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Medio Oriente: Bush confía en acuerdo de paz al término de su mandato

Mandatario de EEUU se manifestó convencido de que tendrá éxito donde sus predecesores fallaron y, pese no haberse involucrado personalmente en mediar en el conflicto hasta hace unos meses, prometió una patria a corto plazo para el pueblo palestino.


El presidente de EEUU, George W. Bush, declaró en Ramala estar seguro de que los israelíes y los palestinos firmarán un acuerdo de paz antes de que él salga de la Casa Blanca, dentro de un año.



Bush, el primer presidente de EEUU que visita Ramala, llevó su mensaje a Cisjordania, donde estuvo protegido por un virtual ejército de 4.000 efectivos palestinos, con francotiradores de los servicios de seguridad apostados en los tejados, en una operación coordinada por la Casa Blanca y la Autoridad Nacional Palestina (ANP).



En la Mukata, la sede del Gobierno palestino, Bush se manifestó convencido de que tendrá éxito donde sus predecesores fallaron y, pese no haberse involucrado personalmente en mediar en el conflicto hasta hace unos meses, prometió una patria a corto plazo para el pueblo palestino.



«No sólo es posible, creo que va a ocurrir, que habrá un acuerdo de paz firmado para cuando termine mi mandato», el 20 de enero de 2009, según dijo en una rueda de prensa tras un encuentro de algo más de una hora con el presidente de la ANP, Mahmud Abbas.



«Tengo confianza de que, con la ayuda apropiada, emergerá un estado palestino», afirmó Bush. «El ‘status quo’ no es aceptable», añadió el presidente.



Abbas también dijo tener «gran esperanza» de que durante este año su Gobierno pueda alcanzar un acuerdo «final» de paz con Israel.



Bush habló bajo un retrato de Yaser Arafat, el líder palestino con el que se negó a reunirse y que murió en 2004, tras dos años en los que fuerzas israelíes lo mantuvieron sitiado en la Mukata, que fue prácticamente destruida.



Arafat está enterrado en el mismo complejo, pero Bush no visitó el mausoleo.



El mandatario estadounidense debía haber llegado en helicóptero a Ramala, pero una intensa niebla le obligó a hacer en automóvil el trayecto de unos 40 minutos desde Jerusalén por las lomas de caliza de la tierra más disputada del mundo hasta Ramala.



El convoy, compuesto de 45 vehículos por la rotunda presencia de agentes del servicio secreto, atravesó el muro de seguridad que cerca a los palestinos, pero no paró en los puestos de control israelíes.



Bush dijo entender la «frustración» de los palestinos a causa de esos controles, pero destacó que «la seguridad de un Estado es esencial … y los puestos de control reflejan esa realidad».



Expresó otras opiniones, sin embargo, que complacieron a los palestinos. Dijo, por ejemplo, que su futuro estado debe ser «un territorio contiguo» y añadió: «un queso suizo no va a funcionar».



Mientras Abbas asentía en señal de aprobación.



Además, el presidente de Estados Unidos dijo estar en desacuerdo con medidas tomadas por Israel que han socavado la autoridad de la ANP y a sus fuerzas de seguridad, y dijo que su Gobierno debe «ayudar, no obstaculizar» la modernización de la policía palestina.



La ANP ha protestado por acciones contra militantes llevadas a cabo por los israelíes en Cisjordania, donde sus propias fuerzas intentan mantener el orden.



Abbas, un líder debilitado internamente por la emergencia del grupo islámico Hamás, recibió a Bush con alfombra roja y guardia de honor, y abundó en el carácter «histórico» de la visita.



Mientras las inmediaciones de la Mukata estaban desiertas y ni siquiera se veían rostros en las ventanas, pues la ANP había advertido a los vecinos que no se asomaran, en una plaza céntrica de Ramala, unas doscientas personas se manifestaron entre gritos de «Bush, criminal».



La Policía palestina disolvió la protesta con gases lacrimógenos. Pese a esa protesta, en la Mukata Abbas señalaba que la visita de Bush había dado a su pueblo «una gran esperanza».



Se trata de un pueblo dividido desde que en junio, Hamás, un grupo apoyado por Irán, se hizo con el control de la franja de Gaza. Desde allí lanza casi a diario cohetes artesanales contra las localidades israelíes aledañas.



Cómo volver a la unidad palestina y detener esos ataques -y las consiguientes incursiones israelíes en represalia- es uno de los obstáculos del proceso de paz.



«Gaza representa una situación difícil», reconoció Bush. «No sé si se puede resolver en un año», añadió.



EFE

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