Al centro de ambas participaciones está la memoria reciente de Chile y la necesidad del rencuentro en un país dividido por su historia contemporánea. En palabras de Claudia Barattini, nueva agregada cultural de Chile en Italia: «Estos trabajos nos recuerdan y le cuentan al mundo que nuestro país con ya 16 anos de democracia y a casi 33 del golpe de estado, aún está en proceso de reelaboración de los trágicos acontecimientos de 1973 y que el fortalecimiento de su convivencia democrática requiere inexorablemente reelaborar el trauma vivido para superarlo y lograr el reencuentro. Ambos trabajos presentes aquí en Venecia este año nos hablan de cómo el país, sus instituciones, sus artistas y su gentes están transitando este camino».
En la Bienal de arquitectura, el Pabellón de Chile presenta el gran proyecto arquitectónico y de intervención urrbana del Palacio de la Moneda del arquitecto chileno Cristián Undurraga (Premio Internacional de Arquitectura Andrea Paladio 1991). El histórico palacio proyectado por el arquitecto italiano Joaquín Toesca a finales del siglo XVIII, se convirtió en el símbolo del quiebre institucional de Chile por haber sido bombardeado por los militares y ser el lugar desde donde el Presidente Salvador Allende proclamó su último y memorable discurso minutos antes de poner fin a su vida.
Sanación de un espacio público
Hoy ese mismo Palacio, como para borrar su imagen en llamas, ha sido abierto para dar origen a la Plaza de la Ciudadanía y apagar definitivamente la llama que inútilmente los militares quisieron instalar allí por 17 años para intentar hacer pasar el golpe de Estado como una gesta libertadora. A su vez, en los que fueran los tenebrosos subterráneos de Palacio, ha sido construido el Centro Cultural más grande del país.
Contemporaneamente, en la Bienal de Cine, el joven realizador chileno Nicolás Lasnibat, nacido justamente en 1973, en estreno mundial presenta en concurso el cortometraje «Treinta años», que el mismo motiva con la necesidad de contar una historia acerca de la herencia de la dictadura y como ésta marcó la vida de los chilenos, incluso de las nuevas generaciones; es una cinta que habla de exilio, desaparecidos y de reencuentro. La cinta de Lasnibat compite por el prestigiosísimo León de Oro en esta 63. Muestra Internacional de Cine de Venecia y fue elegido entre más de 1200 trabajos.
