Publicidad

Industria pesquera: un desalentador futuro


Chile es el segundo productor y exportador mundial de harina de pescado, siendo superado sólo por Perú, y estando por sobre países como Noruega, Dinamarca e Islandia, pese a que durante el 2002 las cifras de exportación se redujeron a casi la mitad en relación a 1996, cuando superaban los 600 millones de dólares.



Esto refleja que desde el final de los noventa se ha ejercido una fuerte presión sobre los recursos, provocando que muchos hayan llegado a sus límites biológicos. Especialmente grave fue lo que sucedió con el jurel en la VIII región, especie que fue prácticamente arrasada en pocos años.



Según las últimas cifras publicadas por la Subsecretaría de Pesca, las exportaciones en el 2003 alcanzaron un valor de 370 millones de dólares, lo que significaría un aumento del 15% respecto del año 2002. Este aumento en el monto de las exportaciones es producto de un aumento en el número de envíos, que ha compensado plenamente la caída de un 2% que ha experimentado el precio de la harina de pescado.



Esta información puede resultar paradójica si tomamos en cuenta que las capturas pesqueras disminuyeron entre el 2002 y el 2003. Frente a esto se han dado varias explicaciones posibles.



La primera, defendida por el sector industrial, es que el alza en los envíos es consecuencia de que durante el ejercicio del año pasado se vendió gran parte del importante stock acumulado a fines del año 2002.



Una segunda alternativa viene dada por la existencia de cierta inconsistencia en los datos entregados por la Subsecretaría de Pesca, en cuanto al desembarque efectivo y el desembarque registrado. Específicamente puede existir una subestimación de los desembarques reales, efectuados durante el año pasado.



Pero la explicación más robusta proviene de la fuerte presión que ejerce la salmonicultura sobre la producción de harina de pescado, al consumir más del 40% de lo producido por esa industria. Ello incentiva a los industriales a producir mucho más de lo que se demanda internamente. Por ejemplo, durante el 2002 la producción aumentó en un 10,6%, en comparación al 2001, quedando un remanente importante para la exportación. Todo esto implica que los industriales tengan que redoblar sus esfuerzos de pesca. De esta manera, durante el año pasado los esfuerzos de pesca del sector industrial en la zona que va entre la V y la IX regiones, se centraron en la pesca del jurel, materia prima para la elaboración de harina de pescado, que a noviembre del año pasado presentaba un consumo cercano al 100% de la cuota asignada.



Lo grave de esta situación es que dadas las proyecciones de crecimiento de la industria salmonera, la presión sobre los recursos marinos seguirá aumentando, los industriales continuarán utilizando al máximo sus cuotas, e incluso se prevé una fuerte arremetida contra la pesca artesanal por parte de los industriales, para lograr una nueva reasignación de cuotas a favor de la industria. Un panorama nada alentador para una industria que vive en forma acelerada su propia decadencia.







*Cristián Gutiérrez es Economista de Oceana.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias