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Sahara Occidental y derechos humanos


En días recientes el Ministro de Relaciones Exteriores del Reino de Marruecos, señor Mohamed Benaissa, ha visitado Chile. Su visita no debiera pasar desapercibida, particularmente para quienes creemos en la democracia, en la defensa y promoción de los derechos humanos, el derecho internacional y la libre autodeterminación de los pueblos en el siglo XXI.



El ministro Benaissa es representante de una monarquía de rasgos medievales, que viola hoy sistemáticamente los derechos humanos de sus ciudadanos y del pueblo saharaui en los territorios del Sahara Occidental, ilegalmente ocupados por Marruecos, tal como ha sido denunciado permanentemente por Amnistía Internacional, Human Right Watch y señalado, con mucha claridad, en el informe sobre la situación del Sahara Occidental presentado la semana pasada a los miembros del Consejo de Seguridad y al Presidente de la Asamblea General por Secretario General de Naciones Unidas, señor Koffi Annan (1).



Los chilenos conocimos bien a la monarquía marroquí. Durante los años de la dictadura de Augusto Pinochet, aquellos fueron sus grandes aliados, le prestaron reconocimiento, apoyo político y cooperación internacional, guardando silencio ante las graves violaciones a los derechos humanos. Las graves violaciones a los derechos humanos que hoy afectan a prisioneros de conciencia saharaui, requieren de una preocupación y defensa inequívoca por parte de Chile y la comunidad internacional.



El gobierno del Rey Mohamed VI debe explicar ante nuestro país y ante la opinión pública internacional sus actos institucionales que violan sistemáticamente los derechos humanos del pueblo saharaui, haciendo oídos sordos a las demandas de la comunidad internacional y bloqueando el cumplimiento de todas las resoluciones de las Naciones Unidas, las que establecen el derecho del pueblo saharaui a su libre determinación e independencia y han condenado como ilegal la ocupación marroquí sobre el Sahara Occidental.



El referéndum de autodeterminación debió efectuarse hace ya más de14 años. Pese a los esfuerzos de Naciones Unidas, la situación y sus posibilidades de realización se encuentra bloqueada por parte de Marruecos. Marruecos persiste en obstaculizar su realización ante su previsible y adverso resultado para sus pretensiones anexionistas. Con mucha razón, el embajador de Argelia ante Naciones Unidas, en carta dirigida a Kofi Annan, señala que en los últimos tiempos las Naciones Unidas se han mostrado «complacientes con la potencia ocupante acomodándose a sus tergiversaciones» y advierte del peligro que la ONU «oponga la realpolitik a la legalidad internacional» (2).



El gobierno democrático y progresista de la Presidenta Michelle Bachelet debería exigir a la monarquía marroquí el cese inmediato de las violaciones de derechos humanos al pueblo saharaui y el cumplimento del Referéndum de autodeterminación auspiciado por la ONU, previsto por el Plan de Paz para el Sahara Occidental.



En un mundo globalizado, este no es un tema lejano, sobre el cual debamos permanecer con los brazos cruzados. Durante muchos años los chilenos fuimos objeto de la solidaridad internacional. Nuestra causa por la recuperación de la democracia en Chile traspasó nuestras fronteras. No podemos ser insensibles ante la violación sistemática de los derechos humanos y la legalidad internacional y sobre todo, ante una de las últimas luchas por la descolonización y la soberanía del siglo XXI.



1.- Informe NÅŸS/2006/49 del 19 de abril de 2006.



2.-Carta del Embajador, Yousef Yousfi, Representante permanente de Argelia ante Naciones Unidas dirigida al Secretario General sobre la cuestión del Sahara Occidental. Lunes 24 de abril de 2006. (La traducción del francés es nuestra).




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Esteban Silva Cuadra. Analista Internacional.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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