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Mejoran las expectativas


En las últimas semanas, la difusión otorgada a la conmemoración del trigésimo aniversario del pronunciamiento militar; y luego los actos de celebración de Fiestas Patrias, han hecho que pasen a un segundo plano otros hechos noticiosos también importantes. Uno de ellos es la situación económica del país, que ha visto cambiar su escenario negativo a uno de mejores expectativas.



En efecto, una serie de factores coincidentes apuntan a crear un nuevo clima de confianza en la economía chilena, la que se puede proyectar a un mayor crecimiento a partir del próximo año. Por una parte, la firma del Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea y Estados Unidos significó una señal positiva para el posible desarrollo de nuevos negocios con las principales economías del mundo y el aprovechamiento de las ventajas comparativas de nuestro país para exportar nuevos productos a esos mercados y, al mismo tiempo, recibir inversiones.



A ello se suma que se experimentó una importante baja del riesgo país, con lo cual se percibe desde el exterior la solidez básica de nuestra economía. Y, a continuación, se vio caer el precio del dólar al nivel más bajo desde junio del año pasado, revirtiendo la tendencia alcista que se había estado dando en los últimos meses.



Por otra parte, aumentó el precio internacional del cobre y bajó el del petróleo, lo que puede significar un alivio para el presupuesto nacional como también para la economía familiar, que había visto aumentar sus costos por los altos valores de los combustibles. Además, en un mundo globalizado, también es importante constatar que las economías de los países ricos comienzan a repuntar, con Estados Unidos mostrando signos de despegue, aunque a un ritmo más lento del deseado, al igual que Japón, y con Europa también en camino de superar la tendencia recesiva de los últimos tiempos.



Todo lo anterior apunta positivamente a una posible reactivación económica, cuyas últimas señales anotan una mayor intención de adquirir bienes durables, como viviendas y automóviles por parte de los consumidores, según una encuesta recientemente conocida.



En los últimos años, uno de los temas más críticos de la economía chilena era la falta de confianza, que llevó a una caída de la demanda, con su secuela de menor producción y aumento de la cesantía. En la medida en que esta confianza se revierta positivamente y los indicadores nacionales e internacionales den señales optimistas para el futuro, cabe suponer que efectivamente nuestro país comenzará el camino de la recuperación económica.



Pero la iniciativa en este mismo sentido será del gobierno, el cual debe mostrar ahora una agenda que efectivamente priorice los temas de mayor necesidad real de la población para abrir el cauce de un crecimiento sostenido que facilite el financiamiento de los programas sociales, la lucha contra la delincuencia, posibilite mejores accesos en salud, el mejoramiento de la educación y la erradicación de la pobreza.



Las expectativas mejoran, pero será responsabilidad del gobierno administrar bien las nuevas circunstancias para que estas expectativas se concreten efectivamente a favor de la ciudadanía y no se transformen, por el contrario, en una esperanza frustrada.



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