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La economía japonesa se adentra en aguas turbulentas

La crisis global llega a Japón descafeinada, si se compara con los estragos que está provocando en economías como la estadounidense, pero no deja de tener efectos dolorosos para una economía que hace pocos meses parecía que comenzaba a despegar, empujada por las copiosas ganancias de las grandes corporaciones exportadoras.


La economía nipona se adentra en aguas turbulentas después de que hoy el Banco de Japón (BOJ) rebajase seis décimas la previsión de crecimiento para 2008, hasta el 1,5 por ciento, en línea de la desaceleración económica mundial.



La crisis global llega a Japón descafeinada, si se compara con los estragos que está provocando en economías como la estadounidense, pero no deja de tener efectos dolorosos para una economía que hace pocos meses parecía que comenzaba a despegar, empujada por las copiosas ganancias de las grandes corporaciones exportadoras.



Si en diciembre la economía japonesa encadenaba dos trimestres consecutivos de expansión sumados a un crecimiento del 3,7 por ciento en los tres últimos meses de 2007, el BOJ rebajaba hoy del 2,1 por ciento al 1,5 por ciento la previsión de crecimiento para el año fiscal 2008, que acaba en marzo próximo.



A los males clásicos de la economía del sol naciente, como un consumo anémico, se han sumado recientemente los precios estratosféricos del petróleo y un fortalecimiento del yen que ha hecho daño en el sector exportador.



A la caída en la previsión de crecimiento económico se suma el cálculo del banco central de que este año la inflación se elevará un 1,1 por ciento, muy por encima del 0,4 que pronosticó en octubre.



El problema no está en el dato en sí, sino en las causas del incremento de precios.



Los precios suben en Japón porque cada día el barril de crudo está más caro, así como otras materias primas necesarias para el potente sector industrial nipón, pero no por el aumento del consumo, el principal motor de la economía.



En la primera reunión del BOJ con Masaaki Shirakawa como gobernador el banco central nipón decidió hoy mantener los tipos de interés en el 0,5 por ciento.



Shirakawa, que hoy definió la incertidumbre económica que arrincona a Japón como «extremadamente alta», y el resto de los miembros del comité decisorio del BOJ han entendido que en el actual contexto económico no hay razones para alterar los tipos de interés.



Argumentan su decisión de mantener los tipos en su nivel en que en Japón el dinero está mucho más barato que en el resto de las grandes áreas monetarias, como en EEUU o la zona euro.



El precio del dinero, es decir endeudarse, sigue siendo muy barato para los japoneses, pero el Gobierno publicó hoy que en marzo el gasto de los hogares cayó un 1,6 por ciento respecto al año anterior.



Los japoneses ya no se rascan el bolsillo como antaño y a la segunda mayor economía del mundo, al parecer cada vez más vulnerable a los vaivenes que sufre la economía global en los últimos tiempos, comienza a sentirse afectada por la crisis del sistema bancario internacional.



Sin embargo, los cambios experimentados por la estructura económica japonesa en los últimos años la han vacunado en cierto modo para una crisis que en otros tiempos la hubiera azotado más seriamente.



En épocas recientes las empresas japonesas, entre ellas el potentísimo sector del automóvil, han diversificado sus mercados y hoy en día son mucho menos dependientes del apetito de la economía de EEUU, que languidece mes a mes.



Multinacionales como Matsushita, Toyota o Honda venden cada día más en mercados emergentes como el chino y son más flexibles para capear temporales como el debilitamiento de yen con fábricas en todo el mundo.



Quizá por razones como éstas sus resultados del primer trimestre del año no se han visto especialmente diezmados.



Una serie de datos económicos divulgados hoy por el Gobierno japonés dan muestra de una cierta desaceleración económica.



Pero, aunque la producción industrial cayó en marzo un 3,1 por ciento, el mayor bajón desde enero de 2003, ese dato negativo se ve compensado en cierta medida por la fortaleza del empleo en Japón.



En el año fiscal 2007, acabado el pasado mes de marzo, la tasa de desempleo se situó en el 3,8 por ciento, tres décimas menos que el año anterior y su nivel mínimo en diez años.



EFE

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