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Parte I: Argentina no es una colonia monetaria y bancaria


Steve Hanke, uno de los mentores de la escuela del consejo monetario (currency board), convenció a numerosos argentinos, entre ellos a Carlos Menem, de la necesidad de «dolarizar» la economía de su país.



En enero de este año, fue el lobby bancario internacional el que presionaba al gobierno de Duhalde de mantenerlo y lo hacía en un tono de amenaza. El banco británico HSBC y los norteamericanos Citybank y Bankboston, que figuran entre los 25 primeros bancos mundiales, amenazaban con retirarse y no hacer frente a sus deudas con los ahorristas. Ellos proponían, entonces, aportar liquidez a cambio de dolarización.



Por otra parte, el gobierno, bajo presión, contemplaba o bien privatizar o bien restringir la actividad de los bancos estatales, que controlan la mitad del sector bancario argentino. La manera como el capital financiero internacional concebía el salvataje de la Argentina equivalía, ni más ni menos, a la transformación de ésta en colonia monetaria y bancaria.



En efecto, históricamente, como lo señalan Hanke & Walters en el artículo currency board, aparecido en el Palgrave (la enciclopedia de los economistas), este régimen monetario fue instituido por Gran Bretaña en sus colonias a partir de la mitad del siglo diecinueve. La moneda emitida localmente estaba a la paridad con la libra esterlina, los billetes tenían cobertura al 100 por ciento en libras esterlinas, los depósitos locales en los bancos británicos, expresados en moneda local, eran convertibles en moneda local, por lo tanto, en libras esterlinas, a razón de uno a uno. En caso de necesidad de liquidez, los bancos apelaban a sus casas matrices en Londres. Estas tenían acceso al Banco de Inglaterra (banco central) quien cumplía el rol de prestamista en última instancia.



El currency board en Argentina es una aberración ya que este país no es una colonia y sus bancos no tienen acceso a los préstamos de la FED. En caso de una corrida bancaria que afectara a los bancos del Estado de Utah, la FED redescontaría las acreencias y les proporcionaría en contrapartida la liquidez, en dólares. Lo que pondría fin a la crisis.



Como fue público y notorio en el mes de diciembre, nada similar ocurrió en Argentina: no solamente los bancos argentinos no tenían acceso a los dólares, sino -además- ellos no tenían tampoco acceso a los pesos. En efecto, a causa del currency board, el Banco Central (BCRA) no pudo entregar a los bancos pesos a cambio de sus créditos. El redescuento estaba excluido, la regla era «un peso creado contra un dólar depositado». El BCRA, no pudiendo acceder a los préstamos de la FED, no podía ser prestador de última instancia. De allí la crisis de liquidez.



La decisión del FMI, en diciembre de 2001, de no otorgar la porción de 1.300 millones de dólares de los 40.000 millones de línea de crédito negociada a fines de 2000, incitó y agravó la corrida sobre los depósitos. Poniendo fin al currency board, la Argentina restablece en su función al Banco Central, como prestamista en última instancia. Es indispensable para afrontar la crisis de liquidez, pero es insuficiente para afrontar la crisis cambiaria.



La proposición de dolarización consistiría, por el contrario, en reinstalar el currency board, definitivamente, volviendo imposible la vuelta atrás. El peso desaparecería y el BCRA, quien no emitiría más moneda, se vería confinado a un rol de recolector de estadísticas monetarias y de supervisión de los bancos comerciales (Hanke & Schuler, 1999). Los partidarios de esta solución ven en ella un medio de evitar toda crisis de cambio. No podría ser de otro modo, si el peso desaparece, no existiría más el cambio peso/dólar.



Sin embargo, olvidan lo esencial. La dificultad para los bancos argentinos de crear liquidez. ¿En la hipótesis de que el conjunto de las deudas (a corto plazo) y los créditos (a mayores plazos) fueran expresados en dólares, la FED se comprometería a asegurar la liquidez de los bancos argentinos?. Conocemos la respuesta. Es, sin duda, negativa. A este respecto la analogía con el euro es absurda. El Crédit Agricole tiene acceso a préstamos en euro del Banco Central Europeo (BCE), pero sus filiales en Argentina no tienen acceso a los préstamos en dólares de la FED.



Por otro lado, si la Argentina debe insertarse en alguna zona monetaria, la experiencia reciente muestra que eso debería acontecer con los países del Mercosur y no con los Estados Unidos. La dolarización de la Argentina, forma extrema del currency board, no tardaría en sumergir a ese país nuevamente en el caos.



Una vez descartados el currency board y la dolarización, constatamos que la Argentina continúa confrontada a una crisis de cambio y a una crisis bancaria. ¿Cómo ayudarla?. En lo que respecta a la crisis de cambio, conviene subrayar una dificultad. Si el gobierno flexibiliza el «corralito» (restricción al retiro de los depósitos), asume el riesgo de ver los pesos devueltos a sus clientes y presentarse en masa sobre el mercado de cambios, lo que se traduciría en un desplome del peso frente al dólar.



Teniendo en cuenta su responsabilidad en la crisis argentina, el FMI haría mejor, en vez de tergiversar, el anunciar y poner en marcha sin tardar un plan de defensa y de apoyo a la nueva paridad del peso.





* Jérome de Boyer: Maitre de Conférences, Universidad de París 9, Dauphine.



* Ricardo Solís: Profesor de la UAM, México
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Vea la II Parte: Realidades opuestas

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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