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Venezuela y un absurdo baile de máscaras


Varió la agenda. Casi del todo, y hasta es posible que nadie la recuerde. Eso le pasó al Grupo de Río reunido en San José, que inauguró sus sesiones mientras a la misma hora caía en manos de un movimiento cívico-militar el teniente coronel Hugo Chávez Frías, hasta ayer presidente de la República Bolivariana de
Venezuela, también abolida por los primeros decretos del nuevo gobierno.



Es como un baile grotesco de máscaras. No il Ballo in Maschera de la ópera italiana, sino algo más absurdo. Los mismos que se reunieron aquí en San José parecen haber negado o no tener en cuenta la debilidad del sistema democrático en el subcontinente.



Errores aparte, y algunos bastante graves, lo cierto es que Chávez fue elegido por una mayoría popular que decidió poner fin al sistema político anterior al existente en Venezuela. Cambiaron el nombre del país, la Constitución, la estructura política, el personal público y todo cuanto oliera a antiguo. ¿Para llegar a esto?



Si lo que ocurrió en Caracas se puede homologar a algo, hay que decir que se demoraron bastante menos que los sandinistas en fracasar. Ojalá no terminen por seguir el mismo camino, es decir, que trasnochados neoliberales de la era Thatcher asuman el control del país y hagan lo que quieran con su economía, derechos sociales y distribución del ingreso.



Otros dirán que «el que a hierro mata, a hierro muere», recordando que Chávez intentó un golpe de Estado que tuvo como uno de sus objetivos incluso la intención de matar a Carlos Andrés Pérez. Así me lo contó personalmente este último ex mandatario, en una conversación que sostuvimos hace pocos meses en República Dominicana.



¿Y en qué queda la famosa «cláusula democrática» de la OEA? A esto me refería cuando hablaba de la reunión del Grupo de Río que se realizó aquí. Si estas asociaciones políticas entre países o entre gobiernos no tienen la posibilidad de llevar a la
práctica lo que sostienen en teoría, ¿para qué existen?



* Ex embajador en Suiza.



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