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Modernizar la Cancillería

Todos entendemos que la conducción de la política exterior corresponde al Presidente de la República. Pero nosotros simplemente queremos señalar nuestra voluntad de aportar y creo que nadie podría dejar de aceptar la colaboración de personas que acumulan amplia experiencia en el tema.


Cuando el proyecto para reformar la Cancillería que envió el gobierno al Congreso acumula controversias y suscita acusaciones de parcial e incompleto, la comisión de Relaciones Exteriores del Senado, que presido, decidió tomar cartas en el asunto. Y lo hizo asumiendo esta tarea como propia, ya que hace muchos años enarbolamos la bandera de la modernización del servicio exterior.



Por eso, acordamos unánimemente en la Comisión plantear nuestra disposición para colaborar en un gran acuerdo sobre la materia. La idea es trabajar de modo de disponer de todos los estudios que sustenten una propuesta para efectivamente adecuar esa secretaría de Estado a los tiempos que corren. Ello, desde una perspectiva transversal y con visión de Estado.



Todos entendemos que la conducción de la política exterior corresponde al Presidente de la República. Pero nosotros simplemente queremos señalar nuestra voluntad de aportar y creo que nadie podría dejar de aceptar la colaboración de
personas que acumulan amplia experiencia en el tema.



La reforma que se quiere no implica una crítica a lo que actualmente existe. De lo que se trata es que hoy estamos en un escenario de apertura frontal al exterior, que dista mucho de la filosofía económico-social que imperaba previamente y se hace necesario, por lo tanto, adecuar el ministerio a esa realidad.



En momentos en que se han suscrito tratados comerciales con algunas de las principales economías mundiales (Unión Europea y Estados Unidos incluidos) y en que Chile intenta concretar otros tantos tratados con naciones como China, Japón o India, las tareas de la actual Dirección Económica se vuelven cada vez más complejas.



Ya no basta sólo con que la Cancillería siga negociando, sino que deberá colaborar en la administración de los acuerdos. Teniendo todo ello en cuenta, es fundamental converger en la necesidad de estructurar una Dirección Económica con grados más importantes de autonomía, adquiriendo, por ejemplo, el nivel de una Subsecretaría.



Otras Direcciones del ministerio ya no tienen la misma importancia que en el pasado y, en cambio, nuestras relaciones con países vecinos requieren una dedicación especial, lo que hace necesario buscar las mejores estructuras para
conseguir esto.



Se hace necesario, por otra parte, profundizar la profesionalización del Servicio Exterior y, en esa perspectiva, proponemos retomar la propuesta para que el Senado intervenga en la nominación de embajadores.



Desgraciadamente, el proyecto de reestructuración enviado por el Gobierno al Congreso, en trámite en la Cámara de Diputados, dista mucho de la proposición que unánimemente ha estructurado la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado para adecuar la Cancillería a los desafíos del siglo XXI, con una perspectiva transversal y con visión de Estado. De allí que estemos buscando la forma de llegar a un gran acuerdo sobre esta materia.



Respecto de la oportunidad, éste es el momento ideal, porque si lo hacemos ahora nadie podrá suponer que estemos pensando en un traje a la medida del próximo gobierno. Simplemente queremos aprovechar los años finales del actual período presidencial para poder tener un proyecto absolutamente estudiado e implementado antes de saber quién será el próximo Mandatario.





*Sergio Romero P. es senador.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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