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Vigencia de Auschwitz


Curiosos tiempos. Mientras en el verano chileno caen presos prominentes miembros de la siniestra Dina y su jefe máximo permanece intocable, en Europa se congregaron miles de personas de todo el mundo en Auschwitz y otros lugares, para recordar los 60 años de la liberacion soviética de este siniestro lugar, ocurrido el 27 de enero de 1945. En Auschwitz se exterminaron por orden de Hitler alrededor de un millon y medio de vidas humanas, por cometer, entre otros, el delito de ser judios.



La ceremonia allí realizada reunió a los últimos sobrevivientes del Holocausto, asi como a mandatarios de Rusia, Israel, Alemania, Francia, Polonia, entre otros, más politicos e invitados de más de 40 paises del mundo. El gobierno de Bush estuvo presente a traves del Vicepresidente Cheney, representando a los aliados salvadores de la paz europea entonces, único freno que detuvo el delirio asesino de Hitler y sus colaboradores. (El día anterior, Condoleezza Rice habia jurado -entre una acalorada discusion politica- como ministra de Relaciones Exteriores de los EEUU).



Entre nieve, antorchas y velitas a lo largo de los rieles de los trenes que trajeran la más triste carga humana, se oían los discursos entre el silencio, las cabezas poblándose de nieve, la grabación del pito de un tren en recuerdo de los siniestros transportes.



Esas noches vi en la television alemana -entre «Holocausto», «Shoah» y otros certeros espeluznantes programas- el documental Drei deutsche Mörder (Tres asesinos alemanes). Tres victimarios de Auschwitz que ya cumplieron su condena y hablaron frente a la cámara hace un par de años -los tres ya fallecieron- explican fríamente sus puntos de vista. Uno de ellos nos cuenta con voz neutral como les ponía inyecciones venenosas a sus victimas. Directamente en el corazón. Pero que «las cámaras de gas eran peores» porque allí las víctimas -muchos cientos por día- vivían diez minutos o más, y se escuchaban sus lamentos. En cambio, con las inyecciones la gente moría enseguida. Y aprovecha a manifestar su molestia porque «nadie protestaba».



Otro sobreviviente de Cracovia que logró escapar, recordó el discurso de bienvenida dado por un militar: «Los jóvenes y sanos no vivirán aquí más de tres meses, los sacerdotes un mes, los judíos dos semanas. El único modo de salir del campo de concentración es por la chimenea del crematorio».



Lei una entrevista a uno de los pocos sobrevivientes del Comando Especial de Auschwitz, Henryk Mandelbaum, de 83 años, quien dedica el resto de su vida a dar su testimonio a los visitantes del crematorio de Auschwitz-Birkenau: «Aquí debia trabajar. Aquí quemaba los cadáveres. Estaban desnudos. Mujeres, niños, hombres. No sé cuántos fueron. ¿Miles? ¿Diez mil?». Con su bastón señala una cámara de gas: «La gente llegaba agotada despues del largo viaje en tren. Llevaban toalla y jabón. Querían ducharse y después irse a dormir». Cuando llegaban los transportes no quería ver a los vivos. «¿Qué podria haberles dicho? Deberia haberles mentido».



Cuando en enero de 1945 la SS cerró Auschwitz ante la inminente llegada de los rusos, obligó a 60 mil prisioneros a las marchas de la muerte. Mandelbaum escapó. Los de los Comandos Especiales eran los únicos testigos del exterminio en cámaras de gas y crematorios: a los muertos les cortaban el pelo, les sacaban los dientes de oro, juntaban la ropa, quemaban los cuerpos. «Ä„Yo queria vivir! Ä„Y sobrevivi!», exclama Mandelbaum.



Volvamos al presente: el tsunami asiático se ha llevado hasta ahora alrededor de 230 mil muertos, contabilizados en un mes. La solidaridad internacional ha sido abrumadora, EEUU aportó más de 100 millones de dolares, Inglaterra bastante más, Alemania 500 mil Euros, Australia superó esa suma. Aparte de los millones en aportes colectivos y privados de todo el planeta. ¿Habría sido tan grande la solidaridad si entre las víctimas no hubieran habido tantos europeos y de otros continentes?



Bush comienza su segundo período presidencial acompañado de su flamante consejera, Condolezza Rice, quien ya ha nombrado los nuevos gobiernos que atentan contra la paz del mundo, es decir, contra los EEUU. Los ciento y tantos millones de dólares norteamericanos para el tsunami no se compadecen en nada con los 80 billones de dólares que Bush ha pedido al congreso estadounidense para sus próximas cruzadas santas contra el terrorismo del Islam -al parecer, teniendo ya en la mira a Irán- además del mejoramiento de la carnicería en Irak y el trabajo de mantención en Afganistán, entre otros frentes.



En Alemania, la Republikanische Anwälteverein (RAV) dio a conocer una investigación del profesor neoyorquino Scott, que hiciera una encuesta a soldados norteamericanos en Irak. En ella, todos consideraron como no recomendable el participar en el esclarecimiento de las torturas en Abu-Ghraib, so pena de acusarlos de cómplices en las torturas, además de posible blanco del «friendly fire» (disparos desde las propias filas).



En EEUU, el sargento Camilo Mejía, hijo del compositor y cantante nicaraguense Carlos Mejía Godoy, primer desertor de la guerra del Irak, está cumpliendo un año de prisión junto a otros desertores. Mejía declara: «Fui un instrumento de la violencia. Ahora me he decidido a ser un instrumento de paz (…) El miedo a morir tiene el poder de transformar a los soldados en maquinarias de muerte».



Hace unos dias lei en el diario una infima nota del cable: un estudio de científicos internacionales, publicado recién en Inglaterra, advierte que la humanidad tiene 10 años de plazo para tomar medidas urgentes para la protección del clima, de lo contrario un colapso sin freno amenaza a la tierra. Los resultados seran grandes sequías, pérdida de cosechas y de bosques, subida del nivel del mar, con el aumento en 2 grados de la temperatura general. La causa principal es la concentración del monóxido de carbono.



En el Foro Social de Porto Alegre, Leonardo Boff, polémico representante de la Teología de la Liberación, declaró al diario aleman «taz»: «Sólo existe la hegemonía militar, económica e ideológica de los EEUU, que se sostiene a través de la violencia (…). Nadie tiene claro cuál es la alternativa. Pero en Porto Alegre surge lentamente una sociedad civil mundial conciente y disconforme con los sucesos actuales (…). Hay resultados concretos, por ejemplo, respecto al tema del agua (…). Se percibe que no sólo los pobres gritan, también el agua, los bosques, los animales. La Tierra está siendo destruida salvajemente a través de esta sociedad moderna y el consumismo. A eso se deben sumar los problemas de la globalización, el ignorar las necesidades de muchos seres humanos, la manipulación genética de la tierra (…). Debemos exigir un acuerdo social global respecto al agua dulce, lo mismo contra la guerra. Bush declaró la guerra interminable contra el terrorismo. Para mi eso significa: EEUU es un estado terrorista».



Curiosamente, EEUU sigue sin firmar el Protocolo de Kioto ni pacto internacional climático alguno, que le obligaría a reducir en territorio propio y ajeno sus delirantes emisiones de monóxido de carbono. Bush sigue incólume en su economía apoyada en la guerra -con los futuros Guantánamos y Abu Ghraib que vendrán-, y sus nuevos 80 billones de dólares guerreros arrasando con el clima, un mínimo de bienestar mundial, la paz y la dignidad del planeta. Aunque por unas horas se disfrace de cordero en Auschwitz.



Isabel Lipthay es periodista y escritora chilena. Reside en Alemania.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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