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Propuesta para combatir el «subdesarrollo digital» en América Latina

Héctor Casanueva
Por : Héctor Casanueva Profesor e Investigador del IELAT, Universidad de Alcalá. Ex embajador de Chile en Ginebra ante la OMC y organismos económicos multilaterales y en Montevideo ante la ALADI y el MERCOSUR.
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El «subdesarrollo digital» es una nueva amenaza para América Latina, que resta competitividad a las empresas, especialmente las PYMEs, y golpea con mayor fuerza a los países menos avanzados de la región.



El crecimiento de la economía digital en el mundo es exponencial, incluso en Latinoamérica. Sin embargo, este dinamismo es muy desigual y asimétrico, ya que si atendemos a la demografía de la red, existen en el mundo unos 350 millones de usuarios de Internet, pero sólo el 3,5% de ellos está en América Latina. En cambio, el 50% está en Estados Unidos, donde el comercio electrónico ha generado en tres años un millón de nuevos empleos.



Las proyecciones indican que hacia el 2003 la región aumentará su participación en la red sólo al 5,3%, claramente insuficiente de mantenerse las actuales circunstancias y si no se realizan las inversiones y transformaciones que son necesarias en la «infraestructura digital» latinoamericana.



Hay que considerar que diariamente se conectan a la red 52.000 personas nuevas, lo que significa por ejemplo la población total de Uruguay cada seis meses. El número de teléfonos fijos es de 14 por cada 100 habitantes, mientras en Estados Unidos y Canadá es de 67 cada 100 habitantes, y mientras acá los celulares están en una proporción de ocho por cada 100, en los dos referidos países la tasa es de 29 por cada 100 personas.



La muestra más palpable de este nuevo subdesarrollo amenazante es que se proyecta que el número de usuarios de internet con acceso a comercio electrónico en Latinoamérica crecerá hacia el 2005 desde los once millones actuales a 66 millones y el número de compradores lo hará desde los 1,4 millones actuales hasta 23 millones, con negocios calculados en unos 8.500 millones de dólares. Sin embargo, actualmente el 74% de las compras las realizan los usuarios latinoamericanos a sitios de fuera de la región.



La forma de mejorar las condiciones de participación de Latinoamérica en la economía digital radica en desregular el sector de las telecomunicaciones -cosa ya hecha en Chile y que explica que el país sea el líder en internet e infraestructura digital en la región- para atraer las inversiones necesarias, para bajar las tarifas e introducir la tarifa plana telefónica para internet.



Y además, crear planes masivos de formación y programas especiales para las PYMEs, introducir en forma masiva la computación en los colegios -con el fin de impedir la propagación del «analfabetismo digital»-, así como disponer de una legislación armonizada entre todos los países de la región que dé seguridad al sistema basado en internet.



Con este fin, Chile ha propuesto a la Aladi (Asociación Latinoamericana de Integración) como el organismo que podría ser el marco institucional que permita iniciar y culminar un proceso de alcance regional de estudio de la situación, armonización de legislaciones y convergencia de políticas de promoción de la economía digital en el continente.



Esto resulta clave si se piensa que en el ALCA, al asociar en un mismo acuerdo a economías tan dispares como las de USA y Canadá con otras como las centroamericanas o las pequeñas economías del sur de América, las asimetrías en el aprovechamiento de las ventajas de la economía digital será muy dispar e inequitativa.



En la medida que se estructure una política coordinada de expansión del comercio electrónico en la región latinoamericana, será posible acceder en condiciones relativamente mejores a los beneficios de la nueva economía.»



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Héctor Casanueva es embajador de Chile ante la Aladi.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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