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Pinochet y la historia


El «documento de trabajo» es tal vez el producto mas emblemático de las ciencias sociales en Chile. Por definición provisorio, es ideal para un modo de producción intelectual de aproximaciones sucesivas, de artículos que se repiten una y otra vez en revistas profesionales y/o como capítulos de libros, y cuya mejor defensa es precisamente que se trata de exploraciones de un mismo tema desde distintas fases de maduración y de reflexión, lo que suena muy bien pero en la práctica muchas veces sirve de excusa para repetirse eternamente.



Muy lejos de nuestro medio está la noción del producto intelectual como algo que debe expresar el máximo rigor y que debe aspirar a encarnar la última palabra sobre un determinado tema, después de lo cual su autor dedica sus energías a un proyecto enteramente distinto.



Es cierto que ese estilo de trabajo en ciencias sociales, propio de los países desarrollados, requiere una infraestructura de apoyo en gran medida ausente en Chile: fondos para la investigación que merezcan el título de tales, sueldos dignos para los profesores universitarios, concursos públicos para la ocupación de cátedras universitarias, revistas profesionales basadas en una rigurosa evaluación de los pares, y un sistema de reseña de libros profesional, que separe el grano de la paja.



En Estados Unidos, una reseña en el American Political Science Review puede determinar si el autor del libro en cuestión recibe o no permanencia en una universidad. En Chile, acompañar reseñas de obras publicadas es considerado de mal gusto.



El resultado neto de todo ello es que los incentivos para la publicación de libros significativos, obras mayores en el área de ciencias sociales, son mínimos, si exite alguno. Pocos están dispuestos a invertir muchos años en producir obras que apenas son reseñadas, que no tienen impacto alguno en la carrera profesional del autor y que en definitiva rara vez son apreciadas en su justa dimensión en el medio para el cual son escritas.



La ciencia política en Chile, una disciplina que cuenta con al menos una quincena de especialistas de reputación internacional, una vigorosa asociación gremial y un aporte significativo al desarrollo de la transición en los últimos quince años, no ha escapado a este síndrome.



Con todo, aún hay esperanzas. La publicación la semana pasada del libro El régimen de Pinochet, de Carlos Huneeus (Editorial Sudamericana) fue un evento intelectual mayor. Se trata tal vez del mejor y más completo de los libros de la disciplina publicados en Chile en la última década: producto de quince años de trabajo, con 670 páginas, mil 800 notas al calce, 40 cuadros y gráficos y una bibliografía de 800 ítems, refleja una investigación y capacidad de análisis de primer orden.



Dos de los presentadores del libro en su lanzamiento en la Sala Domeyko de la Universidad de Chile lo calificaron como «monumental», y ni José Miguel Insulza ni Ricardo Ffrench-Davis usan ese adjetivo en forma ligera.



El texto, comparable al opus clásico sobre el Tercer Reich de Karl Dietrich Bracher The German Dictatorship se constituye inmediatamente en la obra sobre ese período tan traumático de nuestra historia. Sin embargo, no es una obra de historia sino de ciencia política. Muestra sustento teórico y una notable perspectiva comparada -con paralelos a lo ocurrido en la Alemania nazi y en la España de Franco, detalla procesos que se daban en los años ’70 y ’80 en Brasil y Argentina, e incluye una enorme cantidad de datos estadísticos siempre procesados, análisis de documentos y de encuestas de opinión pública. El libro nos entrega un cuadro muy objetivo pero al mismo tiempo devastador sobre el auge y caída del régimen de Pinochet.



Con ocasión del juicio y procesamiento del ex militar, varios de sus partidarios han tratado de restarle importancia a estos procedimientos judiciales, diciendo que el juicio definitivo sobre el capitán general y su gobierno sólo lo dará la historia. Si es así, ya tenemos un primer veredicto en esta extraordinaria obra de Carlos Huneeus, y no es muy distinto al de Juan Guzmán.





* Jorge Heine es director de ciencia política en la Universidad Diego Portales y director del programa internacional de la Fundación Chile 21.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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