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El problema de Irán con el Holocausto El ayatolá Jamenei se ha referido al hecho como un suceso histórico distorsionado

El problema de Irán con el Holocausto

El nuevo gobierno de Hassan Rohani asumió una línea menos dura, pero la posición iraní sobre la matanza generalizada de judíos sigue siendo polémica. Las medidas declaraciones del nuevo gobernante, según sus críticos, demuestra que no le ha cerrado completamente la puerta a quienes en la república islámica sostienen que la cantidad de víctimas de los campos de exterminación ha sido exagerada.


Cuando Mahmud Ahmadineyad era el presidente de Irán, un asunto que continuamente contrariaba y ofendía a muchos en el exterior eran sus declaraciones que cuestionaban la dimensión del Holocausto o simplemente lo ponía en duda.

El nuevo gobierno de Hassan Rohani asumió una línea menos dura, pero la posición iraní sobre el Holocausto sigue siendo polémica.

Fue un tema clave por el que se le preguntó reiteradamente al presidente Rohani durante sus comparecencias ante los medios el mes pasado en Nueva York.

Sus respuestas fueron cuidadosas, pero no complacieron a todo el mundo.

Rohani dijo que se trató de un «crimen censurable y repudiable».

Pero, como puntualizaron muchos de los que escucharon sus entrevistas al margen de la Asamblea General de Naciones Unidas, no declaró que está de acuerdo con el significado generalmente aceptado del Holocausto como la matanza de seis millones de judíos por el régimen nazi.

Eso, indican sus críticos, demuestra que no le ha cerrado completamente la puerta a quienes en la república islámica sostienen que la cantidad de víctimas de los campos de exterminación ha sido exagerada.

«Lo que hicieron los nazis es condenable», expresó Rohani. «Pero la aclaración de los aspectos que ustedes mencionan es tarea de historiadores e investigadores. Yo no soy un erudito de la historia».

Su canciller, Mohammed Javad Zarif, ha sido más abierto.

Como diplomático educado en Estados Unidos que representó varios años a Irán ante la ONU, Zarif ve claramente cuánto perjudicó ese asunto a la reputación internacional de su país.

«Irán nunca negó (el Holocausto)», tuiteó en un intercambio con Christine Pelosi, hija de Nancy Pelosi, líder de la minoría en la Cámara de Representantes de EE.UU. «El hombre que se percibía que lo negaba ya se fue».

Ciertamente se refería a Ahmadineyad, quien, durante su presidencia, sostuvo frecuentemente que el Holocausto era un mito. Pero, ¿significa la partida de Ahmadineyad el fin de la negación del Holocausto en Irán?

El ayatolá Jamenei, líder supremo de Irán, es quien decide la política exterior y se ha referido repetidamente al Holocausto como un suceso histórico distorsionado. Él sigue en el poder.

Fenómeno reciente

Irán e Israel tenían buenas relaciones cuando gobernaba el Shah. La Revolución islámica de 1979 dio paso a un nuevo período de hostilidad antiisraelí, aunque no acompañada de intentos de negar el Holocausto.

De hecho, durante la guerra entre Irán e Irak (1980-1988), Teherán se inspiró en muchas películas occidentales sobre la Segunda Guerra Mundial y la televisión nacional estaba llena de programas que se compadecían de las víctimas de la guerra, incluidos los judíos.

Realmente el primer funcionario iraní en poner en duda el Holocausto fue Jamenei.

En enero de 2002, se refirió a las cámaras de gas en los campos de concentración como una historia sobre la cual la verdad «no estaba clara» y que se usaba como «propaganda sionista» para ganarse la compasión del mundo.

Ahmadineyad siguió esta línea y en 2005, su primer año en el poder, calificó el exterminio nazi de los judíos como «un mito».

«El Holocausto era algo que sólo se leía en los libros de historia en Irán», afirma Mehdi Khalaji, investigador principal en el Instituto de Washington para la Política en el Oriente Cercano.

«Ahmadineyad fue quien trajo este término a la literatura política de Teherán y lo convirtió en uno de los elementos de su política exterior. Durante su mandato, Irán deseaba amenazar a Israel y era la manera más segura».

Meir Javedanfar, experto israelí sobre Irán y Medio Oriente que nació y creció en Teherán, cree que Ahmadineyad hizo de la negación del Holocausto un principio clave de su política exterior por dos razones.

«Primero, deseaba distinguirse de su predecesor, Mohammad Jatamí, quien se convirtió en una figura mundial cuando le propuso a la ONU la idea del diálogo entre las civilizaciones y religiones», dijo a la BBC.

«Segundo, creía que negar el Holocausto sería un golpe existencial para Israel. Pero no se daba cuenta de que negar el Holocausto sería percibido como antisemita en lugar de antiisraelí».

Control del daño

Durante el gobierno de Ahmadineyad, hubo esfuerzos por tratar de mostrar que Irán no era antisemita.

Probablemente el de más alto perfil fue una serie de televisión muy costosa y bien producida, titulada «Zero Degree Turn» (Un giro de cero grados), esencialmente una versión iraní de «La Lista de Schindler».

Se basaba en una historia real sobre un diplomático iraní que salvó a muchos judíos durante la ocupación nazi de París, al darles pasaportes iraníes y permitirles refugiarse en su embajada.

Pero Ahmadineyad mantuvo su retórica, pese a la reacción internacional, pues creía que había encontrado el talón de Aquiles de Israel.

En diciembre de 2006 le ordenó a la cancillería realizar una conferencia de dos días para revisar el Holocausto. La información obtenida por la BBC muestra que a muchos funcionarios les frustró esa orden.

«La negación del Holocausto ha sido común en el mundo árabe durante décadas, pero la ideología de Ahmadineyad estaba arraigada principalmente en académicos revisionistas occidentales», indica Khalaji.

«Por eso a la conferencia contra el Holocausto en Teherán acudieron principalmente occidentales e incluso algunos neonazis y miembros del Ku Klux Klan, más que islamistas».

«Ahmadineyad creía haber ejercido una presión sin precedentes contra Israel», señala Javedanfar. «Pero no se dio cuenta de que sólo logró fortalecer la postura israelí contra el programa nuclear iraní».

«Crimen atroz»

Rohani y su equipo han dejado en claro que quieren dejar atrás los años de la retórica de Ahmadineyad, mientras intentan hallar una solución a la disputa sobre su programa nuclear.

En una entrevista con la cadena ABC a fines de septiembre, el canciller iraní describió el Holocausto como un «crimen atroz» y dijo que las declaraciones del ayatolá habían sido mal traducidas y sacadas de contexto.

«Jamenei llamó al Holocausto un mito, pero es improbable que niegue la aseveración del canciller», afirma, sin embargo, Khalaji.

«Ahmadineyad es ahora el chivo expiatorio. En la tradición de la república islámica, los funcionarios suelen negar declaraciones previas, no explícitamente, sino culpando a los traductores o reporteros. En la diplomacia iraní, mala traducción significa darse por vencido».

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