Publicidad

Educación Superior, una prioridad no asumida

Para tener un Chile que sea más CHILE para todos, la Educación Superior debe constituir una prioridad nacional, debe tener una poderosa base en las regiones y debe mantener a la Universidad Pública como referente de calidad y mecanismo clave para la integración social y política de las personas.


El Ministro de Educación Sergio Bitar; en el programa de Kike Morandé que vimos la noche del lunes 30 de junio -cuando asistió a clases con el «profesor» Salomón, Marlen Olivarí, Paty Maldonado, el senador Nelson Ávila, el diputado Maximiano Errázuriz, el alcalde Raúl Torrealba y Carlos Caszely, programa que, nos guste o no, lo ve medio Chile y que con el Ministro marcó 53 puntos de rating-, cuando el conductor le preguntaba por los problemas de las universidades, respondió: «Faltan recursos, en todos estos años hemos estado en falta». El Ministro -que es un hombre serio- cuando dice eso lo hace porque es cierto y porque es imposible decir otra cosa.



Por su parte, unos tres meses antes, la exministra de Educación, profesora Mariana Aylwin, en la revista Cosas NÅŸ 690 del 7 de marzo de este año, dijo que: «La educación no ha sido prioridad del gobierno». Como todos sabemos, la profesora Aylwin, también es una mujer seria y no se prestaría para propagar mentiras.



Y hace sólo unos días, en el marco del lanzamiento de la Feria SurEduca 2003; que en la comunidad penquista estamos organizando para la semana del 23 al 26 de octubre de este año, para contribuir a mostrar y trasparentar la oferta sureña en Educación Superior con presencia desde la Región del Libertador Bernardo O’Higgins hasta la Región de Magallanes; invitamos a José Joaquín Brunner -destacado especialista en educación superior, ex ministro del Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle y militante del PPD al igual que el Presidente Lagos y su hombre clave en la materia-, a dictar una conferencia sobre Capital Humano Avanzado y Educación Superior.



El sociólogo, con su acostumbrada alta calidad de expositor, sistematizó fortalezas y debilidades del capital humano y de la Educación Superior en nuestro país.



La fortalezas principales que el exministro concertacionista y actual académico de la privada Universidad Adolfo Ibáñez identificó son: base diversificada, crecimiento dinámico, mejora en la equidad de acceso, buena tasa de participación, amplia oferta de programas de pregrado, amplias oportunidades de estudios en carreras demandadas, tendencia al aumento del número de profesionales que el país necesita, mejora balance en formación de destrezas superiores, comunidad científica productiva e internacionalizada, hay innovación en el sistema y alta inversión en Educación Superior.



Las debilidades principales que Brunner detectó son: insuficiencia de capital humano, déficit de profesionales y técnicos, personal técnico y profesional desbalanceado, baja calidad de la formación superior, una parte del personal de dirección superior carece de destrezas, baja intensidad de personal en ciencia y tecnología, débil participación de investigadores en empresas, baja producción de conocimiento tecnológico, escasa formación de capital humano avanzado y, por último, escasa internacionalización de la formación superior.



Después de un neoliberal brillante análisis, las tres conclusiones finales del exministro fueron las siguientes:



a. De aquí en adelante el desarrollo de Chile será más intenso en conocimiento, tecnologías, capacidad de innovación y destrezas superiores.
b. Por tanto, dependerá más íntimamente de la eficacia de su sistema Educación Superior.
c. Para que éste pueda estar a la altura de ese desafío requiere cambios basados en sus fortalezas y que transforme debilidades en oportunidades.



Si nos detenemos a reflexionar un instante, evidentemente todo esto es de inusitada gravedad.



Observen que la exministra Aylwin dice que no ha habido prioridad para la Educación Superior y el Ministro Bitar nos dice respecto a lo mismo que «Â…en todos estos años hemos (han) estado en falta». Fíjense, además, que el principal inspirador de las políticas de Educación Superior de la concertación, el mismo que coordinó el famoso informe que lleva su nombre, entregado al Presidente Frei Ruiz-Tagle en 1994, nos plantea ahora este insuficiente actual estado de cosas en relación con el capital humano de formación y calificación superior.



