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Un cambio indispensable y urgente

Hay que buscar consensos en épocas difíciles y generar actuaciones unitarias en la aplicación de medidas destinadas a superar la crisis, evitando los enfrentamientos.


Existe unanimidad de pareceres respecto a que la situación del país es cada día más complicada. Hay muchas causas que originan esta realidad, que se pueden encontrar en factores tanto externos como internos del manejo de la economía.



En el caso de los primeros, debemos entender que la crisis que afecta a los países de esta zona del mundo es de extrema gravedad, y si no fuera por la ayuda del Fondo Monetario Internacional a Uruguay y Brasil se habría transformado en colapso. De la misma manera, los efectos de los engaños contables descubiertos en algunas de las más grandes empresas norteamericanas también salpican al conjunto de la economía mundial, retardando su reactivación.



No obstante, es en el plano interno donde existe la posibilidad de hacer las correcciones que permitan mejorar nuestras expectativas económicas, pero desgraciadamente el gobierno está haciendo todo lo contrario a lo que las circunstancias aconsejan.



Es indispensable generar confianza en los agentes económicos y los inversionistas para que pueda haber más trabajo y superemos la seria situación que afecta al país. Para generar esa confianza necesitamos reglas claras en materias tributarias, pero cada día se incorporan más proyectos para subir impuestos generales o específicos. Con eso se crea en este ámbito una gran incertidumbre que mantiene paralizadas muchas iniciativas de inversión que podrían generar empleos.



Además, y al contrario de lo que han hecho países europeos y a las recomendaciones de expertos de reconocida capacidad mundial, el gobierno se jugó por entero para aprobar una reforma laboral que hizo más rígida la legislación en esta área, lo que también contribuye a la crisis. Se requiere, entonces, flexibilizar la legislación laboral para permitir la contratación de los centenares de miles de trabajadores que hoy están desocupados.



De la misma manera, hay que buscar consensos en épocas difíciles y generar actuaciones unitarias en la aplicación de medidas destinadas a superar la crisis, evitando los enfrentamientos. Es decir, todo lo contrario a lo que ha hecho el gobierno, que no pierde oportunidad de criticar ácidamente a la oposición y al alcalde de Santiago, Joaquín Lavín, buscando obsesivamente la destrucción de su imagen política.



Por este camino no saldremos nunca de la crisis, y los chilenos deberán seguir pagando las consecuencias a través de altas tasas de desempleo y una sensación de inestabilidad que no permite consumir, por mucho que bajen las tasas de interés. Las cifras son reveladoras: la última encuesta del Centro de Estudios Públicos, (CEP) demuestra que el 67 por ciento de la población en Chile es pesimista frente al futuro económico.



Del gobierno depende cambiar esta realidad, y debe actuar rápidamente enmendando sus políticas y buscando aunar voluntades para concretar las iniciativas que todos los expertos señalan que hay que tomar. Como hemos dicho muchas veces, estamos siempre disponibles en la oposición para esta tarea cuando se trata del futuro de Chile. El cambio de actitud en el gobierno, a estas alturas, se ha hecho necesario, indispensable y urgente.



* Senador por la Quinta Circunscipción (Quinta Región-Cordillera)



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