medioriente se hace más feroz, millones de evangélicos estadounidenses sienten que se acerca el "fin de los tiempos".



Alrededor de un tercio de la población de EEUU es evangélica, es decir unas 100 millones de personas. Aunque no todos los "renacidos" se identifican con la derecha política ni son seguidores de una interpretación literal de la Biblia y de sus profecías, la gran mayoría está convencida de que existe un nexo directo entre la Guerra contra el Terrorismo de Bush y el calendario profético tal como está consignado en las sagradas escrituras, ad portas de hacerse realidad.



No sólo los evangélicos norteamericanos esperan el Apocalipsis, también engruesan las filas de quienes creen en el inminente Juicio Final, miles de judíos ortodoxos, adventistas del Séptimo Día, mormones, menonitas, amish y miembros de una infinidad de sectas cristianas menores: una reciente encuesta de opinión realizada en EEUU por Time/CNN arrojó que el 59 por ciento de los norteamericanos cree que la cadena de eventos catastróficos anticipada en el Libro de la Revelación, el llamado "Apocalipsis" de San Juan, está por suceder de verdad.



Para éstos millones de creyentes norteamericanos, el Medioriente es de primordial importancia política y religiosa, particularmente Israel e Irak, puesto que constituyen el futuro teatro de operaciones de la guerra que muy pronto librará Dios contra Satanás en los días decisivos que se avecinan. El apoyo a Israel en estas circunstancias es vital: la Segunda Venida de Cristo ocurrirá sólo después de que Israel haya reconstruido el Templo de Dios en Jerusalén. La creación del Estado de Israel en 1947 fue un "supersigno" de que la Segunda Venida está próxima, según piensan hoy millones de seguidores de Falwell. Los nuevos evangélicos de Norteamérica aman a Israel porque creen que su existencia es prueba de que las profecías bíblicas son verdad.



La Guerra contra el Terrorismo, es decir, la guerra entre el bien y el mal, liderada por George W. Bush desde la Casa Blanca y por Dios desde el cielo, no sólo es el preámbulo del "fin de los tiempos", sino que es la prueba total y definitiva de que la Biblia y sus profecías tienen razón.



Dios en la Casa Blanca



La influencia de la Nueva Derecha Cristiana o de los Cristianos Sionistas en Washington es grande. No sólo porque el propio George W. Bush es un hermano "renacido", sino porque la clave de su éxito electoral en el 2000, forjado por Karl Rove, su principal asesor de política interna, fue juntar a la ultra derecha cristiana con los grandes petroleros tejanos y los barones del complejo militar industrial. Con la elección de Bush hijo a la Presidencia, decenas de evangélicos fundamentalistas ocuparon puesto claves en la Casa Blanca.



Pero los conservadores cristianos norteamericanos también hacen sentir su voz en el Congreso. Y fuertemente. Personajes como el líder de la mayoría republicana de la Cámara de Representantes, Tom DeLay, y el senador por Oklahoma Jim Inhofe, trabajan mano a mano con líderes evangélicos como Pat Robinson, Ralph Reed, Jerry Falwell y Tim LaHaye. Todos ellos, estrechamente vinculados con la derecha israelí del primer ministro Ariel Sharon y de su ministro de finanzas Benjamín Netanyahu.



Los evangélicos apocalípticos norteamericanos están por el control total de Israel sobre los territorios ocupados y rechazan toda presencia musulmana en Tierra Santa. De ahí las permanentes campañas en EEUU para recolectar fondos entre los conservadores cristianos en pro de la construcción de asentamientos judíos en la Franja de Gaza y en la Ribera Occidental. "No vi territorios ocupados", dijo DeLay al regresar de un viaje a Israel el año pasado. "Lo único que vi fue Israel".



Para asegurarse de que George W. Bush no cometa los "errores de su padre", quien en 1991 castigó a Israel y postergó la entrega de 10 mil millones de dólares en créditos mientras no se detuviera la construcción de nuevos asentamientos judíos en territorios palestinos, la nueva derecha cristiana estadounidense bombardea la Casa Blanca y el Capitolio con mensajes electrónicos y cartas filo israelíes. Los más de dos millones de miembros de la Coalición Cristiana, una de las tantas agrupaciones evangélicas que hace lobby en Washington, se ocupan de llenar y llenar buzones todos los días.

La población evangélica de Norteamérica crece, se politiza y se hace cada día más poderosa. El entero país está viviendo una profunda transformación política y cultural. Si bien años atrás los productos culturales de los círculos evangélicos no pasaban de ser meras expresiones de una subcultura, hoy el mundo conservador evangélico se quiere transformar en la cultura dominante del país.



La industria cultural del Apocalipsis



"El Apocalipsis está al centro de una creciente industria cultural popular evangélica", escribe Melani McAlister en la revista The Nation, "que apunta a ese tercio de los estadounidenses que dice ser evangélico o ‘renacido’. Esta industria incluye un mercado de libros fuertemente en expansión, animado por Warner Books y Bertelsmann, las mega editoriales que compiten por contratar autores evangélicos para sus colecciones de impresos ‘cristianos’. La música contemporánea cristiana es la que más crece en la industria. Filmes conservadores cristianos, videos, radios, conferencias nacionales y eventos comunales han evolucionado hasta transformarse en productos de masa (…) En vez de condenar la cultura popular, como lo hicieron en el pasado, muchos evangélicos están frenéticamente adoptando sus formas para crear un mundo de entretención, un paraíso de consumo para ellos mismos".



La entera industria cultural estadounidense está siendo revolucionada por la irrupción de productos masivos evangélicos. Ejemplo de este fenómeno, el libro "Armagedon: la batalla cósmica de los tiempos", la última novela de la serie Left Behind (Dejados Atrás), concebida por el líder espiritual Tim LaHaye, y escrita por su colaborador, Jerry Jenkins. Los once libros publicados hasta la fecha y que conforman la serie, relatan las aventuras de un grupo de cristianos evangélicos que se enfrenta al surgimiento del Anticristo, a la seguidilla de plagas terribles y juicios de Dios llamados "tribulaciones", a la batalla de Armagedon y, finalmente, a la Segunda Venida de Jesús. El libro, al igual que los últimos cuatro de la serie que lo precedieron, lleva semanas ocupando el primer puesto en las listas de bestsellers de EEUU. "Armagedon" ha vendido más de 40 millones de copias, sin contar los comics y las distintas adaptaciones para niños que hoy invaden el mercado.



En el primer libro de la serie -serán 14 en total- un grupo de morteamericanos, cristianos no practicantes, son dejados atrás en la Tierra -justamente por su falta de fe- cuando Dios se lleva a los verdaderos creyentes al cielo en el evento llamado el "Rapto", según lo estipulado en el calendario de profecías del Libro de la Revelación de San Juan. Al darse cuenta del error, el grupo se convierte al cristianismo evangélico y se prepara para resistir a los terribles eventos del "fin de los tiempos", transformándose en un férreo núcleo de resistencia clandestina, denominado "Fuerzas de la Tribulación".



El grupo de "renacidos" debe, entre otras tareas, vencer al Anticristo, un rumano llamado Nicolae Carpathia, que es nada menos que el secretario general de Naciones Unidas. De ahí el villano pasará a controlar el mundo y le impondrá a la población un gobierno global, una sola moneda y una falsa religión que combina la pomposidad católica con la retórica del New Age. Carpathia, el Anticristo, no tardará en construirse su capital en Nueva Babilonia, ubicada en el actual territorio de Irak.

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