El comediante guatemalteco se impuso de forma rotunda ante la ex primera dama Sandra Torres, quien reconoció su derrota y felicitó a quien será el nuevo presidente del país centroamericano.
Jimmy Morales, del Frente de Convergencia Nacional, será el nuevo presidente de Guatemala tras vencer claramente -con más de un millón de votos de diferencia- a su rival, la ex primera dama Sandra Torres, de Unidad Nacional de la Esperanza.
«Me esforzaré con todo mi corazón y con todas mis fuerzas para no defraudarles con ese voto que me hizo presidente», indicó Morales en unas declaraciones a la cadena de televisión Guatevisión que fueron sus primeras palabras desde que empezó el escrutinio.
Morales se convierte así en el décimo presidente de la era democrática del país.
Por su parte, Sandra Torres asumió su derrota antes de que finalizara el recuento total de los votos y reconoció el triunfo de Morales.
La candidata de la Unidad Nacional de la Esperanza reconoció la derrota y felicitó a su rival.
«Reconocemos el triunfo de Morales y le deseamos éxitos por el bien de Guatemala», dijo Torres, de 60 años, en una breve comparecencia ante la prensa, en la que estuvo acompañada por una gran parte de su equipo, incluido el candidato a la vicepresidencia, el empresario Mario Leal.
Con un 67,43% de los votos a su favor, Jimmy Morales, licenciado en administración de empresas aunque más conocido por su trabajo de cómico en televisión, consiguió una ventaja sobre Torres que es de las más destacadas de la historia.
Desde la instauración de la democracia en 1985, el candidato más votado en una segunda vuelta electoral ha sido Vinicio Cerezo, de la Democracia Cristiana Guatemala (DCG), que en 1985 alcanzó el 68,37% de los votos.
A difernecia de la primera vuelta, el escrutinio de los votos fue ágil y pronto se supo el resultado.
Morales, de 46 años y sin experiencia en el campo de la política, ya fue la gran revelación en la primera vuelta de estos comicios generales celebrada el pasado 6 de septiembre.
Durante toda la jornada los datos apuntaban a una participación baja, algo que reflejaría el cansancio de la ciudadanía con la clase política del país, pero finalmente la tasa de votación superó el 55%.
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