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El gobierno debe enmendar rumbos


Las dificultades objetivas que enfrenta la economía son evidentes. A una baja demanda interna, producto de una sostenida contracción en el consumo, se suma un precio del cobre que ni el más pesimista de los analistas pudo predecir al momento de aprobarse el presupuesto de este año, persistentes tasas de desocupación que amenazan con elevarse nuevamente a dos dígitos y, por si esto fuera poco, dificultades en las exportaciones a raíz del alza unilateral de aranceles en Argentina y denuncias de dumping contra la uva chilena en Estados Unidos.



En estas circunstancias, el gobierno debería ser el motor inequívoco que impulse la reactivación económica y enfrente las variables que nos están afectando como país, a través de señales claras y potentes en esa dirección.



Pero desgraciadamente ocurre lo contrario. Las señales son confusas y, en medio del temporal, el Ejecutivo mantiene objetivos políticos afines a los sectores socialistas más dogmáticos, aquellos que insisten en cambiar las reglas tributarias y laborales, reformar los sistemas privados de salud y previsión, etc., generando una sobredosis de incertidumbre que contribuye a frenar la inversión y la contratación de mano de obra en los momentos que ésta más se necesita.



Tampoco se escucha al interior de la Concertación a los técnicos que aconsejan privatizar las empresas públicas, como una forma de generar recursos para destinarlos a programas sociales. En subsidio, se anuncian licitaciones por concesiones en las sanitarias del sur, proceso que ha sido denunciado como insatisfactorio por los agentes económicos.



Sobre el particular, vale la pena resaltar el ejemplo de lo ocurrido en la Quinta Región, donde nos correspondió en su momento, desde la presidencia del Senado, favorecer los acuerdos que hicieron posible la privatización de Esval. Esta empresa ha comenzado ahora la construcción de cuatro plantas de tratamiento de las aguas que permitirán el saneamiento del río Aconcagua, con el consiguiente beneficio medioambiental para la salud de la población y la producción agrícola de la zona.



Es imprescindible que el Ejecutivo enmiende rumbos, o no saldremos nunca de la crisis y, por el contrario, ésta se irá profundizando. El país requiere de un Presidente que ejerza su liderazgo en forma clara y precisa, ordenando internamente a la Concertación y privilegiando la toma de decisiones técnicamente correctas, aunque ellas no sean del gusto de los sectores socialistas que hacen primar siempre sus sesgos políticos.



Hemos demostrado que cuando se trata de buscar acuerdos y generar consensos mediante políticas de Estado que impliquen soluciones permanentes, estamos disponibles. Queremos que a Chile le vaya bien y que los chilenos miren el futuro con confianza, pero para eso es necesario cambiar la voluntad política de un gobierno que, hasta ahora, se ha preocupado más de darle el gusto a un sector de sus partidarios que del interés general del país.



* Sergio Romero Pizarro es senador de la República

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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