Ante ello uno se pregunta con desazón: ¿Quién ha estado haciendo entonces la real política de Educación Superior todos estos años?; nosotros, en la comunidad académica y la gente que lee la prensa y ve la televisión, pensábamos que los equipos de gobierno estaban altamente integrados y afiatados tras la Educación Superior como prioridad por el rol que esta tiene en el desarrollo del país. Así lo declaraban los sucesivos Programas de Gobierno de la Concertación.



Y si el ex ministro Brunner, la ex ministra Aylwin y el Ministro Bitar están en lo correcto; ¿cómo pretendíamos preparar al país para competir en los grandes bloques que configuran la economía mundial?; nosotros como ciudadanos pensábamos que nuestros líderes estaban trabajando coordinadamente para insertarnos en la globalización con alguna posibilidad de participar adecuadamente en lo que nos corresponde.



Por otro lado, su excelencia el Presidente de la República anunció ante el país el 21 de mayo que la expansión del sistema de Educación Superior llegará en torno a los 800 mil alumnos en 7 años más (2010); asunto necesario para fortalecer la base de capital humano que Chile necesita para afrontar la inserción en la competitiva economía globalizada.



Pero si hasta ahora, como dice la profesora Aylwin, no hemos dado la prioridad adecuada; si hasta ahora hemos estado en falta como indica el Ministro Bitar; y si la calidad fina de la formación de nuestros cuadros directivos es inadecuada, si la dosificación entre personal técnico y profesional está desbalanceada, si el esfuerzo en investigación científica es aún menor y si aumentar la base de capital humano calificado, como lo afirmaba Brunner, aumenta en un 1% cada 10 años, entonces ¿cómo no asignarle prioridad?; ¿Cómo fue posible errar en tal magnitud la orientación de la política pública en Educación Superior?



Por cierto, todo esto produce una fuerte inquietud y nos preguntamos si realmente nuestros gobernantes tienen el control o, por el contrario, están allí poniendo su mejor esfuerzo; pero al final de cuentas, tratan de sobrevivir en medio de los contextos que determinan otros y de llevar al país al ritmo que definen otros, lo cual se parece bastante al extraordinario, valiente; pero improvisado esfuerzo que hacen los «surfistas» por mantenerse en la cresta de ola, aunque tarde o temprano terminan atrapados debajo del agua a pesar de sus bien aprendidas y vistosas maniobras.



Entendemos que la Educación Superior es un asunto demasiado estratégico para el país como para dejárselo a un poco trasparente libre mercado, como para confiar su regulación a una legislación obsoleta diseñada el año 1981, como para entregar su orientación a un centralista, centralizado, insuficiente y minusvalorado equipo político/profesional.



A nuestro juicio, necesitamos definir claramente y comunicarlo así al país en su conjunto, a lo menos los siguientes tres ejes rectores de una nueva política pública de Educación Superior que pueda realmente asumir los desafíos estratégicos para avanzar hacia el mayor desarrollo que en Chile todos anhelamos:



1. La Educación Superior tiene prioridad, sobre otros sectores ex traeducación, porque es vital para el desarrollo de Chile a la luz del nuevo contexto mundial.
2. Las instituciones regionales de Educación Superior, en tanto agentes descentralizados de la gestión del conocimiento, de la formación de las personas y del cultivo, extensión y difusión de la cultura, la ciencia y la tecnología; constituyen el basamento sobre el cual fundar la nueva fase de desarrollo del capital humano de alta calificación, en cobertura y calidad.
3. La Universidad Pública, como organismo esencial para la cohesión social, la producción científica y la transformación del conocimiento y la cultura desde bien privado a bien público, constituye un recurso estratégico básico para la incorporación de los nuevos contingentes de personas a la Educación Superior y para asumir los desafíos de producción de conocimiento a la escala necesaria para fortalecer competitividad del país a nivel mundial.



Para tener un Chile que sea más CHILE para todos, la Educación Superior debe constituir una prioridad nacional, debe tener una poderosa base en las regiones y debe mantener a la Universidad Pública como referente de calidad y mecanismo clave para la integración social y política de las personas.



(*) Vicerrector Académico de la Universidad del Bío-Bío. Arquitecto, Magister en Urbanismo, Doctor en Gestión y Valoración Urbana (c).



Vea otras columnas del autor

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias