Publicidad

Lord Keynes llama a la Concertación a reformarse


En una hermosa mañana de este mes de abril concurrí a una tienda de libros usados. Es uno de mis pasatiempos favoritos cuando la economía familiar me lo permite. Con visible molestia, el dueño del pequeño local me atendió. Su falta de cariño a los libros era escandalosa: todos estaban apilados unos sobre otros, unos contra otros, todos pasivamente puestos a la venta. No pude evitar pensar que aquello era una metáfora de lo que es nuestra sociedad de mercado.



En medio del desorden descubrí una hermosa colección de libros de tapa dura. Se trataba de un esfuerzo editorial realizado en los ’80 para socializar la arcana ciencia y nueva teología: la economía de Von Hayek y otros. Mi visión se concentró en un libro de cuya existencia no tenía noticia. Se trataba de Ensayos de persuasión de John Maynard Keynes. Entre los artículos que contenía me encontré con El fin del Laissez Faire y ¿Soy un liberal?. No pude evitar la tentación de comprar el libro.



Con humildad pedí el precio, preparado para sufrir una expoliación mercantil aquella mañana de otoño. El dueño de la tienda tomó el libro entre sus regordetas manos y lo observó con ojos displicentes. «Son mil 500 pesos», me dijo con ojos suplicantes y abiertos al regateo. No valoraba lo que tenía. No lo dudé. Compré cinco libros más.



Se trataba de una conferencia de Lord Keynes dada en la Escuela de Verano del Partido Liberal, y realizada en Cambrigde en agosto de 1925. Para mi sorpresa, Keynes se planteaba la pregunta de si era necesario militar o no en un partido político. Y, en caso de hacerlo, en cuál. Ante sus atentos auditores les explicaba porqué los partidos políticos estaban tan venido a menos. Y proponía soluciones.



Una jugarreta se me pasó por la mente. ¿Por qué no cambiar los nombres de Partido Conservador, Laborista y Liberal por Alianza por Chile, izquierda extraparlamentaria y Concertación de Partidos por la Democracia? ¿Seguirían sirviendo los consejos de Keynes para rejuvenecer a nuestra gastada coalición de gobierno?



Ä„Ä„ Que juzgue el lector !!

Keynes partía con el argumento de la eficacia. Si quieres que tu libertad vaya acompañada de poder tienes que ingresar a una comunidad que multiplique tus opiniones por cien mil. Así lo expresaba él: «Si uno ha nacido animal político, es de lo más incómodo no pertenecer a ningún partido; uno se siente abandonado, solitario e inútil».



Luego continuaba señalando una hipótesis que podría conmover al 90 por ciento de los chilenos que no militan en ningún partido y que tienen mala opinión de ellos: «Si no puede encontrar un hogar en virtud del principio de atracción, tiene que encontrarlo en virtud del principio de repulsión, y va a los que le desagradan menos, antes que permanecer aislado».



Y luego pasaba a analizar sus tres alternativas: ser conservador, ser laborista o ser liberal. Del Partido Conservador decía que no era divertido y que sólo promovía su propio interés, sin ningún ideal. Del laborismo decía que era un partido de clase que no era la suya y que siempre podía caer en manos de los jacobinos.



Por ello concluía que «según la prueba negativa, me inclino a creer que el Partido Liberal es todavía el mejor instrumento de programa futuro, pero sólo si tuviera un liderazgo fuerte y el programa adecuado».



¿Y qué hacía que el Partido Liberal tuviese ese aspecto lúgubre, como todos los partidos semejantes a él, de la Inglaterra de la entre guerra ? La respuesta era: «Los viejos gritos de batalla se han apagado o no se les oye».



Este es el problema de fondo también de nuestra coalición de gobierno. Algunas de las causas por las que hemos luchado se han conseguido con éxito, y otras se han hecho parte del discurso de todos. También ha sucedido que algunas de nuestras causas siguen estando vigentes como ideal, pero al no poder alcanzarlas se han gastado y hemos perdido credibilidad.



Para sanar esta enfermedad, Keynes lanzaba su proclama en orden a renovar al liberalismo mediante una nueva filosofía y una nueva práctica. Tratar las nuevas cuestiones sociales requiere que nos encontremos nuevamente con la que ha sido nuestra fuerza, creer en la libertad vital y otorgar espacios para la deliberación.



Un partido que discutiera las nuevas cuestiones abierta y sensatamente en sus mítines descubriría un interés nuevo y vivo en el electorado, porque la política estaría tratando una vez más las materias que preocupan vitalmente a la ciudadanía.



Keynes, si lo invitásemos a una escuela de verano -esas que ya no hacemos- nos diría que si la Concertación «quiere recuperar sus fuerzas, debe tener una actitud, una filosofía, una dirección». Y para ello debe lanzarse a pensar y debatir el futuro del país para que surja una nueva sabiduría para una nueva época. Es lo que necesitamos con furia.
_________________






  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias