Publicidad

La economía de EE.UU. y la economía chilena (I Parte)


El impacto de los acontecimientos del 11 en Nueva York y Washington profundizará la recesión mundial y la crisis que estaba en desarrollo en Chile. En lo inmediato, para ambos niveles es posible que los impactos se expresen no sólo en una acentuación cuantitativa, es posible también que se den modificaciones cualitativas en el desarrollo de la recesión mundial.



En el mediano plazo se abren alternativas que van a depender del desarrollo de los acontecimientos políticos y militares. Una alternativa extrema es una ruptura del proceso de globalización de la economía mundial y la organización de ésta en base al desarrollo de bloques regionales.



Es posible también que una vez superada la crisis, la economía de Estados Unidos tenga una fuerte recuperación, por la magnitud de los gastos que se están comprometiendo y porque en el capitalismo todos los problemas pueden transformarse en actividades lucrativas, entre ellas la industria militar y la de seguridad, contrarrestando la industria del turismo y de otros servicios.



La profundización de la nueva crisis cíclica en la economía chilena debe ser entendida como parte de un movimiento recesivo que se inicia antes de la crisis asiática, la que, a su vez, profundiza la crisis en la economía chilena.



Superada la crisis asiática, los problemas centrales de la economía chilena continuaron. Desde finales del año 2000 la economía chilena empezó a transitar hacia una nueva crisis cíclica que designamos como crisis de doble zambullida.



La disminución de los niveles de actividad en los Estados Unidos en los primeros trimestres del 2001 y profundizado a partir de septiembre tendrán serios impactos en la economía chilena. La ruptura entre el PIB y el ingreso nacional en Chile serán más evidentes.



En 1999 el PIB disminuyó en 1,1% en tanto el ingreso nacional disminuyó en 4,1% (ver Informe de Política Monetaria del Banco Central de Septiembre del 2001). Este año el PIB puede crecer entre 2% y 3%, en tanto el ingreso nacional puede arrojar una tasa negativa de crecimiento. La economía chilena a través de la acentuación del movimiento cíclico y de las crisis cíclicas está mostrando un cambio cualitativo que se manifiesta como modelo de crecimiento empobrecedor y al mismo tiempo se expresa como un agotamiento relativo de las bases dinámicas del modelo.



El análisis de los economistas y particularmente de los neoliberales, en otros países y en Chile, desplazará las causas explicativas de la crisis de la lógica interna del funcionamiento del capitalismo hacia un shock externo a la economía. Antes de los acontecimientos de septiembre había amplio consenso en que la economía mundial transitaba firmemente hacia una situación recesiva.







Estados Unidos, después de la crisis de inicios de los años 90, había logrado la expansión cíclica más prolongada desde 1854, acompañada de un gran dinamismo con tasas superiores a 4% en los últimos años. En el segundo trimestre del 2000, el PIB creció en 5,7%. En el tercer trimestre de ese año el PIB crece sólo en 1,3% marcando un cambio profundo e iniciando una clara tendencia recesiva. En el segundo trimestre del 2001, la economía norteamericana tiene un crecimiento de sólo 0,3%. Es decir, las últimas informaciones publicadas previas a los atentados, mostraban que la economía norteamericana había dejado de crecer. Y esta semana se conoció que en el tercer trimestre el Producto cayó 0,4%.



Desde el punto de vista de las inversiones y de las exportaciones e importaciones, así como de la producción industrial, la economía estadounidense ya se encontraba en una situación de crisis. Las inversiones globales de la economía venían disminuyendo desde el tercer trimestre del 2000. En cada uno de los dos primeros trimestres de este año la inversión global en Estados Unidos cayó en un poco más de un 12%. Las exportaciones venían disminuyendo desde el cuarto trimestre del 2000. En el segundo trimestre de este año, las exportaciones de bienes disminuyeron en 17.3%.



Estados Unidos, en los últimos años había sido la locomotora de la economía mundial. Las importaciones de bienes de Estados Unidos crecían a un ritmo superior a tres veces el crecimiento relativamente elevado del PIB. En el año 2000, esta situación fue más acentuada. El PIB creció en 4,1% y las importaciones de bienes crecieron en 13,5%. En el segundo trimestre del 2000, las importaciones de bienes crecieron en un 17,2%. El papel de locomotora permitió que la crisis asiática no se transformara en crisis mundial y al mismo tiempo permitió la reactivación más o menos rápida de la economía de esa y otras regiones.







A partir del cuarto trimestre las importaciones que Estados Unidos hace desde el resto del mundo comenzaron a tener tasas negativas de crecimiento. En el segundo trimestre del 2001, las importaciones disminuyeron en cerca de un 10%.



