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Un año de Kirchner en el gobierno: Una canción y un discurso


Se cumplió un año desde que Néstor Kirchner asumiera la presidencia de Argentina. Con apenas un 22% de los votos obtenidos en la primera vuelta electoral, pocos se atrevieron a presagiar que el nuevo inquilino se mantendría por mucho tiempo en la Casa Rosada. Tras un año, Kichner aparece como el gobernante con mayor respaldo popular en toda la región. La pregunta natural que aparece entonces es: ¿qué políticas ha llevado adelante para contar con tan alto apoyo?



Kirchner asumió la presidencia de Argentina en uno de los momentos más difíciles de su historia. Al colapso del sistema económico se sumó una aguda crisis política y social. La población no sólo salió a las calles para protestar por la alta corrupción de su clase dirigente, también lo hizo porque no tenían otro lugar donde ir. El que fuera uno de los países más ricos del mundo, veía como más de un 50% de su población caía en pocos años bajo la línea de pobreza, sin posibilidad de encontrar trabajo ni asistencia del Estado.



Tras un doloroso estallido social y una insólita rotación de presidentes, Kirchner supo conquistar el corazón de los argentinos, por cierto, no durante las elecciones, sino con acciones que en los gobiernos anteriores simplemente hubiesen sido impensadas. Apenas asumido su cargo, el presidente trasandino realizó una inédita purga militar, pasando a retiro a oficiales que se identificaban con la última dictadura militar (1976-1983). Como un signo de lo que vendría, el presidente demostró con un sólo gesto que estaba dispuesto a barrer con cualquier foco de posible desestabilización. La negociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional es un ejemplo más: nada se hará a costa de los argentinos.



A pesar lo anterior, Kirchner tiene un duro camino por recorrer. La reciente crisis del gas es tal vez el ejemplo más evidente de la política que esta llevando adelante Kirchner. Con el fin de mantener su alto índice de apoyo interno, el presidente no ha sido capaz de generar las condiciones para la inversión del sector energético, lo que sin duda repercutirá gravemente en el desarrollo futuro del país. Más allá del conflicto que se generó con Chile, lo cierto es que su política aparece como coherente con lo que ha señalado siempre a lo largo de su mandato: «su preocupación principal es el pueblo argentino, aun a costa de no cumplir sus compromisos internacionales».



Sin embargo, no se puede ser un buen gobernante siendo un buen presidente todo el tiempo. Gobernar con un ojo puesto en las encuestas y en las posibles manifestaciones afuera de la Casa Rosada, no se sostiene en el tiempo y peor aún puede significar un nuevo colapso del país.



Tras un año en el gobierno, Kirchner todavía no puede cantar victoria. Aunque la economía creció un 8,4% el año pasado, muchos analistas concuerdan en señalar que sólo se trata del popular rebote del gato. Si se ha tocado fondo es difícil estar peor y tras una caída tan espectacular como la que vivió Argentina, en los últimos años, no es difícil que cualquier crecimiento se convierta en un gran crecimiento.



Kirchner tiene una dura tarea por delante. Una reforma de fondo a la gigantesca burocracia federal es clave para que los argentinos recuperen la confianza en su gobierno. La economía del país deberá pasar por dolorosos ajustes si lo que desea es devolver al país el sitial que siempre debió ostentar. Las políticas sociales deberán enfocarse en una inmensa mayoría de argentinos que hoy viven en la más absoluta miseria e indefensión. El sector productivo deberá volver a generar empleos de calidad que se sustenten en el largo plazo. La policía deberá no sólo luchar contra la delincuencia, sino contra una corrupción que se ha colado en todos los estamentos institucionales. La salud deberá… etc, etc. etc.

Para conmemorar el aniversario de Kirchner, se preparó una gigantesca fiesta popular en la simbólica Plaza de Mayo. La celebración incluye un gran número de artistas locales y la presencia del cantante cubano Silvio Rodríguez. Por cierto hay razones para celebrar. Al menos en el corto plazo desapareció el fantasma del caos total, que mantuvo el alma de Argentina agónica durante buena parte del 2002-2003. Sin embargo, si lo que Kirchner desea es quedar en la historia como el presidente que devolvió el rumbo y la esperanza a Argentina y que generó las condiciones para su crecimiento en el largo plazo, deberá hacer mucho más que darle al pueblo una canción y un discurso.



* David Alvarez Veloso (dalvarez@flacso.cl) es cientista político e investigador de FLACSO-Chile.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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