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BBC News Mundo

Con la muerte de Bin Laden vuelve el debate sobre la tortura

Republicanos reclaman crédito por la muerte de Bin Laden, la que dicen se habría logrado gracias a información obtenida en interrogatorios «reforzados».


Con la operación en la murió Osama bin Laden el presidente Barack Obama ganó puntos en materia de seguridad nacional, mientras que su predecesor, George W. Bush, trata de quedar reivindicado por las «técnicas reforzadas de interrogatorio» que se usaron al principio de la llamada guerra contra el terrorismo.

Esas técnicas -como ahogamientos simulados, privación de sueño, posiciones incómodas forzadas- fueron calificadas desde el principio como tortura por todos los abogados, menos los que trabajaban para el gobierno de Bush.

Tras varios años de intensa polémica dentro y fuera de EE.UU., finalmente quedaron en desuso en 2004 y fueron expresamente prohibidas por Obama al llegar al poder en 2009.

Ahora, tras un breve período de celebración nacional por la muerte de Bin Laden, muchos ex funcionarios del pasado gobierno republicano reclaman un trozo del éxito de la operación, que se habría logrado gracias a información en aquellos interrogatorios.

Buena mano dura

Todo se centra en el nombre del mensajero cuyo seguimiento habría ayudado a la inteligencia estadounidense a ubicar el lugar donde vivía Bin Laden.

El presidente del Comité de Seguridad Interna de la Cámara de Representantes, el republicano Peter King, aseguró este martes que los ahogamientos simulados dieron resultado cuando se usaron con Khalid Sheik Mohammed, el supuesto cerebro de los atentados del 11 de septiembre, quien está recluido en la prisión de Guantánamo.

«Yo he hablado con personas que están muy cerca de la situación que dicen que la información inicial vino de Khalid Sheik Mohammed después de que fue sometido a ahogamientos simulados directamente vinculando al mensajero», afirmó King.

KSM, como se le conoce en medios de la inteligencia estadounidense, fue sometido al ahogamiento 183 veces antes del 2005, según ha reconocido el propio gobierno.

Junto a King, figuras importantes de la era Bush, como el ex vicepresidente Dick Cheney, la ex secretaria de Estado, Condoleezza Rice, y el ex sub secretario de Defensa, Paul Wolfowitz, reivindican la mano dura que uso su gobierno con los sospechosos de Guantánamo.

«Esto no habría sido posible si hubiéramos liberado terroristas a la loca en vez de mantenerlos por la información que tenían, alguna de la cual podría frecuentemente no parecer importante, como el seudónimo de un conductor, hasta que se descubre que es una persona crítica», dijo Wolfowitz.

Ingenuo

Pero el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, negó este martes que nada de la información que se obtuvo en Guantánamo mientras se usaron las técnicas reforzadas de interrogatorios jugo algún papel en la ubicación del líder de al-Qaeda.

«Es simplemente ingenuo sugerir que un trozo de información que puede o no puede haber sido recabada ocho años atrás, de alguna manera tuvo directamente que ver con el éxito de la misión del domingo. Simplemente no es el caso», dijo Carney.

Según documentos a los que dice haber tenido acceso la Radio Pública Nacional, los investigadores estadounidenses estaban particularmente interesados en un supuesto mensajero de Bin Laden de nombre Abu Ahmed al-Kuwaiti.

No se ha informado oficialmente que esa haya sido la persona que condujo finalmente al paradero de Bin Laden.

La agencia de noticias Reuters cita a un ex funcionario de seguridad del gobierno de Bush quien aseguró que Khalid Sheik Mohammed habría hablado del contacto después de que se cambiaron las técnicas de interrogatorios.

Sin pruebas

Algunos defensores de derechos humanos, muy críticos en su momento de los interrogatorios «reforzados», aceptan que, más allá de las afirmaciones de los republicanos, no existe prueba de un vínculo directo entre éstas y la muerte de Bin Laden.

«No hay una prueba irrefutable de una relación directa entre los ahogamientos simulados y el hallazgo de este sospechoso (el mensajero)» dijo Geneve Mantri, experta en terrorismo de Amnistía Internacional en EE.UU.», dijo.

«Esta operación fue un proceso lento y gradual de poner juntos fragmentos de información. Si el gobierno anterior tenía esa información claramente ellos no hicieron nada con ella», agregó Mantri.

Dada la naturaleza discreta del mundo de la inteligencia y la seguridad nacional es previsible que nunca llegue a saberse a ciencia cierta si los reclamos republicanos son válidos.

En todo caso, la reactivación del debate sobre el uso de torturas también evidencia el fracaso de Obama en cumplir con su promesa de cerrar la prisión militar ubicada en Cuba.

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