En la etapa de auge de la economía de Estados Unidos que se expresa en tasas de crecimiento elevadas del PIB, las importaciones que Estados Unidos hace del resto del mundo, crecen en más o menos tres veces el ya elevado crecimiento de su PIB. Cuando se frena el crecimiento del PIB, las importaciones caen abruptamente.



En los últimos años, y hasta el tercer trimestre del 2000, el crecimiento de las importaciones fue la base dinámica de la economía mundial. Posteriormente la brusca caída de las importaciones que Estados Unidos hace del resto del mundo se transforman en un importante determinante de la recesión mundial.



Esto se observa claramente con las grandes magnitudes negativas de las columnas que miden las tasas de comportamiento de las importaciones en el primer y segundo trimestre de este año. Esta situación, que de suyo era grave, se profundizará aún más con los acontecimientos del 11 de septiembre.



Chile enfrenta uno de los peores escenarios posibles. Las exportaciones de la economía chilena a partir de mediados de este año muestran tasas negativas de crecimiento. El total de las exportaciones de este año pueden estar en torno a los 17.000 millones de dólares. De esta manera en los últimos seis años el promedio de las exportaciones en dólares corrientes sería similar al que la economía chilena logró en 1995. Esto está demostrando que las exportaciones como base dinámica de la economía chilena han dejado de serlo desde hace varios años.



Las exportaciones chilenas en términos físicos han aumentado considerablemente y en términos de valor prácticamente no se han modificado. Esto se debe a la sobreproducción de cobre creada desde Chile a partir de mediados de los ’90 y a la agravación de la sobreproducción en un momento por la crisis asiática y ahora por la recesión de la economía norteamericana y de la economía mundial.



Chile, como decíamos, enfrenta uno de los peores escenarios posibles. La caída de precios a partir de 1995 se produce en condiciones de un incremento muy fuerte de la demanda mundial de cobre en todo el período hasta el año 2000. La disminución de los precios en dicho período se explica porque la producción mundial y particularmente de Chile crecía más que la demanda mundial.



Ahora los informes especializados señalan que junto con la sobreproducción se está produciendo una fuerte disminución de la demanda (ver El cobre en la encrucijada mundial).



En nuestro trabajo de noviembre de 1996 que titulamos «La Sobreproducción mundial de cobre creada por Chile: su impacto en la economía nacional», en las estimaciones tomamos dos precios elevados y cuatro precios malos, los precios elevados fueron de 133,2 y 120 centavos de dólar la libra. El promedio anual de los precios en los últimos 45 años era cercano a 140 centavos. Los cuatro precios bajos y malos para Chile fueron los siguientes: 90, 85, 80 y 75 centavos de dólar la libra. En los últimos cuatro años, incluyendo el actual, el precio promedio es menor a 68 centavos (en dólares de 1995).



En los últimos días los precios han caído aún más, acercándose a 60 centavos de dólar la libra. En dólares del ’95 los precios actuales son sólo de 55 centavos. A pesar de la guerra desatada por Estados Unidos los precios siguen bajos y con tendencia a disminuir, debido a que Chile en el período 1995-2000 incrementó la producción mucho más que el crecimiento del consumo de todos los países del mundo en ese mismo período. En este año la sobreproducción creada por Chile se agrava debido a la fuerte disminución de la demanda de cobre por la recesión en Estados Unidos y en la economía mundial.



Si el gobierno chileno sigue desobedeciendo las señales del mercado, los precios del cobre seguirán deprimidos y pueden disminuir aún más. Los stock mundiales de cobre a inicios de este año eran los más elevados en la historia de esta industria, aún comparado con los años en que el cobre se usaba como material estratégico por Estados Unidos y otros países desarrollados. Estimamos que los stock mundiales globales alcanzan a la fecha a 3 millones de toneladas, es decir, equivalen a 2 años de producción de todas las divisiones de Codelco.



Situaciones similares de sobreproducción están sucediendo en otras industrias. Desde hace un tiempo es conocido el comportamiento de la OPEP. Los industriales del salmón en Chile que reconocen que han generado una sobreproducción mundial y drástica caída de precios han planteado recientemente la necesidad de ajustar la producción a las condiciones de la demanda mundial.



Esta semana The Wall Street Journal Americas (El Mercurio 23/10/2001) plantea que «Busch ha mostrado gran atención a la atribulada industria acerera, al lanzar a principios de año una convocatoria a todos los fabricantes de acero del mundo a que limiten voluntariamente su producción para lograr que suban los precios» (…) «En la actualidad se produce un 10% de acero más del que se consume en todo el mundo».



Chile debe adecuar la producción de cobre -la oferta- a las condiciones de la demanda y de los precios como lo señalan los principios básicos de la teoría económica.



_______________

* Orlando Caputo es Economista de la Universidad de Chile y profesor investigador de la Universidad ARCIS.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias