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Chivas y Verdad Histórica

Tomás Moulian
Por : Tomás Moulian Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales.
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Hasta el momento el tratamiento más inteligente del tema de la verdad histórica ha provenido del diario ironista The Clinic. Como algunos saben y otros ignoran la calificación de ironista es muy enaltecedora y reenvía al filósofo de moda Rorty. Aclaro esto para que no se crea que estoy disminuyendo la publicación que alabo, en un gesto de profunda chilenidad. Pues bien, el referido órgano informó en sus titulares de la primera página, que el submarino ruso traía la verdad histórica y por eso zozobró.

Me parece, lo digo con pena, un resultado previsible, consecuencia de haber acometido una empresa quijotesca, o sea imposible. No hay verdad histórica. Coincido en esto, ya que estamos de citas, con un historiador sensato, entrevistado por Gumucio en algún diario. Lo que llamamos verdad histórica es una interpretación, a la cual le atribuimos el peso poderoso que tiene la llamada verdad en las epistemologías realistas. Sin embargo, no se trata de dejarle paso libre a la chiva. No cualquier discurso es una interpretación. Esta debe tener consistencia interna y externa, o sea esclarecer tanto los presupuestos analíticos de los que se parte, las teorías que se consideran, como los hechos que se toman en cuenta y la explicación de por qué algunos hechos que otros intérpretes han considerado importantes se descartan o se minimizan.

La afirmación de que existen hechos autoevidentes y verdades únicas no solo es atrasada para la epistemología hoy vigente. Ya fue criticada por alguien tan poco sospechoso como Popper, en la década de los 30, en un libro dedicado a refutar al marxismo, entre otras filosofías de la historia, demolida por la corriente histórica con Kuhn a la cabeza. Pero no se necesita leer a esos autores para comprender que un mismo hecho puede ser interpretado por el discurso histórico de maneras distintas.

Lo que hace inverosímiles algunas de las «verdades históricas» que circulan no es que discrepen con otras. Eso es natural, ya que son interpretaciones. El problema es que no tienen consistencia de ningún tipo. Solo me alcanza el espacio para un ejemplo. La «verdad histórica» de Sergio Fernández, abogado de radio Magallanes en el momento del golpe (ironías de la vida), es la importancia del Acuerdo de la Cámara de Diputados. Cualquier constitucionalista sin telarañas en los ojos sabe que el mentado Acuerdo de la Cámara tiene valor político, como expresión de la correlación de fuerzas, pero valor jurídico-constitucional tiene poco o ninguno. Se recurrió a ese expediente porque no se tenía mayoría para hacer lo que era constitucionalmente permitido, la acusación constitucional al Presidente.

Yo les pregunto a Fernández y cía., sin ignorar que estamos en otro cuerpo constitucional pero con puntos semejantes en algunos aspectos, ¿que les parecería un Acuerdo de la Cámara, construido por la Concertación, decretando la «verdad histórica» del pasado?. Les serviría para limpiarse. Dejemos de buscar verdades históricas únicas y menos consensuadas, construyamos interpretaciones serias y evitemos las chivas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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