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Condón y cáncer de útero


Lamentar que el o los canales católicos no quieran transmitir la campaña de utilización del condón suena a algo absurdo, como resultaría ver a la Iglesia Católica quejándose porque el canal 7 -por ejemplo- no emita campañas para promover el bautismo de los niños.



Sin embargo, es posible pensar que en el desarrollo de las campañas sobre uso del preservativo queda más de algún ejercicio de persuasión por hacer. Los que se preocupan de la salud pública podrían explorar nuevos caminos para ir de poco ‘filtrando’ sectores o grupos que son más reacios a reconocer la importancia del uso del condón.



Está bastante claro que el problema más urgente que un preservativo (bien utilizado) puede prevenir, es la transmisión del VIH, y en ese sentido está perfecto el enlace comunicacional que existe de «condón-VIH-SIDA».



Pero quizá va siendo necesario que las campañas de promoción comiencen a asociarse a otros conceptos además del VIH, como por ejemplo, «condón-cáncer de útero», logrando de este modo -posiblemente- sumar nuevas instancias y organizaciones a la tarea de fomentar el uso del adminículo de látex.



En el mundo, el cáncer cervical o de útero se ubica entre las principales causas de muerte de la mujer. Debido a esta realidad global, la OMS recomienda que ellas que se sometan, al menos, una vez cada dos años a una citología o Papanicolau, como se le llama en Latinoamérica.



Las investigaciones que intentan dilucidar las causales de este cáncer que le arrebata la salud y en ocasiones la vida de tantas mujeres, ha establecido que en la mayoría de los casos esta enfermedad se presenta donde hay antecedentes de infección ocasionada por virus del papiloma humano o bien por infección producida por el herpes genital.



Según señala la literatura médica, en la mayoría de los casos también, estas infecciones pasan inadvertidas por la mujer (y en ocasiones se manifiestan en verrugas o anomalías dérmicas), razón por la cual luego silenciosamente se transforman en cáncer.



El asunto es que tanto las infecciones imperceptibles, como los herpes y las verrugas son -además de propulsoras de cáncer- enfermedades de transmisión sexual cuya propagación se puede evitar con el uso del condón.



En los países occidentales las mujeres tienen bastante conciencia sobre el cáncer de útero (así como con el de mamas) y desde distintos ámbitos se practican medidas para su prevención; las interesadas acuden motu proprio a examinarse, en los centros de salud promueve el diagnóstico precoz, etcétera



Y en Chile existen muchos estudios realizados «en el sector salud» demuestran que las mujeres tienen más incorporada la prevención que los hombres, por lo tanto resultaría lógico pensar que ellas son un terreno bastante llano a recibir información sobre salud.



De este modo, si se destinan recursos a explicar que las infecciones sexuales pueden ocasionar cáncer de útero y que éste puede evitarse con el uso del condón, probablemente habrá un importante de grupo de mujeres y organizaciones vinculadas a ésta enfermedad que deberían involucrarse en el tema.

El cáncer de útero es un ejemplo de cómo se podrían explorar nuevas vías de persuasión para concientizar nuevos grupos sobre la necesidad del uso del preservativo. No se debe esperar peras del olmo, pues en África existen 40 millones de personas con SIDA y aún algunos visitan ese diverso continente para recomendarles pareja única o abstinencia sexual.



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Soledad Pino. Periodista chilena radicada en España.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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