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Pinochet in Suburbia: una mirada útil


Habiendo trabajado en el caso Pinochet como abogado en la Cancillería chilena, el telefilme exhibido recientemente por la BBC me sorprendió por su realismo. Los ocho años que han transcurrido desde que tuvieran lugar los eventos narrados en el filme han estado marcados por el desprestigio global que ha sufrido la figura de Pinochet; por tanto, era difícil esperar una narración objetiva, aún más viniendo de la cadena de televisión estatal del Reino Unido, un país donde Pinochet es cotidianamente comparado con Milosevic, Ceaucescu y Pol Pot.



Sin embargo, la cinta entrega una recreación rica en matices que permiten retratar en su enorme complejidad tanto la controversia internacional surgida a raíz de la detención de Pinochet, como la dimensión humana de los personajes involucrados, partiendo por Derek Jacobi, quien en el rol central recoge el dolor, la impotencia, la porfía y el humor del viejo militar.



Margaret Thatcher (Anna Massey), por otra parte, aparece como el gran poder fáctico detrás de la ofensiva comunicacional en que se apoyó la defensa. En el reparto, Phillida Law resulta una sufriente Lucia Hiriat de Pinochet; Pip Torrens es Michael Caplan, el impertubable abogado de Pinochet; Michael Maloney es un dubitativo Jack Straw, entonces Ministro de Interior y quien finalmente autoriza el regreso por razones de salud; y el Gobierno de Chile aparece representado por el Embajador Mario Artaza (Fabio Cardoscia), verdadero puente entre el arrestado general y el gobierno británico.



La fidelidad de la reconstrucción del caso se acentúa por la periódica intercalación de secciones de los noticiarios de la época, incluyendo la entrevista en vivo que el periodista más connotado de Inglaterra, Jeremy Paxman, hizo a Evelyn Mathhei, quien da a conocer a la opinión publica la relación de Lord Hoffman con Amnistía Internacional, un hecho clave que se tradujo posteriormente en una apelación sin precedentes ante el máximo tribunal inglés.



El filme abunda en momentos de humanidad: por un lado, Pinochet juega tiernamente con sus nietos y traba una relación de amistad con los policías que custodian todos sus movimientos hasta en el baño; por otro lado, está el incesante trabajo de los activistas de derechos humanos, en particular de Nicole Drouilly, quien jamás acepta la derrota ante la desaparición sin culpables de su hermana Jacqueline. La película culmina con las imágenes del verdadero Pinochet levantándose de su silla de ruedas a su regreso a Chile, dejando entrever la sospecha final sobre sus impedimentos de salud.



El caso Pinochet se ha convertido en el referente más importante en materia de Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Pero lo que la historia mundial ya consigna como el comienzo de un nuevo orden jurídico internacional, para Chile es aún una herida abierta. El enorme merito de Pinochet in Suburbia está en ayudar a mirar con una beneficiosa distancia un caso cuyas consecuencias están aún en desarrollo pero cuyos orígenes merecen ser conocidos, con tanto rigor como sea posible, por todos los chilenos.



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*Paz Zárate. Abogada (U. de Chile.), PhD. Derecho Internacional, U. de Oxford.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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