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Irak entre la soberanía provisional y la exclusión

El creciente costo humano y económico de la ocupación obligó a la administración Bush a negociar en el Consejo de Seguridad un cronograma para la elección de autoridades nacionales. Las medidas no solucionan la crisis, insisten en la discriminación de grupos políticos y amenazan con recalentar la resistencia armada.


Los tiempos para que Irak recupere su soberanía se alargan. El nuevo proyecto de resolución que presentarán EEUU y Reino Unido al Consejo de Seguridad de la ONU, elaborado en base a una carta de la autoridad provisional iraquí, promete establecer el control civil sobre las fuerzas armadas, pero un contingente no menor a cien mil efectivos permanecería en la zona al menos hasta fines del 2005.



El viaje del presidente George W. Bush a Irak, más allá de saludar a las tropas, responde a plantear con realismo que las fuerzas de la ocupación estarán por un tiempo más largo del que esperaban las tropas.



Recién el 2005 podrá votarse una nueva Constitución y sólo en diciembre de ese año se llevaría a cabo una elección con sufragio universal. Durante todo el período, y tal vez incluso después de él, la temporalidad de las instancias será una constante.



Adicionalmente, y mientras el consejo provisional propone fechas concretas a la ONU para implementar una transición que ponga fin a la ocupación, otras medidas fijan una estrategia que estimula el descontento y aumenta el caudal de la resistencia. Un ejemplo de ello es que, independiente del número de profesores que conforma el sistema local de enseñanza (no hay estadísticas), 28 mil maestros dados de baja sólo por, supuestamente, ser simpatizantes del partido Baas, evidencian la voluntad de eliminar todo un sector político en un país diezmado.



Un cronograma donde todo es provisional



En una carta al Consejo de Seguridad, el presidente del consejo iraquí, Jalal Talabani promete establecer el control de la autoridad civil sobre las fuerzas armadas del país. La autoridad provisional -que hasta el momento opera bajo decisiones políticas de Washington y posee limitada autonomía- plantea que para el 31 de mayo habría un órgano legislativo para elegir autoridades, mecanismo que pondría fin a la ocupación.



La carta de Talabani y el cronograma -trabajado con funcionarios británicos y estadounidenses- fue solicitada por una resolución del Consejo de la ONU que fue aprobada en octubre pasado.



La medida facilitaría la creación de una fuerza multinacional en Irak y así se pondría fin a la ocupación. Esto en teoría, porque un contingente no menor a cien mil efectivos permanecería en Irak hasta el año 2005, según señalaron fuentes del Pentágono y consignan medios de comunicación estadounidenses y británicos.



Hasta hace un mes, la administración Bush no era proclive a la transición del poder a los iraquíes, pero la constante pérdida de vidas militares y el costo creciente de la ocupación han contribuido a esta nueva postura de Washington. El órgano legislativo que elija la nueva autoridad iraquí en junio, que será, no obstante, todavía provisional, solicitaría que las fuerzas de la ocupación permanezcan en Irak por tiempo indefinido.



Bajo este mecanismo, de aprobarse la nueva resolución, la Constitución no se aprobará hasta marzo de 2005 y una elección con sufragio universal no se llevaría a cabo hasta diciembre del ese año. En definitiva, Irak no recuperaría su soberanía hasta el comienzos de 2006.



Así, se cumpliría el cronograma anunciado a la prensa en abril del 2003 por el general en jefe de las fuerzas armadas británicas, Michael Jackson, quien declaró, al despuntar la guerra, que "la ocupación se prolongaría por cinco años como mínimo". Es en este marco que la propuesta de Talibani implica que el futuro gobierno iraquí pueda solicitar la permanencia de las tropas de ocupación si la situación así lo determina. Todo ello conforma un proceso político incompleto y excluyente.



Francia, Rusia y Alemania se han pronunciado con tibieza respecto a que este proceso de elección de autoridades iraquíes no debería dejar al margen a otros sectores. Esto, en directa alusión al partido Baas, que hasta el momento constituye el principal escollo para que el gobierno de Bush acelere el proceso político.



Es curioso que un partido que fue entrenado en la lógica antisoviética durante el peak de la Guerra Fría y que operó lealmente a los intereses estadounidenses en la guerra contra Irán en década de los 80, se convierta ahora en el enemigo principal de las fuerzas de la ocupación.



La ocupación endurece su postura



Fue la administración de Paul Bremer la que forzó al Consejo Provisional iraquí a expulsar a 28 mil profesores del sistema educacional, precisamente acusados de pertenecer al partido Baas. Todo indica que, mientras se prepara la nueva resolución con un cronograma político para la transición, la erradicación del baasismo se intensificará.



Antes, en las FFAA, 400 mil efectivos fueron dejados a la deriva, sin reincorporación a ningún servicio o actividad. Lo mismo sucedió con miles de funcionarios del Estado cuyo número exacto no se conoce, pero que algunos organismos que operan discretamente realizando encuestas estiman superior a los 80 mil. Las únicas instituciones que parecen haberse salvado de la purga son aquellas ligadas a la industria petrolera, la energía y algunos servicios de salud. En cuanto al resto, "todo lo que huela a partido Baas vuela", dice una fuente de esas organizaciones.



"No sólo se ha destruido la infraestructura de Irak, sino, lo que es peor, se ha destruido una fuerza de servicio público privilegiada en Oriente Medio. Ella mantenía una tradición administrativa que proviene del imperio otomano y la colonización británica. Los iraquíes nos sentíamos orgullosos de esta capacidad. Ahora no existe, simplemente porque a la administración Bremer se le confunden los planos. Para ellos, burócrata significa partido Baas o resistencia", agrega la fuente.



Un destacado dirigente musulmán solicito al general John Abozaid -jefe del comando central- un cese de fuego durante un fin de semana de oraciones. La respuesta fue negativa. Dijo que lo que había que suspender eran los atentados terroristas. Al mismo tiempo, miles de prisioneros iraquíes pueblan los recintos militares en condiciones infrahumanas, lo que ha despertado la atención de Amnesty International y de juristas internacionales del Reino Unido, como Lord Styn, figura familiar en Chile por su participación durante el arresto de Augusto Pinochet en Londres.



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