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Educación parvularia: evaluar para mejorar

Con una Reforma Educacional en marcha, sin embargo, todas las evaluaciones son una oportunidad para revisar qué factores permiten mejorar la calidad de la educación pública y cuáles lo impiden.


Los más recientes resultados de calidad y efectividad de la educación chilena no han sido exitosos : la última prueba Simce mostró un retroceso en matemáticas y un estancamiento en lenguaje; la prueba Pisa, realizada por la UNESCO, ubica a nuestro país en los últimos lugares en cuanto a aprendizaje de los niños. Y el informe sobre capital humano, del investigador José Joaquín Brunner apunta a la educación como la principal falencia para el desarrollo del país.



Con una Reforma Educacional en marcha, sin embargo, todas las evaluaciones son una oportunidad para revisar qué factores permiten mejorar la calidad de la educación pública y cuáles lo impiden. Limitarse a afirmar que estos resultados son una muestra del fracaso de la Reforma, es tener una postura cortoplacista. Porque la Reforma Educacional no ha terminado; recién este año se sumó al proceso la educación parvularia, cuyo impacto en los niveles de aprendizaje de los niños en la educación básica está comprobado.



Instituciones educativas -como Fundación INTEGRA, que atiende a más de 66.000 párvulos de escasos recursos- han comprobado, a través de sucesivas evaluaciones, el impacto de dichos programas educativos.



Estas evaluaciones han mostrado una mejoría notable y un mayor impacto de las intervenciones pedagógicas en aquellos niños que asisten y permanecen más tiempo en nuestras aulas. La experiencia nos muestra que es posible lograr un salto en la calidad, incluso con recursos económicos limitados y focalizando la atención en los sectores más vulnerables.



Considerando que diversos estudios han mostrado que los niños que cursan educación parvularia alcanzan un mejor rendimiento en primero básico, Fundación INTEGRA adhiere plenamente a quienes postulan la necesidad de conocer los resultados Simce por niño, si ello considera desagregar la información acerca de qué tipo de educación parvularia recibieron, durante cuánto tiempo, y en qué tipo de institución, privadas o públicas, y en este último caso, distinguir entre Junji, Mineduc y Fundación INTEGRA.



Esta información sería valiosísima a la hora de evaluar la calidad de la educación parvularia, ya que permitiría recoger las experiencias exitosas como también, corregir errores y estrategias educativas.



En una iniciativa pionera, desde hace dos años Fundación INTEGRA está trabajando con la Facultad de Educación de la U. Católica de Chile en el diseño de un nuevo instrumento de evaluación, a cargo de la destacada especialista Erika Himmel. A diferencia de los actuales Tepsi, Denver y EEDP, este instrumento medirá el aprendizaje y no sólo los niveles de desarrollo en los niños, en coherencia con las nuevas bases curriculares.



Así como las bases curriculares constituyen estándares de contenido, también necesitamos estándares de rendimiento. Porque aunque sabemos todo lo que deben aprender los niños para potenciar su desarrollo integral, necesitamos confirmar qué aprenden efectivamente, año tras año.



Este será un instrumento coherente con las Bases Curriculares, que debutará con las primeras generaciones de niños que hayan vivido la Reforma Curricular. Su gran valor es que nos permitirá saber si efectivamente estamos respondiendo a las necesidades específicas de aprendizajes de los niños que provienen de hogares desfavorecidos y vulnerables. Porque ese es nuestro compromiso con la superación de la pobreza: educación de calidad y efectiva.



Por otra parte, el impacto del nuevo currículo que la fundación está instalando en sus más de 850 jardines infantiles, también podrá reflejarse en los próximos resultados del Simce. Por que éste marca énfasis, precisamente, en los aspectos más deficitarios : lenguaje y matemáticas. Aspectos que, por lo demás, son la base de todo el aprendizaje posterior, herramientas transversales para aprender el mundo. Para ello, el nuevo currículo incorpora las relaciones lógicos matemáticas como contenidos centrales desde los tres años, y el lenguaje desde los primeros meses de vida.



El desafío de la educación parvularia es mostrar públicamente que los niños aprenden y que, en la medida que aprenden en esta etapa, pueden disfrutar más y obtener mejores resultados en la educación básica y en toda su vida estudiantil y laboral.





* Directora Ejecutiva, Fundación INTEGRA

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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