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Gobierno minimiza protestas y oposición saluda lo que es un golpe de aviso a Fernández

Miles de personas tomaron anoche las calles de Buenos Aires y de las principales ciudades del país, cacerola en mano, para protestar contra las políticas de la Presidenta, que estrenó el pasado diciembre su segundo mandato. La convocatoria, realizada a través de las redes sociales, coincide con la controversia provocada por la posibilidad de una reforma constitucional que abriría la puerta a una nueva reelección de la mandataria.


El Gobierno argentino restó hoy importancia a las masivas protestas del jueves, mientras sectores oficialistas se inclinaron por «tomar nota» y la oposición saludó lo que considera un golpe de aviso a la presidenta, Cristina Fernández, a un año de las elecciones legislativas de 2013.

Mientras Gobierno y oposición polemizan sobre las protestas, Fernández optó hoy por el silencio y, según el programa oficial de actividades, sesionará en privado con el gabinete de ministros, en la residencia presidencial de Olivos.

Miles de personas tomaron anoche las calles de Buenos Aires y de las principales ciudades del país, cacerola en mano, para protestar contra las políticas de Fernández, quien estrenó el pasado diciembre su segundo mandato.

La convocatoria, realizada a través de las redes sociales, coincide con la controversia provocada por la posibilidad de una reforma constitucional que abriría la puerta a una nueva reelección de Fernández.

Además, se produce en medio de las críticas de la oposición por las restricciones cambiarias impuestas por el Gobierno en un intento por «desdolarizar» la economía que incluyen, entre otras medidas, limitaciones al cambio en dólares para viajes al exterior.

El jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, salió hoy al paso de los comentarios de líderes opositores para aseverar que al Gobierno «no le preocupan» las movilizaciones porque estuvieron protagonizadas por «sectores minoritarios que se han opuesto históricamente a las políticas de inclusión».

«Los argentinos nos han votado, crecemos en un mundo que se derrumba», agregó el funcionario que, en declaraciones a medios locales, expresó que no se entiende el motivo de la protesta y acusó a los manifestantes de estar «más preocupados por lo que pasa en Miami» que por lo que ocurre en Argentina.

Los comentarios del jefe de Gabinete contrastan con los de su antecesor en el cargo, el senador Aníbal Fernández, quien admitió que la movilización fue «importante».

«El Gobierno toma nota de cada una de las manifestaciones», apuntó el senador, que consideró «legítimo» que la ciudadanía se exprese en la calle.

Mientras, el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, que coquetea con la idea de aspirar a la Presidencia en 2015, opinó que «no hay que subestimar a nadie» y que las protestas deben ser analizadas por los políticos «con mucho respeto y humildad».

«Hay que interpretar las nuevas demandas que se puedan ir incorporando, particularmente de la clase media, y responder con trabajo. La gente está muy sensibilizada con determinadas cuestiones que hay que atender con humildad por parte de quienes tenemos responsabilidad institucional», dijo a medios locales.

También el titular de la Biblioteca Nacional, Horacio González, uno de los intelectuales que lidera el grupo oficialista Carta Abierta, apuntó que el Gobierno «debe tomar nota de esta importante movilización».

La debilitada oposición argentina aprovechó la protesta para cargar contra el Ejecutivo y tratar de capitalizar el descontento popular.

«Espero que la presidenta tome el mensaje, que lo haya leído y que no volvamos con que ‘vamos a profundizar el modelo, que vamos por todo», declaró el jefe de Gobierno de Buenos Aires, el conservador Mauricio Macri.

«No estamos en contra de nadie», añadió el alcalde porteño, quien en declaraciones a Radio 10 insistió en que «la gente está pidiendo ser escuchada, no que la reten y la manden a su casa».

En la misma línea se pronunció el peronista disidente Francisco de Narváez, para quien «lo de anoche fue contundente, espero que la Presidenta recapacite».

El dirigente socialista Hermes Binner resaltó que «la gente se expresó, diciendo una vez más que se vayan todos», en alusión a la frase que se popularizó en las protestas que se registraron cuando estalló la crisis económica de 2001.

Según una reciente encuesta de la consultora privada Management & Fit, la imagen positiva de Cristina Fernández cayó en julio pasado al 30 por ciento.

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