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Pan para hoy, hambre para mañana


Las políticas gubernamentales inciden en el actuar de los individuos, impactando con magnitudes distintas sobre todas las personas. Es por ello que los planes elaborados por el Ejecutivo no pueden ser evaluados por sí mismos y en forma aislada, sino que estas consideraciones deben incorporar el impacto que han generado a nivel país.



La importancia de analizar de esta forma las políticas públicas se refiere a que el Estado financia sus iniciativas casi en su totalidad y, para ello, recurre a medidas que, de una u otra manera, impactan el bolsillo de todos.



Utilizando las últimas cifras entregadas por el Ministerio del Interior, sobre estadísticas nacionales de denuncias y detenciones por delitos de mayor connotación social y violencia intrafamiliar, es posible concluir el fracaso de las políticas de gobierno, en una materia tan importante como la seguridad ciudadana.



En primer lugar, de acuerdo a esas cifras notamos que el total de denuncias aumentó en 24,3% en relación a igual trimestre del año anterior. Peor aún, de tener 39.932 denuncias en 1997, pasamos a tener 94.971 este año. Es decir, un crecimiento de 137% al comparar los primeros trimestres de los años señalados.



Si bien el gobierno ha diseñado políticas para solucionar este problema, su esfuerzo no ha logrado el resultado esperado. Podemos ver, además, que la tasa de crecimiento de las denuncias sigue una correlación positiva con la tasa de crecimiento de los desocupados, particularmente a partir del primer trimestre de 2000.



A modo de ejemplo, para el primer trimestre de 2001 la tasa de crecimiento del total de las denuncias fue de 24%, mientras que la tasa de crecimiento para los desocupados fue de 6,6%. Y aquí está el segundo gran problema que no ha resuelto la Concertación: el desempleo.



Está demostrado que la evolución del empleo afecta el nivel de delincuencia. Como es conocido, las cifras de desempleo no han resultado auspiciosas. Por el contrario, los resultados del último trimestre móvil fueron negativos, al revelar una tasa de desocupación a nivel nacional de 9,4%, superior a la cifra de 8,8% obtenida el año anterior, en igual período. El gobierno frente a estas cifras y como solución de emergencia, anunció que se crearían 55 mil nuevos puestos de trabajo dirigidos hacia aquellas regiones que sobrepasaron las dos cifras de desempleo, medida que si bien resuelve el problema por un tiempo, resulta ineficiente, pues es una solución que no genera trabajo permanente ni en el largo plazo.



Lo curioso de todo lo anterior es que la Concertación utilizó la reforma laboral, causa directa de la falta de flexibilidad y del desempleo, para ganar la elección presidencial anterior y hoy va a perderla como consecuencia de los efectos perniciosos del desempleo. Ä„Ironías de la vida!



Hemos ingresado a un período eleccionario justo cuando la entrega de las cifras que se han dado a conocer no hacen sino demostrar el fracaso de las políticas de gobierno. Ante este escenario, hay que generar un cambio y creemos que los próximos comicios municipales son el comienzo del proceso del cambio que Chile requiere para solucionar sus problemas de fondo. Con seriedad y sin iniciativas populistas, que son «pan para hoy y hambre para mañana».





*Sergio Romero P. es senador.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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