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Con «Timochenko» al frente de las FARC no se avecina un diálogo de paz

Varios analistas coincidieron en que con el también conocido como «Timoleón Jiménez», las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) proseguirán con su guerra de guerrillas, teniendo en cuenta que el nuevo líder «tiene un perfil aún más militar» que su antecesor.


El nombramiento de Rodrigo Londoño Echeverri, alias «Timochenko», como máximo comandante de las FARC en sustitución del fallecido «Alfonso Cano», no garantiza en el corto plazo un diálogo de paz, ya que la guerrilla cuenta aún con 8.000 hombres en armas y mantendrá el pulso con el Gobierno de Colombia.

Los analistas consultados por EFE coincidieron en que con «Timochenko», también conocido con el alias de «Timoleón Jiménez», las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) proseguirán con su guerra de guerrillas, teniendo en cuenta que el nuevo líder «tiene un perfil aún más militar» que su antecesor.

«En el corto plazo no hay cambios, continuarán en la lucha y honrarán la memoria del caído (‘Alfonso Cano’, alias de Guillermo León Sáenz); yo creo que si hay cambios serán a mediano plazo, una vez hayan asimilado la situación», afirmó Alejo Vargas, doctor en Ciencia Política de la Universidad Nacional de Colombia e investigador de este conflicto.

Para Vargas, si bien las FARC han sido muy golpeadas por la fuerza pública, «la muerte de ‘Cano’ es importante más por lo simbólico-político, pero sigue siendo una guerrilla con unos 8.000 miembros».

Además observó que tampoco hay «una iniciativa por el lado del Gobierno», ya que -a su juicio- el presidente Juan Manuel Santos «espera gestos de paz».

Vargas cree que sólo la liberación de la veintena de policías y militares que las FARC mantienen cautivos, algunos desde hace trece años, podría «cambiar el escenario» del conflicto.

En términos similares se expresó el coordinador del Observatorio de Conflicto de la Corporación Nuevo Arco Iris, Ariel Ávila, experto en la confrontación armada colombiana.

Según Ávila, con «Timochenko» las FARC mantendrán una «una línea muy similar, una guerra irregular basada en campos minados, francotiradores, con irregularidad y un plan estratégico», teniendo en cuenta que el nuevo comandante es considerado el jefe de inteligencia y contrainteligencia del grupo guerrillero.

«No va a haber grandes cambios, va a seguir el mismo lineamiento», reafirmó, al manifestar que lo primero es tener claro en qué condiciones se daría un diálogo de paz.

Y es que, a juicio de Ávila, si bien el Gobierno ha hablado de paz, «todavía no lo están pensando», y la razón está en la «presión militar» sobre la guerrilla.

«El diálogo por ahora es difícil, la muerte de ‘Cano’ no asegura un proceso de paz, las FARC no van a negociar sentados en el cadáver de ‘Cano’, van a esperar», insistió.

Este investigador de Nuevo Arco Iris, organización que realiza exhaustivos análisis sobre el conflicto colombiano, reconoció asimismo que la muerte de «Cano» en una operación de las Fuerzas Militares es «un duro golpe», pero eso no va a llevar a modificar «la planeación estratégica de las FARC».

Ávila expuso también el hecho de que el Ejército «ha matado a los principales comandantes en un año» y el Gobierno «puede pensar por qué negociar si está ganando la guerra».

Adicionalmente el Gobierno, según el experto, tiene otro dilema: el posible rechazo a una negociación por parte de una «sociedad colombiana derechizada» tras el fracaso del diálogo de paz que se llevó a cabo durante el Gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002), apuntó Ávila.

Por todo esto, ambos analistas creen que, más allá de hacer conjeturas sobre el papel de «Timochenko», habrá que esperar a ver gestos tanto de las FARC como del propio Gobierno, aún en una coyuntura de desgaste, pero no de terminación, de la guerrilla.

En los últimos tres años, el Secretariado Mayor de las FARC ha perdido a cinco miembros clave, entre ellos a su fundador, Pedro Antonio Marín, alias «Manuel Marulanda Vélez» o «Tirofijo», muerto en 2008 a causa de una dolencia cardiaca.

En marzo de aquel año, un bombardeo del Ejército colombiano en Ecuador acabó con la vida del entonces número dos, Luis Edgar Devia (alias «Raúl Reyes»), y días después se conoció el asesinato de Manuel Jesús Muñoz (alias «Iván Ríos»), traicionado por su jefe de seguridad.

En septiembre de 2010, en otro bombardeo murió el entonces jefe militar, el sanguinario Víctor Julio Suárez Rojas (alias «Mono Jojoy»), y el pasado 4 de noviembre el Ejército mató «Cano», sucesor de «Tirofijo».

El presidente Santos ha reiterado en las dos últimas semanas que la muerte de «Cano» ha sido el mayor golpe a las FARC en sus casi 50 años de historia y ha anunciado que sólo si la guerrilla se desmoviliza y libera a los secuestrados abrirá un diálogo de paz.

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