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Peñalolén

¿a qué se debe la mudez de las autoridades municipales, las que curiosamente no han expresado sus opiniones ante la delicada situación que viven sus mandantes?


Con este nombre se conoce la comuna que se originó en 1981 como consecuencia de la subdivisión de la comuna de Ñuñoa. Hace 500 años atrás en estas tierras precordilleranas vivían los «picunches», pacífico pueblo nativo dedicado a la agricultura y a la alfarería. En mapudungún el vocablo «piñilolén» significaba «reunión de hermanos» y de allí viene la denominación oficial de esta comuna que tiene 5.490 hectáreas. Está localizada en el suroriente de nuestra región, se divide en 4 sectores (La Faena, Lo Hermida, San Luis, Peñalolén Alto) y su población aproximada es de 230.000 habitantes.



Ahora bien, a mediados de 1999 se produjo la toma de un predio de 20 hectáreas, cuyo singular propietario ha tenido un comportamiento incoherente con la gravedad del conflicto social. Unas 1.800 familias ocupan esta propiedad privada, situada exactamente con el límite de la comuna de La Reina y a una cierta distancia más al oriente de la Avenida Tobalaba, enfrentando las calles José Arrieta, Ocho, Consistorial y la proyección al sur de la Avenida Jorge Alessandri en la jurisdicción de Peñalolén.



El Gobierno ha entablado una demanda judicial contra el empresario, dueño del terreno, porque éste habría facilitado la irrupción de los pobladores en su propiedad, la que -por lo demás- carece de una apropiada urbanización. Este avezado comerciante desea que el Estado le compre su predio en un valor de UF 5 el m2. según lo escuchamos hace 2 años en la TV y para avalar su pretensión mostró en cámaras un folleto promocional de un proyecto inmobiliario, al cual estaba dispuesto a renunciar, con tal de solucionar el problema humano de quienes ocupaban su propiedad (¿?). Por las afectaciones parciales que tiene su terreno (zona de restricción por la ubicación del aeródromo Eulogio Sánchez) y por las características del entorno, sabemos que su terreno no vale más de UF 1,3 el m2. El Servicio de Impuestos Internos lo tiene avaluado en UF 0,2 el m2.



En ese mismo año (1999) se aprobó el Plan Seccional de la Comunidad Ecológica de Peñalolén Alto, con lo cual se establecieron las reglas del juego democrático para todos aquellos residentes que vivían en condiciones rústicas, respetando los valores de la naturaleza y la sana convivencia entre iguales. La Memoria Explicativa de tal instrumento regulador aseguraba que «se debía mantener dicho entorno en condiciones ecológicas perdurables a través del tiempo». El territorio normado es de 154 hectáreas -2,8% de la comuna- y en él se pueden construir viviendas unifamiliares de hasta 2 pisos en superficies prediales mínimas de 800 m2 en la zona norte y 1.700 m2 en la zona sur. Se contempla una densidad máxima de 50 hab/ha. lo cual ha sido rigurosamente cumplido por sus comuneros.



Los técnicos que elaboraron ese Plan compatibilizaron las necesidades de vivienda, en el pie de monte, con las características topográficas y aluvionales del sector, haciéndose hincapié en la conservación de la flora nativa y partiendo de la base que es indispensable disminuir la densidad habitacional en los terrenos que se encaraman en la precordillera. La erosión es un asunto muy delicado por sus funestas consecuencias que hemos conocido y por ello no hay que abusar con la impermeabilización de los suelos que acogen naturalmente la vegetación originaria.



La gente que vive en la Comunidad no está alienada como los citadinos, por el contrario, privilegia la vida sencilla, amistosa y austera, no preocupándose mayormente por la ausencia de red de agua potable de empresas sanitarias ni de alcantarillado. Muchos no utilizan luz eléctrica y no desean tener asfaltadas vialidades con llamativos semáforos ni nada que se asemeje a la llamada modernidad. Se conforman con lo elemental en cuanto a obras de infraestructura. Es una forma de convivir que todos debemos respetar y así lo entendieron en su oportunidad el Concejo Municipal de Peñalolén, el Minvu y el Gobierno Regional Metropolitano, quienes aprobaron solemnemente dicho Plan Seccional. Como vemos, estamos ante derechos urbanos adquiridos que aseguran «calidad de vida» a sus vecinos.



