Publicidad
BBC News Mundo

El futuro de Irak sin la presencia de EE.UU.

Tras nueve años en Irak, las tropas estadounidenses volverán a casa, pero muchos se preguntan si consiguieron el objetivo de estabilizar al país árabe.


Estados Unidos se retirará de Irak antes de final de año sin haber resuelto las dudas sobre la estabilidad en el país árabe, donde los enfrentamientos sectarios y los atentados aún sigue siendo una realidad cotidiana.

Aunque la situación ha mejorado desde los máximos de violencia en 2007 y pese a que hace dos años EE.UU. comenzó a ceder la competencia de seguridad a los soldados iraquíes, surge el temor de si las fuerzas nacionales serían capaces de responder a una nueva escalada de ataques.

Una señal de la incertidumbre que aún vive en el país árabe es que el anuncio de este viernes del presidente Barack Obama coincide con una operación turca en el norte de Irak en la que 10.000 soldados persiguen a los milicianos kurdos del PKK, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán.

Otra preocupación que expresan algunos en EE.UU. es que el máximo beneficiado de la retirada pueda ser Irán, como insisten en señalar los críticos de la decisión presidencial.

Según Washington, el país vecino, de mayoría chiita, intenta aumentar su influencia sobre el gobierno iraquí, del también chiita Nuri al Maliki.

Vencedores

El presidente Barack Obama dijo este viernes en la Casa Blanca que la vuelta a casa de los 40.000 soldados estadounidenses es producto de un acuerdo con el gobierno de Bagdad.

Lo cierto es que los dos países llevan meses discutiendo sobre la conveniencia de que Washington mantuviera a partir del 2012 un contingente militar encargado de mantener el entrenamiento a las tropas iraquíes.

El gobierno de Obama negoció ese pacto a sabiendas de que de alcanzarlo habría incumplido su promesa de retirada total antes de fin de año.

Sin embargo, el primer ministro al Maliki no consiguió apoyo para ese acuerdo y los estadounidenses saldrán del país.

En particular, chocó contra la postura del clérigo chií Moqtada al-Sadr, cuyo partido sostiene al gobierno en el parlamento, y que en mayo congregó en Bagdad a unos 70.000 seguidores al grito de «No a Estados Unidos».

El acuerdo se ha visto frustrado pero según los analistas dos gobernantes aparecen como ganadores ante su público: Obama, que mantiene su promesa electoral, y al Maliki, quien al acabar con la presencia militar estadounidense restablece la soberanía iraquí.

Pero quien sale más reforzado por este acuerdo es Moqtada al Sadr, según Mohamad Bazzi, analista del Consejo de Relaciones Exteriores, un influyente centro de estudios con sede en Washington.

Al Sadr había puesto en juego su carrera política con tal de forzar la retirada estadounidense y estaba dispuesto a lanzar a sus milicias contra las fuerzas iraquíes y estadounidenses si EE.UU. e Irak hubieran llegado a un pacto, según le dijo Bazzi a BBC Mundo.

En su opinión, EE.UU. saldrá de un Irak frágil y amenazado. «Obama ha intentado dibujar la idea de Irak como un caso de éxito en el que florece la democracia y la violencia está bajo control».

«Sin embargo, la realidad es mucho más complicada: los iraquíes no han sido capaces de gobernarse a sí mismos sin caer presa del estancamiento político y la interferencia extranjera».

Regreso

Gracias al entrenamiento que han recibido en los últimos años, las tropas iraquíes están ahora mucho mejor preparadas.

Pero la cuestión radica en si esa formación es suficiente para mantener el orden en el país, señala otro analista, Greg Kiley, que investiga en el Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales, en Washington.

«No hace mucho, en 2006 visité una brigada iraquí con cuatro humvees (vehículos ligeros blindados) averiados y que apenas tenía comida para mantenerse el resto del invierno».

«Solo tres años más tarde la situación de los soldados había cambiado muchísimo», apunta el experto, que trabajó en el Comité de Asuntos Militares del Senado de EE.UU.

No obstante, Kiley se pregunta si Irak está hoy preparado para tareas complejas como el control de sus fronteras o de su espacio aéreo.

«Que yo sepa no han recibido los esperados F-16, así que no sé cómo van a proteger eficazmente su territorio».

Los analistas señalan que en caso de que la violencia repunte, EE.UU. lo tendrá más difícil para que sus tropas vuelvan a Irak, por el costo político de tal decisión.

Pero apuntan que lo más probable es que el Pentágono recurriera en ese caso a su arma predilecta en estos momentos, los aviones no tripulados.

Publicidad

Tendencias