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Miseria Mediática


Cuando vi la foto del diputado Nelson Avila junto a un grupo de personas «aserruchando» un candado y participando en una toma ilegal de una vivienda sometida a litigio, lo primero que vino a mi memoria fue una confusa imagen en que se veía a dirigentes políticos (del MIR y del PS) saltando la tranca de un fundo con ponchos y carteles de toma.

Esa foto antigua era de la Unidad Popular y puede que no guarde ninguna relación con las situaciones actuales, pero la mente juega con las paradojas y las semejanzas de una manera que nadie puede prever.

También me vino otra imagen a la cabeza: la del diputado Iván Moreira dando un bofetón-empujón a Jorge Shaulsohn en uno de los episodios más bochornosos de la vida parlamentaria post dictadura.

En realidad, cada uno debe tener en su retina una serie de hechos bochornosos protagonizados por parlamentarios, como aquel cuando se instituyó el día de la Unidad Nacional y el senador vitalicio (no desaforado, por aquel entonces) caminó hasta la testera con el documento firmado en la mano y un solícito senador Mario Ríos le acercó una silla. En ese momento, ante la incomodidad de Andrés Zaldívar, un cansino Pinochet se sentó junto al presidente del Senado con una visible mueca de satisfacción.

Pero volvamos a Avila, que decidió conmemorar esta nueva efeméride de la Unidad Nacional rompiendo un candado y con ello, parte de la legalidad que él mismo contribuye a generar desde la Cámara.

Avila, en un gesto de humildad poco frecuente en él, reconoció que éstas acciones están al borde de la legalidad y tranquilizó al país diciendo que no pretende repetir el hecho, aunque con su cuidadoso lenguaje de siempre evitó calificar el acto de «toma» para bautizarlo como «recuperación», igual que hacen los mapuches de las zonas forestales.

¿Qué llevó al diputado Avila a arriesgar una querella y un posible desafuero?

El dice que fue «la situación horriblemente dramática» que vivía la ex propietaria de la casa, desalojada por no pagar sus cuotas. Si fuese así, deberíamos descerrajar todos los candados del mundo, porque como dijo Proudohn, toda propiedad privada es un robo.

No, yo creo más bien que lo que lo impulsó fue la televisión, los focos de las cámaras, la dinámica de la notoriedad, la obsesión de muchos parlamentarios por buscar conflictos sociales que atraigan prensa y sumarse a ellos, a ver si salen en la foto. El mismo objetivo impulsó a Moreira a empujar a un colega, el mismo cálculo estuvo detrás del gesto de Pinochet sentándose en la testera del Senado y la misma actitud está detrás de la mayor parte de los actos de los parlamentarios de hoy.

Y esa es la principal diferencia con esas fotos de hace 30 años, cuando los políticos de izquierda acompañaban a los campesinos a tomarse los fundos. Quizás la ilegalidad es la misma, pero al menos ellos no buscaban tanto las cámaras como los de hoy. La utopía revolucionaria se ha trocado en miseria mediática. Viva el nuevo siglo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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