Pero como la situación de la toma ilegal no se puede prolongar, ya que no se llegó a un acuerdo con el propietario del terreno, el Gobierno ha anunciado que modificará el uso de suelo del mismo, para transformarlo en un gran parque público (y de paso disminuir su tasación). En paralelo ha dicho que está buscando donde albergar a los pobladores y dejó entrever que una posibilidad es localizar a unas 300 familias en el territorio regulado por el Plan Seccional que hemos aludido, ya que ahí hay 3 terrenos desocupados y que «todo se soluciona aumentando la densidad habitacional» (sic).



Estamos conscientes que el artículo 50ÅŸ de la Ley respectiva permite, en casos especiales de proyectos del Serviu, modificar los Planes Reguladores. El espíritu del legislador ha sido facilitar la localización de viviendas sociales ejecutas por ese servicio de vivienda y urbanización en cualquier lugar de la comuna y ello es de toda lógica. En todo caso no debemos perder de vista que los Planes Seccionales, por ser más reducidos y acotados, son exactos en la fijación de ciertas condiciones y parámetros, más aún cuando el terreno es frágil.



Por otro lado y según informaciones de prensa, los 3 dueños de los sendos sitios eriazos insertos en la Comunidad Ecológica son: uno de un grupo económico que invierte fondos de pensiones, el cual está afectado por zona de remoción en masa, otro de un banco comercial que lo obtuvo de un deudor y en donde se observa una distinta restricción, otro de un privado con buenas conexiones políticas, paño que carece de obstáculos. Los 3 suman 14 hectáreas y sus titulares ya están en conversaciones con la Cámara de la Construcción, tirando líneas para abordar el negocio bajo el programa PET (proyectos especiales para trabajadores), siempre y cuando se amplíe la densidad habitacional vigente. Ellos no están dispuestos a vender bajo las actuales condiciones de mercado.



Somos firmes partidarios de que el Gobierno relocalice a las 1.800 familias que se han visto obligadas a tomarse un terreno que no les pertenece y si es necesario construir sus viviendas -subsidiadas por el Estado- sólo en Peñalolén, como lo han manifestado sus dirigentes, así habría que hacerlo, aunque sería conveniente explorar la posibilidad de emplazar las viviendas de algunos en las comunas colindantes. El Minvu va a encontrar la fórmula correcta para alterar el Plan Regulador Comunal correspondiente, con el acuerdo del Concejo Municipal, en los lugares adecuados para edificar tales casas. Lo que sí está claro es que los pobladores tendrán que disgregarse necesariamente y lo óptimo sería que sus próximas viviendas estén situadas en los sectores que tengan los suelos más aptos y que dispongan del máximo de infraestructura instalada.



Si el Gobierno -haciendo gala de su marcado autoritarismo- toma la decisión equivocada e impulsa la modificación del Plan Seccional que ampara a la Comunidad Ecológica, estaría siendo inconsecuente, una vez más, con su político discurso descentralizador. Y lo peor, es que tal hipotética iniciativa sería sumamente discutible desde el punto de vista del derecho y en esta eventualidad los tribunales de justicia tendrían que resolver.



Independientemente de lo que informe la prensa o de las expectativas que puedan tener distintas personas, creemos que finalmente primará la cordura y se ubicarán a esas 1.800 familias de pobladores en las zonas urbanas compatibles con sus urgentes necesidades. En todo caso quien debe decidir sobre eventuales cambios en el Plan Seccional de Peñalolén Alto es la Comunidad Ecológica que se desenvuelve sustentablemente en ese territorio y esto es así, no sólo por mandato constitucional, sino porque es la manera cómo se hacen las cosas en los países civilizados.



Por último, ¿a qué se debe la mudez de las autoridades municipales, las que curiosamente no han expresado sus opiniones ante la delicada situación que viven sus mandantes?



(*) Director de la Agrupación «Defendamos la Ciudad».



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