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Hay que transformar estas elecciones en un debate


La negociación de los cupos municipales ha sido dura, difícil, aunque no encarajinada como más de alguno de la oposición de derechas se esperaba. El subpacto PS-PRSD-PPD mostró mas fisuras de lo deseable y se hubo de ajustar a las mas simples matemáticas, no quedando conforme mas de alguno. Se ve a nivel general de la Concertación un predominio de lo cuantitativo en desmedro de lo cualitativo y es evidente la carencia de una visión estratégica de unidad, de alianza, y ciertamente de proyecto país.



Son escasos los dirigentes de la coalición que ven como un hecho positivo la existencia del «otro», en este caso un aliado. Es la lenta y subrepticia entrada del libre mercadismo en las concepciones políticas y, de seguir así las cosas, más complicado puede ser en el futuro. No deja de ser paradojal que toda esta discusión estrictamente partidista se produzca siempre para afirmar o generar un gobierno que no apenas asume, se declara suprapartidista, en un auto-engaño que ya parece una simple estupidez.



Los «señores políticos» como decía el que escondía platas en Washington, deberían tenerse mas auto-estima, en cuanto tales y no como simples corredores de postas que aspiran a culminar una carrera en la administración superior del Estado.



Pero como se ve en este caso la manipulación de que somos víctimas !Los medios de comunicación van en masa al CEN radical para recoger la protesta de una Asamblea -la de San Bernardo- mientras bien se cuidan de silenciar al máximo las disputas al interior de las derechas, que bien poco tienen de finas o simples como se ha visto en los escándalos que han sido públicos.



Esto es algo que genera un gran daño al desarrollo nacional, intelectual y cultural, pues no sólo las voces autoritarias y personalistas son negadoras del necesario debate. También lo es la mentira y el engaño y me atrevo a decir que una parte de lo que queda como esencia unitaria de la Concertación se produce precisamente cuando los mass medias proceden con engaño y mala fé. Este es el precio que pagamos por no tener una burguesía republicana y culta, sino que esta cerril, obtusa y rústica como la nuestra.



No logramos siquiera imaginarnos un debate de altura, en que hablemos de la concepción misma del poder local, de la descentralización y regionalización y de todo cuanto hace a una república apta para enfrentar lo que viene de siglo XXI.



El retraso de un lado también ayuda al retraso del otro y tenemos fuerzas progresistas que siguen obnubiladas con el modelo neo-liberal, dirigentes del Estado que tienen graves deficiencias para comprender la importancia del cambio, casi maniacamente centralistas y preparados tan solo para enfrentar al adversario rengo, sin visión de largo plazo. Para empezar a resolver algo de todo esto que está pendiente hay que transformar en un debate estas elecciones municipales que tendremos a fines de Octubre.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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