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Una tolerante mirada a la homosexualidad adolescente

Esta comedia juvenil presenta una visión desestructurada y cálida a las relaciones gay. Sin embargo, su postura visual conservadora, su esquema narrativo simplista, la casi nula existencia de grados de tensión, interpretaciones sólo regulares y una propuesta estética más bien opaca, hacen de Get Real un filme mediocre y relativamente tedioso.


Dirigida por el realizador británico Simon Shore, e interpretada por Ben Silverstone, Brad Gorton, Charlotte Brittain y Stacy Hart, Get Real trata el tema del reconocimiento social de la condición gay, incluyendo el rechazo, burlas, cuestionamientos morales, dramas familiares, desencuentros entre los protagonistas y la clásica angustia de enfrentar las primeras relaciones sexuales.



El debut cinematográfico de Simon Shore logra adentrarse en el mundo de los adolescentes con un cierto grado de veracidad e intimidad, pero su convencionalismo -propio de un drama hecho para televisión-, además de una forzada resolución con una seudo lección moralista, dejan en el espectador un sensación de apatía, desgano y un aire de sentimentalismo barato.



Basada en la obra de Patrick Wilde, «What’s wrong with angry?», Get Real (que se estrena el 22 de enero en el Cine Arte Alameda) narra la historia de Steven Carter (Ben Silverstone), un muchacho de 16 años que estudia en un instituto inglés. Aparentemente es un chico normal, sin embargo, a su corta edad lo único que tiene claro es que es gay. La única persona que lo sabe es su amiga y vecina Linda (Charlotte Brittain). Poco a poco, Steven se va fijando en uno de los chicos más populares, el atleta John Dixon (Brad Gorton), que en un principio se ríe de Steven, junto al resto de sus amigos.



Para su sorpresa, Steven descubre que John también es gay y que le corresponde. A partir de ahí, vivirán un romance secreto, apartados del resto de los compañeros de clase, y de sus respectivas familias, que no tienen idea de la orientación sexual de sus hijos. El problema es que John se niega a hacer pública la relación, ya que eso dañaría su imagen en el instituto. Esto hará que surjan diferencias entre ellos, y se introduzca un foco de tensión.



Los personajes protagónicos de Get Real trasmiten cierto grado de realidad, ya sea por sus sentimientos de culpa o por los dramas internos que viven. En sus acciones y angustias, Shore opta por seguir un camino realista y personal. Durante gran parte de la proyección, el cineasta nos muestra cómo ambos manejan su situación amorosa, pero sobre todo, como John, el atleta popular del colegio, acepta su homosexualidad.



El gran problema de la película se sustenta en su nulo dinamismo narrativo. La presentación de los personajes es lenta y la historia no atrapa, sino que se enreda y se desarrolla con bastantes baches argumentativos. Lamentablemente, la anécdota supera la forma en que se cuenta el relato, generándose un filme sin gracia (considerando que la cinta se presenta como una comedia adolescente), poco creativo y bastante simple en el tratamiento de los acontecimientos.



Una escena clave para la resolución del filme se da cuando en la ceremonia de final de curso, donde John va a ser galardonado por su destreza deportiva y Steven va a recibir un premio por su ensayo sobre "la generación del milenio", la intriga, los dobles discursos y las apariencias llegan a su fin. Es el momento de enfrentarse a la realidad y Steven se convierte en la conciencia de todos ellos.



Pero lamentablemente Get Real cae en los moralismo baratos y en las falsas tomas de conciencia, intentando, tal vez, dejar una especie de mensaje o reflexión en torno a la aceptación de los homosexuales por parte de la sociedad. Sin embargo, la forma en que se abordan los hechos resultan poco verosímiles y algo cursi, trivializando el tema y abusando de la paciencia de un condescendiente espectador.



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