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El 5 de Octubre y las claves de futuro


Como cada año la subjetividad de la experiencia se da cita en cada uno de nosotros para recordar el 5 de octubre. La celebración o recuerdo es diverso. Desde la alegría, la apatía, el desconcierto, la esperanza o la nostalgia, la conmemoración existe en el alma de Chile y sea cual sea la aproximación que se adopte, la semilla de libertad naturalmente ha germinado y fue tal por causa del compromiso, sacrificio, dedicación y entrega de millones de personas que vencieron el temor y se atrevieron a dar un paso que hoy la gran mayoría del país agradece. Hoy se puede elegir y se puede optar y eso, simplemente eso ya es señal de alegría.



No cabe duda que mantener el recuerdo de su significado sirve para retroceder aunque sea por instantes y llevarnos a los hechos de aquel día, el porqué es importante y qué esperábamos del futuro a partir del ejercicio cívico ejemplar que permitió la salida constitucional del régimen.



Este 2004, el 5 de octubre será en medio de una campaña municipal con visos de presidencial, donde los bloques políticos se aprestan a preparar sus cartas para gobernar el futuro. Ya el informe del PNUD en el año 2000 nos hablaba que ese gobierno del futuro sería para quienes pudieren gobernar a una sociedad en permanente cambio, con la incertidumbre como eje y claramente con nuevas claves a partir de la nueva sociedad que se está tejiendo.



En la movilización ciudadana que representó el llamado de la historia nacional y su conjunción internacional con la inmediata y posterior caída del muro de Berlín, la finalización de la Guerra Fría y el prácticamente simultáneo término de los regímenes de facto de América Latina, Chile tuvo oportunidad de oxigenarse de pronto y al cabo de una década y media sigue confiando en el futuro.



Los sueños y las aspiraciones se renuevan de cuando en cuando y mirar en perspectiva y con visión permite darnos cuenta de lo obrado y de lo que queda por avanzar. Por donde se mire, nuestro país mira al futuro y como este año, decíamos, recordamos en medio de un clima electoral, sabemos que todos y todas están conscientes de ello y las propuestas locales, regionales y nacionales son referidas a ese futuro que se quiere conquistar y no al pasado, y aquello es triunfo del recorrido de estos últimos años y gracias al esfuerzo de todos los que han sido protagonistas desde su ciudadanía o investidura.



El futuro, sin embargo, debe tener claves, ejes, rumbos y orientaciones. Es una exigencia que en medio del clima electoral vigente y el que nos sucederá luego de los comicios locales, quienes postulen para conducir parte o la totalidad de Chile lo hagan superando el fraseo y el jingle, pongan densidad y sentido y conduzcan responsablemente. Aquel es un legado de la jornada que se conmemora y naturalmente es una esperanza de todos aquellos que recuerdanÂ…los alegres, los nostálgicos, los apáticos, los desconcertados, los esperanzados. Claves para el futuro como conmemoración del esfuerzo de tantos y tantas, con el objetivo único de aportar a la proyección del propósito esencial del 5 de octubre.



Más Libertad para decidir quiénes somos, qué queremos y cómo nos relacionamos. Las grandes democracias tienen a las personas como ejes y sujetos de la institucionalidad y confían en la mayoría de edad de sus habitantes; personas, ciudadanos y por derivación electores.



Más Democracia para gozarla y vivirla en deberes y derechos. Derecho a elegir y ser elegido y deber de manifestar y contribuir. Afirmar conceptualmente los derechos y los deberes y expresarlos en instituciones, mecanismos y posibilidades que la perfeccionen y la valoren. Una legislación para el Bicentenario que exprese nuestro rayado de cancha y las grandes aspiraciones ciudadanas y más poder local y regional para acercar las decisiones a quienes son sujetos de ellas.



Más Solidaridad para sentirnos dignos de vivir y habitar el territorio al que pertenecemos. No por decreto, sino en una expresión clara y decidida hacia la sociedad civil como protagonista del futuro, como co-constructores de la noción de Estado, como ejemplo desde las instituciones; con espíritu austero, tolerante y con genuina vocación de servicio.



Más Igualdad para aquellos que la requieren con un mercado del trabajo justo y de reglas claras, con orientación de justicia hacia los accesos para terminar con las existencias de vidas mínimas y con tropiezos fundamentales de millones de personas que se enfrentan a trazos de injusticia y desigualdad estructural que la sociedad no le resuelve.



Más Innovación para un tipo de desarrollo fundado en la información y el conocimiento que abra las oportunidades de los inquietos, distribuya territorialmente los talentos, les abra cauce para que se expresen, promueva y fomente el emprendimiento como mecanismo de vencer la incertidumbre, distribuya los accesos a las herramientas de este nuevo tiempo y los abra para el uso y desenvolvimiento de todos sus habitantes.



Más Participación para el ejercicio comunitario de ser protagonistas de la construcción del barrio, de la ciudad, de la región o del país. Cuando se gobierna y se convive con inserción plena, con integración en deberes y derechos las sociedades se fundan más cohesionadas y este eje es sustantivo para territorios afectados por individualismos.



Más Humanismo para no perder de vista que cada día no es un tablero de juego y que las piezas que algunos mueven tienen aspiraciones, sueños, deseos y necesidades.



Si hay una ganancia al cabo de 16 años desde el 5 de octubre de 1988 es que somos más libres estructuralmente por hechos nacionales e internacionales y al mismo tiempo estamos expuestos a los nuevos retos y dificultades de un mundo nuevo con renovadas exigencias y que obliga a ser creativos en los compromisos que nacen de estas realidades emergentes.



Hay tarea de futuro, afortunadamente, es altamente desafiante y contamos con memoria para recordar un espíritu que entra como una bocanada de aire para imaginar las tareas hacia los próximos años.



Director del Instituto Chileno de Estudios Humanísticos, ICHEH.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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