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Reforma previsional: Recuperando el sentido común


Las múltiples iniciativas realizadas en torno a la Reforma del Sistema de Pensiones, por parte de un espectro amplio de actores e intereses que van desde los trabajadores y sus organizaciones, parlamentarios, organizaciones sociales, empresarios y organismos técnicos hasta algunas corporaciones que «expanden» la actual estrategia de desarrollo, son el reflejo del debate profundo que se avecina para responder a la aspiración de la mayoría del país de poner fin al lucroso negocio de las AFPs y dar acceso a una pensión digna y suficiente que garantice una vejez segura y protegida.



A partir de la asunción formal de Michelle Bachelet a la presidencia de Chile, una de sus primeras medidas anunciadas es la conformación de un Consejo de Reforma Previsional, cuyo objetivo principal es elaborar una serie de modificaciones al actual Sistema de Pensiones, dado los graves problemas de cobertura y exiguo montos que reciben las personas después de una larga vida de trabajo.



La CUT, considerando que finalmente la real aspiración de la mayoría de los trabajadores y trabajadoras no sólo es acceder, sino que ver notoriamente mejorados y aumentados los montos de las pensiones actuales, ha desarrollado una opinión clara y contundente sobre la reforma, que se expresa en los siguientes puntos:



a) Para la CUT, resulta de sumo interés el carácter de este Consejo de Reforma Previsional, cuya conformación, atribuciones y diversidad ya anuncian la profundidad que puede alcanzar la Reforma. Las garantías para la participación real es relevante para la CUT en tanto es voz representativa de los trabajadores y trabajadoras de Chile.



Para ello es de vital importancia que esta instancia incluya mecanismos efectivos de participación horizontales, en donde cada actor (Trabajadores, AFP, Estado, Empresas, etc.) tenga un peso resolutivo acorde a su representatividad. Esta cláusula permitiría no repetir los errores de la reforma precedente efectuada hace 25 años, en donde el diálogo social estuvo excluido y se transformó en un producto de laboratorio desvinculado de la realidad laboral de miles y miles de trabajadores.



b) El objetivo de cualquier reforma previsional es asegurar que los chilenos y chilenas obtengan una pensión digna que les permita enfrentar decentemente su vejez. Actualmente, este objetivo básico, que finalmente da cuenta del tipo de país que queremos construir y permite diferenciar a una nación desarrollada de otra en proceso de desarrollo, no se está cumpliendo, tanto por problemas estructurales como sistémicos (a nivel de la industria).



c) Por esto, es primordial ordenar el debate. Las propuestas que llaman a licitar las carteras de afiliados, eliminar las barreras de entrada para que ingresen más instituciones que administren los fondos de pensiones (que a la fecha representan un 70% del PIB nacional) o aquellas que impulsan una mayor inversión de los mismos en el extranjero, deben subordinarse a los principios fundamentales de la reforma.



La Organización Internacional del Trabajo, OIT, ya entrega ciertas luces, que en opinión de la CUT, debieran orientar el trabajo de reforma que se espera realizar en Chile, y que se resumen de la siguiente manera:



i) Dado que No existe un modelo idóneo único de seguridad social, es el Estado quien debe tener la función prioritaria para facilitar, promover y extender la cobertura.



ii) Los sistemas de seguridad social no sólo deben ofrecer trato igual para hombres y mujeres sino también asegurar resultados equitativos para las mujeres.



iii) Los sistemas de cuentas de ahorro individuales (AFP), donde las propias personas asumen el riesgo, no deberían debilitar los sistemas de solidaridad.



iv) Los sistemas de pensiones obligatorias deben garantizar beneficios adecuados y asegurar la solidaridad nacional.



v) Las iniciativas para establecer o ampliar la seguridad social exigen un diálogo social.



Por otro lado, el Grupo de Evaluación Independiente del Banco Mundial, publicó un informe en donde cuestiona las políticas históricas del organismo para reformar los sistemas de pensiones en muchos países. Aquí se considera, que el pilar privado ya no puede seguir siendo el eje principal de cualquier sistema previsional, en tanto no resuelve los problemas de cobertura y suficiencia de montos enunciados anteriormente.



En resumen, se requiere consensuar un gran proyecto país cuyo pilar básico asegure pensiones que permitan satisfacer las necesidades de cualquier ser humano en su vejez, independientemente de si tuvo una trayectoria laboral inestable, precaria o con bajos salarios, como ocurre con un porcentaje importante de la fuerza laboral actualmente.



En esta línea, el actual piso de las llamadas pensiones mínimas ($40 mil para la asistencial y $80 mil para quienes cotizan por más de 240 meses), no cumple en absoluto este objetivo.



Por tanto, se requiere internalizar tres aspectos centrales si es que decidimos comprometernos en el tan ansiado proyecto país:



1) Se debe asegurar una pensión mínima para todo/a chileno/a al menos equivalente al salario mínimo vigente.



2) No es sostenible que el pilar privado del sistema (AFP) se constituya en la única opción para administrar los fondos de los trabajadores y trabajadoras, sino que sólo debe ser un eje complementario dentro de un esquema general de protección social.



3) Dado el actual mapa de precariedad e inestabilidad en los empleos, se requiere un esfuerzo de carácter tripartito (Estado, Trabajador, Empresa) para asegurar pensiones dignas para todos.



Para la CUT, este marco de debate de Reforma es el que se debe impulsar. Para ello, está convocando a las organizaciones sindicales y sociales a cerrar filas en torno a estos principios, y derrotar con diálogo y movilización, los intentos de grupos de poder de sólo maquillar el actual sistema y terminar, una vez más, favoreciendo el enriquecimiento de las mismas minorías monopólicos provisionales y grupos económicos con los dineros de todos los trabajadores y trabajadoras.



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Ana Bell es vicepresidenta de la CUT y responsable del Observatorio Laboral</i

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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