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El arresto de Husein y el riesgo de un boomerang para la ocupación

Cómo fue hallado el ex gobernante es una duda que persiste, pero algo sí está claro para los iraquíes: no fue de la forma en que los estadounidenses lo muestran. Con la acción, los aliados enfrentan problemas de procedimiento graves. Su arresto provoca también conflictos que no habrían existido de haberlo encontrado muerto.


Fiel a un libreto de una mala película de Hollywood, las imágenes de la cueva donde se encontraba Sadam tenían la desprolijidad propia del armado perfecto para las cámaras. El compacto mediático que no pudieron filmar las fuerzas de ocupación con las armas de destrucción masiva -nunca encontradas- podía ahora ser implementado con el arresto del ex gobernante iraquí.



Pero ciertos detalles escapan al libreto y lo ponen en cuestión: una antigua ley sagrada en el Islam recomienda a un guerrero no estacionarse bajo tierra, si no que girar por el desierto como un beduino hasta que el enemigo sea quemado por el sol.



Con el arresto de Sadam Husein, la coalición enfrenta problemas de procedimiento mucho más graves que los que desembocaron en una invasión aún ilegítima. Mas allá del efecto mediático de corta duración -en realidad, los problemas más profundos de resistencia a la ocupación se agravan- su arresto provoca conflictos que no habrían existido de haberlo encontrado muerto.



Los aliados tenían tres opciones para hacer aparecer a Sadam. La primera, que no era controlable por las fuerzas de la ocupación, era dejarlo deambulando por Irak protegido por un puñado de fieles, hasta que se subsumiera en el desierto en su destitución. La segunda, arrestarlo en un enfrentamiento donde Husein tendría la oportunidad de transformarse en héroe de un fatigado nacionalismo árabe. Finalmente, existía la posibilidad de que Sadam fuera encontrado por sorpresa con vida para someterlo a juicio.



Esta última opción era la que menos convenía a los aliados, pues la inexistencia de un sistema legal para enfrentar el juicio no posibilitaba el logro de los dividendos políticos (revertir el desgaste internacional, entre otros) que un acto de ese tipo podría entregar.



Pero, inesperadamente, la resistencia ofreció en bandeja una cuarta opción: un Sadam dócil y poco energético. Incluso drogado, según las fuentes de El Mostrador.cl, y, de acuerdo a esas mismas personas consultadas, dispuesto a hacer el último sacrificio de enfrentar un juicio. Tamaña sofisticación no existía en los cálculos de los asesores del cuerpo armado que dirige la ocupación.



Varias son las versiones que circulan en Irak respecto a cómo fue encontrado Husein. Todas, sin embargo, hablan de un imposible: que haya sido como los estadounidenses lo muestran.



El empresario iraquí Sami Al Sharif señala que Sadam fue encontrado por un dispositivo militar caminando en una ruta hacia Tirkrit, luego que las tropas fueran puestas en aviso por una llamada efectuada a un contingente de inteligencia que operaba en la zona. Dice que en el comando central aliado pensaron en un comienzo que se trataba de otra emboscada o falsa alarma, como la del 3 de diciembre y como tantas otras que empezaron a sucederse mientras recrudecía la resistencia.



"Esta vez picaron y no había tal emboscada. Era la entrega de Sadam por parte de un sector de la resistencia que ya había informado a las fuerzas de la ocupación", remarca el iraquí Saed Awdallah. "De allí -prosigue Saed-, Sadam fue llevado al escondite, donde permaneció por dos días recuperándose del estado de alucinación producto de la drogas. Fue examinado por la brigada médica y puesto en funcionamiento para que apareciera en los medios".



Creerle a Husein y el debate sobre el juicio



El debate inmediato que concentra el arresto de Sadam Husein es cómo juzgarlo. Durante el período que antecedió a la guerra y la ocupación, el debate público se concentró en la legitimidad de la invasión. Muy poco se sabía – como ha quedado demostrado- qué hacer en Irak durante la ocupación, aunque las excusas de una resistencia indomable y subestimada pueden hasta resultar explicatorias.



