El choque frontal de poderes entre el Ejecutivo y el Legislativo ha llegado ya a un punto de no retorno.
Siguen las reacciones por la decisión del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela (TSJ), de abrumadora mayoría chavista, de asumir las competencias de la Asamblea Nacional a la que acusa de desacato.
El Presidente de la Asamblea Nacional, dominada ampliamente por la oposición, Julio Borges, ha dicho que «esto es claramente un golpe de estado».
Por su parte, el vicepresidente del organismo, Freddy Guevara, remarcó al mismo medio que «esta no es una sentencia más, es una sentencia que marca un punto de no retorno de la dictadura que requiere de todos nosotros, pueblo, organizaciones de la sociedad civil, partidos y sobre todo los diputados, iniciar un nuevo proceso de movilización y resistencia democrática para enfrentar esta arremetida y recuperar el terreno perdido».
En la misma senda, el parlamentario Miguel Pizarro criticó que el TSJ «sigue dando superpoderes al Gobierno en detrimento de los venezolanos». En su cuenta de Twitter agregó que: «La traducción sin eufemismos es fácil: Dictadura».
Luego de que la oposición -formada por una heterogénea alianza de partidos que van desde la extrema izquierda a la derecha conservadora- ganara de forma arrolladora las últimas elecciones legislativas, el gobierno chavista de Nicolás Maduro ha intentado por todos los medios desconocer sus atribuciones, lo cual ha llevado a un frontal choque de poderes entre el Ejecutivo y el Legislativo venezolanos.
