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Insulza y su «win-win» en Honduras

Gabriel Angulo Cáceres
Por : Gabriel Angulo Cáceres Periodista El Mostrador
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Los acontecimientos han puesto al Secretario General en la no envidiable situación de suscitar críticas haga lo que haga. Es decir, en lo que el paradigma norteamericano del éxito llama un «lose-lose situation», o sea una situación de pierde-pierde, contraria al ideal del «win-win».


Con la Carta Democrática Interamericana aprobada el 11 de septiembre del 2001, la OEA añadió fuerza a su débil imagen en la región y afirmó sus credenciales democráticas, estableciendo su rechazo absoluto a cualquier intento golpista de derrocar a un gobierno legítimamente elegido.

El golpe de Estado en Honduras le ha procurado a José Miguel Insulza, el Secretario General de la OEA, y a los Jefes de Estado de la región la oportunidad de probar que estos buenos propósitos son «de verdad», al adoptar la Asamblea la resolución condenatoria de la acción militar en Honduras.

 Al mismo tiempo, los acontecimientos han puesto al Secretario General en la no envidiable situación de suscitar críticas haga lo que haga. Es decir, en lo que el paradigma norteamericano del éxito llama un «lose-lose situation», o sea una situación de pierde-pierde, contraria al ideal del «win-win».

 Insulza activó el mecanismo de la OEA, la Asamblea condenó unánimemente la acción militar en Honduras y el SG viajó a Tegucigalpa a transmitir el mensaje personalmente, actuando bajo mandato y con la urgencia requerida. Sin embargo, hubo prensa en este país y de la región que consideró su viaje un fracaso. ¿Por qué? ¿Porque no logró con su sola presencia que las autoridades de hecho y las fuerzas militares se fueran mansamente a sus casas o a sus cuarteles? ¡Francamente ridículo!

Por el contrario, Insulza tuvo la habilidad de conseguir viajar a Honduras sólo acompañado por el Presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas (y evitar así el papelón que habría supuesto intentar entrar con el depuesto Zelaya a quien horas más tarde se le impediría hasta el aterrizaje) para transmitir el indispensable mensaje, conociendo de antemano cual sería la reacción de las autoridades temporales hondureñas.

Luego, la prensa nacional anuncia que Oscar Arias desplaza a Insulza como mediador, con lo que pretende decir de alguna manera que Insulza ha perdido. Como si ésta fuera una pelea entre demócratas y no una del mundo democrático contra los golpistas.

No cabe duda que José Miguel Insulza ha sido y será un factor clave para el papel mediador de Arias, probablemente elegido para ese rol en la región dadas sus credenciales como Jefe de Estado, como Premio Nobel de la Paz y por su profunda vocación centroamericanista.

Y es que de eso se trata la diplomacia multilateral. Existe una confusión en los  que creen y proclaman que el Secretario General de un organismo multilateral compuesto por todos los gobiernos del hemisferio opera con una agenda propia  y ejercita un rol autónomo para decidir por si y ante si la conducta de los países miembros. Los mandantes son los gobiernos y al SG le cabe proveerles la mejor de las informaciones, su propio y sesudo análisis y por último su talento negociador y capacidad de diálogo para conseguir los resultados esperados.

Gran parte de esta actividad que es clave, se hace en privado, salvando la dignidad de los actores y el espacio de maniobra para mantener puertas abiertas y dar curso a las decisiones finalmente sustentables en el tiempo y ante el orden jurídico internacional. José Miguel Insulza es un profesional en esta materia.

La Presidenta Bachelet lo ha apoyado y lo ha hecho también el Presidente Obama, quien con su actitud ecuánime y demócrata, que junto con condenar la acción golpista ha resistido toda presión a la intervención (hasta la no sorprendente del propio Zelaya), le ha dado el piso necesario para un «win-win» multilateral a la difícil y necesaria gestión del Secretario General de la OEA.

La prioridad no está en las agendas personales, tampoco se trata de alimentar hogueras políticas internas en los países. De lo que se trata es de entregar señales inequívocas de respeto a los principios de la Carta Fundamental de Naciones Unidas  y de un organismo multilateral como la OEA, con el compromiso de todas las naciones sin excepción. Esto es lo que he llamado en otras ocasiones hacer Política con P grande, esta vez en el ámbito internacional.

 

*Marta Maurás es miembro del Consejo de Política Exterior de la Cancillería de Chile y ex directora en el Gabinete Ejecutivo de Kofi Annan.

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