Publicidad

Argentina defiende designación de divorciado como embajador en Vaticano

Alberto Iribarne, que desde diciembre pasado espera el visto bueno de la Santa Sede para asumir la embajada argentina, «es una persona ejemplar», aseguró el gobierno trasandino.


El Gobierno argentino salió este martes a defender la designación de Alberto Iribarne como embajador ante el Vaticano, que según fuentes diplomáticas se retrasa en concederle el plácet por su condición de divorciado.



Iribarne, que desde diciembre pasado espera el visto bueno de la Santa Sede para asumir la embajada argentina, «es una persona ejemplar», aseguró el ministro argentino de Justicia, Aníbal Fernández.



«No conozco a nadie que circunstancialmente no haya tenido suerte en su matrimonio que tenga que ser condenado por esa razón», subrayó a la emisora Radio 10 de Buenos Aires.



Fuentes diplomáticas citadas hoy por la prensa local sostienen que el Vaticano no ve con buenos ojos que Iribarne esté divorciado, por lo que se demora en aceptar su designación, por la que reemplazará a Carlos Custer, un dirigente sindical vinculado a la Iglesia, quien pidió ser relevado por razones de salud.



El canciller argentino, Jorge Taiana, redactó un informe con los nombres de diplomáticos de otros países ante la Santa Sede que están separados o han optado por el divorcio en algún momento de su vida, con el fin de demostrar que la designación de Iribarne no supone una excepción, apuntaron las mencionadas fuentes.



De acuerdo a esas fuentes, los actuales embajadores de Cuba México y Suiza ante el Vaticano son divorciados.



Las relaciones de Argentina con el Vaticano pasaron por un momento difícil en 2006, cuando el por entonces obispo castrense, Antonio Baseotto, criticó con dureza al ministro de Salud, Ginés González García, quien llevaba adelante un plan de reparto de condones y se declaró a favor del aborto.



El gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007) consideró cesado a Baseotto y se negó a que se designara un reemplazo hasta que en mayo pasado el papa Benedicto XVI aceptó la renuncia del obispo castrense por haber llegado a los 75 años, la edad de jubilarse.



EFE

Publicidad

Tendencias