Publicidad

Ser madre hoy


En la actualidad gran parte de las madres trabaja y se ve enfrentada a una serie de problemas por la falta de tiempo para estar con sus hijos. Entre las dificultades más frecuentes está el tener que delegar el cuidado infantil, en una nana o pariente cercano, en algún vecino e incluso dejarlos solos. Esto trae dificultades como la falta de cuidado afectivo, la estimulación, y el acompañamiento en el estudio. Incluso llegando al limite de no poder proteger al niño de riesgos más graves.



En los niños si bien los efectos de la falta de la presencia permanente de las madres en el hogar es una discusión que no está cerrada, se ha establecido que la calidad del vínculo entre madre e hijo es un factor protector así como que la cantidad de tiempo que los niños pasan con sus cuidadores cercanos incide en su mejor desarrollo afectivo, cognitivo y social.



Aunque para muchas madres es difícil y se angustian por ello, es posible compatibilizar la labor de madre y trabajadora. Sin embargo, es necesario señalar que es una discusión que no se da de manera integral en nuestra sociedad, porque si bien se sostiene la importancia del cuidado temprano de la infancia, las condiciones laborales de muchas mujeres no posibilitan esta integración. La inexistencia de salas cuna y guarderías en muchas empresas pone en situación de riesgo a muchos niños. La posibilidad de compatibilizar este derecho de la mujer con los derechos de los niños necesariamente implica una revisión importante de las políticas de protección a la familia y a la infancia.



La falta de tiempo con los pequeños no sólo genera angustia sino que genera también muchas culpas entre las madres. Por ello, al momento de poner límites y establecer las rutinas en torno a los estudios y hábitos en general, no ejercen la autoridad bajo la premisa de «como lo voy a castigar si lo veo tan poco» o en otros casos se le otorga al niño una sobreabundancia de bienes, como juguetes, para compensar la falta de tiempo. Esto termina siendo abandonante para un niño, pues se entiende la función parental sólo como gratificatoria y no como un sostén para entrar en los órdenes de la vida: hábitos de estudio, de higiene, incorporación del niño en los valores que la familia valida, entre otros.



Si bien hay soluciones, corresponde pensarlas como país. Para muchas familias de escasos recursos, el que trabaje la mujer no es una elección; por lo tanto, es necesario ofrecer mayor cobertura de protección social. En ese sentido, el programa que aumenta la cobertura de educación pre escolar es muy positiva. Sin embargo, también es necesario revisar las jornadas de trabajo, porque en la práctica muchos padres sólo llegan a comer y dormir a sus hogares durante la semana. Si sólo se analiza la problemática laboral desde la óptica económica, nunca se visibilizarán los efectos que en las familias chilenas eso tiene.



En el caso de cada familia es necesario establecer tiempos de intimidad afectiva con los hijos, es prioritario inculcar la responsabilidad, el autocuidado y la autonomía en los niños; todo lo anterior actúa como factores protectores en la infancia. Hay que asumir que la crianza a distancia de los niños tiene consecuencias importantes en la vida familiar. En la medida de lo posible es bueno acompañar a los niños a la hora de estudiar, porque es importante contener la ansiedad que ello genera, para responder las dudas y por sobre todo para compartir la vida con ellos.



Hay momentos en la vida de cada niño que son únicos e irrepetibles por lo que el cuidado parental es necesario. Es cierto que para muchos niños la familia no es un actor protector, sino de riesgo; pero, más allá de la emergencia de conflictos, para la mayoría de los niños la familia y sus padres sí son un factor protector.



_____________________________________________________





María Olga Herreros. Psicóloga. Docente de la Escuela de Psicología. Universidad Andrés Bello






  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias