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Los niños de Afganistán y el fariseísmo

Cuando Bush anunció el inicio de los bombardeos introdujo en su discurso un elemento de propaganda sicológica: el lanzamiento, junto a las bombas, de alimentos para los hambrientos de Afganistán. Ä„Qué muestra más grande de humanismo!


Así como repudiamos los actos terroristas cometidos en Nueva York y Washington, también repudiamos la guerra desatada por Estados Unidos porque implica la respuesta más desquiciada, que pisotea y desconoce la búsqueda de soluciones basadas en el Derecho Internacional y en el papel superior de Naciones Unidas. Esta guerra es un acto de venganza que persigue objetivos económicos, políticos y hegemónicos de Estados Unidos.



Hoy de nuevo se plantea la guerra de la gran potencia contra un país subdesarrollado. Allí, producto de los bombardeos, se está matando o mutilando a niños y mujeres, quizá los más pobres de la tierra. Como efecto, que no inmuta a los gobernantes que han corrido sumisos a alinearse incondicionalmente con Estados Unidos, ya han sido asesinados 400 civiles.



Son decesos que se suman a las muertes por hambre. Se calcula que en Afganistán el 25 por ciento de los niños muere de hambre antes de los cinco años de vida. El 20 por ciento se encuentra desnutrido, y otro 50 por ciento sufre de malnutrición.



Esto viene de antes de esta guerra. De los 25 millones de habitantes de Afganistán, ocho millones dependían de la ayuda externa para sobrevivir. Ahora la situación se torna terrible porque la guerra ha cortado el flujo de la ayuda humanitaria.



La guerra se hace más despreciable por los métodos que los conductores de la misma usan para engañar a la opinión pública. El maestro en esto fue Joseph Goebbels, ministro nazi de propaganda, quien usó técnicas de manipulación sicológica para conformar una opinión adicta a Hitler y a su política de guerra y limpieza étnica.



Cuando Bush anunció el inicio de los bombardeos introdujo en su discurso un elemento de propaganda sicológica: el lanzamiento, junto a las bombas, de alimentos para los hambrientos de Afganistán. Ä„Qué muestra más grande de humanismo!



¿Por qué no se hizo antes? Porque el sistema capitalista neoliberal globalizado se basa en la desigualdad entre las naciones y la desigualdad dentro de cada país, y la existencia de millones de pobres y hambrientos es algo normal.



Que Bush haga el genocidio, lance miles de bombas y misiles junto a algunas despreciables bolsas con equivalentes de las hamburguesas McDonald’s: allá él. Es su moral, su desprecio contra otros pueblos. Pero lo inaceptable de este súbito amor por los niños de Afganistán es su reproducción también en Chile, donde desgraciadamente el Presidente Lagos se alineó incondicionalmente con la cruzada guerrerista de Estados Unidos, sin una pizca de un matiz diferenciador. Ä„Es el colmo de la dependencia y la peor maniobra comunicacional!



Estamos ante la paradoja que por una parte el Gobierno de Lagos apoya los bombardeos que significan la muerte y mutilación de niños afganos, y por otra, a través de algunos ministros inicia una colecta para esos mismos niños.



Por eso hemos expresado nuestra protesta e indignación ante la actitud demagógica y falsa asumida por el Gobierno a través de la Cancillería, que impulsa una campaña en favor de los niños afganos. Eso es un engaño, una actitud farisea y una mentira, porque la realidad es que el Presidente Lagos y la Canciller han respaldado «incondicionalmente» la política de guerra y de terror de los Estados Unidos, y han apoyado la invasión militar norteamericana.



La causa de muerte de los niños afganos y de su absoluta indefensión es la política norteamericana y de quienes la respaldan. Esta responsabilidad no se puede ocultar con una campaña falsa e hipócrita. Terminemos con el engaño. Se trata de puros hechos comunicacionales que utilizan la tragedia horrorosa de la guerra.



Aquí no hay una expresión de humanidad, sólo la búsqueda de justificación por las consecuencias de la guerra iniciada por Estados Unidos, por la amenaza de la soberanía de otros estados, por la violación del Derecho Internacional y del papel de la ONU, por la imposición de la venganza por sobre la justicia, con lo cual el Gobierno de Chile se ha involucrado en forma vergonzosa



Felizmente el mundo está reaccionando. A las masivas protestas que se extienden por el mundo musulmán, en Asia y Africa, se añaden las del continente europeo y las muy significativas expresiones por la paz que se realizan en el propio territorio norteamericano. La humanidad entera se puede ver arrastrada a una Tercera Guerra Mundial, como declara Bush, con uso de armas atómicas que ya no son de posesión exclusiva de las grandes potencias.





* Secretaria general del Partido Comunista de Chile.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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