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Egipto: las estrategias de Mubarak para mantener el poder

La dimisión en bloque de los principales líderes del partido de gobierno es una de las dos estrategias tomadas por el presidente para salvar a su gobierno y neutralizar los crecientes llamados a su inmediata salida del poder. Sin embargo, para otros, este alejamiento representa el despido de unos de los símbolos más odiados de tres décadas en el poder.


Este sábado se anunció la renuncia de los principales líderes del partido de gobierno en Egipto. Entre ellos el propio Gamal, hijo del mandatario Hosni Mubarak.

Según el analista de Asuntos Árabes de la BBC en El Cairo, Magdi Abdelhad, la dimisión en bloque es una de las dos estrategias tomadas por el presidente para salvar a su gobierno y neutralizar los crecientes llamados a su inmediata salida del poder.

Esto representa -ante los ojos de miles de egipcios- el despido de unos de los símbolos más odiados de tres décadas de gobierno.

Al parecer, la segunda estrategia tomada desde la cúpula es la de intensificar los métodos de control en el país.

La policía está de vuelta en las calles rodeando a los manifestantes, mientras que las emisoras estatales aseguran que el movimiento de protesta es un complot extranjero.

«Una fuente cercana al actual diálogo entre el gobierno y la oposición me dijo que aún no ha visto indicios claros de que Mubarak se toma en serio la reforma constitucional y política», aseguró Abdelhadi.

Hermanos Musulmanes

Por su parte el grupo opositor más influyente y mejor organizado en Egipto, los Hermanos Musulmanes, anunció que iniciarán un diálogo con las autoridades para poner fin a la crisis política del país.

Luego de que el país se haya visto sacudido por protestas que duran ahora casi dos semanas solicitando la dimisión del presidente, se cree que los Hermanos Musulmanes quieren ver si las autoridades del país están preparadas para aceptar las demandas realizadas por el pueblo.

Sin embargo, el corresponsal de la BBC desplazado en la zona, Jon Leyne, afirma que la organización, que está todavía prohibida formalmente en el país, está tomando un gran riesgo.

Los Hermanos Musulmanes no se han encontrado en la primera línea de las revueltas populares contra Mubarak y podrían estar simplemente probando el terreno en lo que Leyne define como «conversaciones sobre las conversaciones».

El grupo opositor había mantenido con anterioridad que no se sentaría a negociar hasta que Mubarak abandonase el poder.

«Ya basta»

En tanto, en las calles y en la Plaza Liberación de El Cairo, las concesiones del presidente parecen poco significativas.

De acuerdo a los corresponsales de la BBC, los ahí reunidos exigen la dimisión inmediata del mandatario y no se conformarán con menos.

Al contrario, parecían convencidos de que sus reclamos estaban teniendo efecto. La noche del sábado, cientos de manifestantes se tiraron al suelo, bajo la lluvia, logrando detener el paso del ejército que intentaba replegarlos.

«¿De qué sirve que renuncien los miembros del partido, si él (Mubarak) puede ir y formar otro aún peor? Luego se nombrará presidente otra vez. Hemos estado así 30 años. Hemos tenido hijos, y nos moriremos con él allí. Ya basta», dijo uno de los manifestantes.

Confusión

Por otra parte, la tarde de este sábado el gobierno de Estados Unidos se distanció de las declaraciones del que fuera el enviado de Washington a El Cairo, Frank Wisner, quien manifestó que sería conveniente que Hosni Mubarak permaneciera en el poder por algún tiempo más para supervisar el proceso de transición.

«El liderazgo de Mubarak es crucial. Después de 60 años al servicio de su país, ésta es la oportunidad de que escriba su legado. El presidente debe permanecer en el cargo para guiar los cambios», dijo el diplomático.

Estas declaraciones se produjeron menos de 24 horas después de que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, urgiera a su par egipcio a «escuchar a su pueblo» y «tomar la decisión correcta».

El vocero del gobierno estadounidense, P. J. Crowley, aseguró que las opiniones de Wisner fueron hechas a título personal y que ya no tenía ningun rol oficial tras finalizar su corta misión en Egipto.

La posición verdadera del gobierno estadounidense acerca de los sucesos en Egipto ha quedado bastante confusa, dijo el especialista en asuntos diplomáticos de la BBC Jonathan Marcus.

«Las palabras de Wisner, quien ‘conoce bien a Egipto y al presidente Mubarak’ resultan una ‘revelación fascinante'», aseguró Marcus.

Rostro amable

También los principales líderes oficialistas egipcios insisten en la necesidad de que Mubarak supervise las reformas constitucionales y permanezca en el poder hasta septiembre, cuando se celebrarán los próximos comicios.

Como concesión temporal ante los reclamos, y para mostrar «un rostro más amable en el gobierno» anunciaron el nombramiento de un liberal como secretario general del Partido Nacional Democrático, dice el corresponsal de la BBC en El Cairo, Jon Leyne.

Sin embargo, la oposición no lo acepta como suficiente. Y a los manifestantes en la Plaza Liberación, que empiezan a preocuparse por la pérdida de sus ingresos, las declaraciones de Wisner debieron resultarles todo menos fascinantes.

«Ellos no se van. Mubarak tampoco. Y los otros en la élite gobernante miran a su alrededor, sin una idea clara sobre cómo salir de la crisis», dice Leyne.

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