Ahora, sin embargo, aparece inexcusable que los aliados procedan con el arresto y, de pronto, surja un debate sobre cómo, dónde y con qué soporte, juzgar a Husein. Surgen también las contradicciones: de qué forma puede resultar legítimo lo que declare el derrocado gobernante bajo presión de encarcelamiento y juicio si mientras estuvo en el poder nada de lo que afirmaba parecía creíble.



La fiesta diplomática generada tras el arresto de Sadam Husein en una Europa pragmática y de otras naciones que no desean quedar fuera del botín Irak, confirmaba que los esfuerzos no están para que el país recupere su soberanía. El consejo provisional iraquí tomó el arresto con más cautela y en su declaración oficial, la primera hecha en forma independiente de Paul Bremer -que estaba más preocupado de conversar con la Casa Blanca- llamó la atención de que Husein debía ser juzgado por el Tribunal Supremo creado el 10 de diciembre. De pronto, las fuerzas de la coalición se encontraban con la paradoja de no saber que hacer con el personaje arrestado.



"Fue todo muy sorpresivo y hasta indeseado", señala una fuente desde Amman. "No había un plan de contingencia de dar soporte a su seguridad y al mismo tiempo los aliados están abismados por la afabilidad del arrestado".



Al estar EEUU en abierta violación a los principios de la Convención de Ginebra -que han sido invocados en más de una ocasión, entre ellas, por la ex comisionada para los DDHH, Mary Robinson, y por el propio Sergio Vieira de Mello- no existe un marco jurídico que norme una operación judicial en torno a Sadam Husein y al resto de los miembros del régimen arrestados.



"El tema es de extrema complejidad, porque no hay letra escrita. Pero para los aliados esto no tiene importancia, porque precisamente se trata de inventar leyes y precedentes nuevos con esta ocupación", dice desde Beirut el periodista Melhem Karma.



"La discusión de cómo juzgar a Sadam Husein es un debate inútil y propio de ingenuos", prosigue. "Jurídicamente, Irak es tierra de nadie desde el punto de vista del derecho internacional y el Secretario General de la ONU hace bien en aparecer desvinculado del tema. Él no podría participar de una aberración jurídica aún peor que la propia ocupación".



Por otra parte, la homegeneidad de la prensa occidental, a la que los medios chilenos aparecen perfectamente acoplados, no deja traslucir la cantidad de desprolijidades en el arresto mismo como tampoco el efecto post arresto de Sadam en el escenario de procedimientos.



"El arresto de Husein es peor que haberlo encontrado sin vida. El arresto revela con más claridad aún que la ocupación es un anatema jurídico de proporciones gigantescas. La ilegitimidad de la ocupación y la carencia de un orden establecido durante la ocupación está en flagrante violación con los principios de la Convención de Ginebra. Si EEUU desea involucramiento internacional para el juicio, deberá al menos atenerse a un peritaje legal externo de la ocupación. No tiene otra alternativa", señala el jurista indio Faridi Farid.



La seguridad de Sadam



Quizás es la prioridad más concreta de los EEUU. "Están caminando sobre un sendero de hielo muy delgado", dijo el experto en seguridad Mike Tinny, quien se encuentra en Amman. "Un atentado en contra de Sadam dejaría al Comando Central de la Ocupación en la posición más incómoda después del fin de la guerra, el primero de mayo", comenta. Agrega: "sería como varios atentados juntos, con un impacto de proporciones inesperadas."



Según otras fuentes en la zona, el "arresto suave" de Husein puede terminar perfectamente en forma violenta. La resistencia bien puede tener el control de ese péndulo y no puede ser subestimada al punto que lo hizo el Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, quien dijo que se trataba de "un puñado de adeptos a Sadam y al partido Baas".



Tras observar la serie de contradicciones en los planes de contingencia, el arresto de Husein es sólo un eslabón más en la cadena de errores que ha tenido invasión.



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