Publicidad

Día mundial sin autos: Una oportunidad para celebrar


El Día Mundial sin Autos -en Chile se celebrará hoy, viernes 29 de septiembre- constituye una inigualable oportunidad para mejorar la calidad de vida en la ciudad. El sistema de transporte moldea las ciudades y la forma de relacionarse de sus habitantes. Por ello, mejorar el transporte público, desincentivar el uso del automóvil particular, favorecer modos no motorizados y racionalizar el número y la longitud de los viajes, aparecen como objetivos prioritarios para el bienestar de las personas.



El uso indiscriminado del automóvil no es social ni ambientalmente sustentable. Por eso es importante derrocarlo del sitial de privilegio en que se encuentra e invitarlo a convivir con un moderno sistema de transporte colectivo. La crisis del petróleo, la contaminación atmosférica, la congestión y el calentamiento del planeta, son razones de peso para exigir un mayor compromiso con el transporte público.



La proyección del parque automotriz no es nada alentadora. En Chile, entre el año 1994 y 2002, ingresaron más de un millón de automóviles nuevos. La última encuesta de origen y destino realizada por la Universidad Católica refleja una realidad preocupante: el número de personas que ocupa el automóvil para trasladarse a sus lugares de trabajo aumentó en 106% entre 1991 y 2002, y los viajes en micro disminuyeron en un 30%.



La principal víctima de esta situación es la propia ciudad. Las ciudades diseñadas para y por los automovilistas son cada vez más inhumanas y segregadas, se crean barrios aislados los que desencadenan rápidamente espirales de deterioro. La mayoría de las personas debe perder dos o más horas diarias trasladándose a sus lugares de trabajo o estudio, espacio de tiempo robado a la vida familiar, el sueño o el ocio. La calle deja de ser lugar de encuentro, y se convierte en sinónimo de peligro.



El automóvil se ha convertido para muchos en un símbolo de libertad personal, de modernidad, de poder y de éxito, lo que distorsiona la racionalidad general del sistema de transporte.



Nadie está per se contra la infraestructura de transporte. Sólo que es preciso analizarla a la luz del conjunto de necesidades sociales y ambientales, evitando su sobrevaloración y, por lo tanto, su sobredimensionamiento, así como por una sensata evaluación de opciones más sustentables desde la perspectiva de la equidad.



Algunos datos para considerar:



* Se estima que en Santiago, el 92% de las emisiones de CO son responsabilidad exclusiva del transporte terrestre.

* Más vehículos significan más partículas tóxicas que afectan el sistema nervioso, el sistema reproductivo, son mutagénicas o simplemente cancerígenas.



* Los gases emitidos por los automóviles agravan los problemas bronquiales y asmáticos, especialmente en niños y ancianos y de personas que trabajan en la calle como Carabineros, vendedores, choferes y aseadores.



* Más vehículos representan más calles atochadas y aumento de muertes por accidentes del tránsito.



* El tráfico actual afecta el estado de ánimo, la productividad, la capacidad de concentración, la puntualidad y el estado emocional de las personas que acuden a trabajar.



* La infraestructura de transporte promueve la sustitución del uso agrícola de las tierras fértiles. El crecimiento de la ciudad de Santiago se ha comido el 60% de la tierra cultivable de la Región Metropolitana en los últimos 10 años.

La mayoría silenciosa: el peatón y el ciclista



La bicicleta es el vehículo de una nueva mentalidad. Cada vez que una persona opta por el ciclismo o caminar, no sólo es bueno para él. Toda la sociedad obtiene grandes beneficios. En vez de mimarlos, la población los agrede, acorrala, enferma y atropella.



El crecimiento desarticulado de la ciudad desalienta el uso de la bicicleta y la caminata. Así se obliga a las personas a utilizar formas motorizadas de transporte, con lo que dejan de hacer ejercicios. Lo paradojal es que la caminata y el ciclismo son actividades recomendadas por los médicos. Se sufre menos de enfermedades cardiovasculares, se combate el sedentarismo y la obesidad.



La bicicleta es la alternativa de transporte ambiental y socialmente más sustentable, puede constituir una forma de ganarse la vida del sector informal, adaptándola a una pequeña capacidad de carga. Los triciclos recientemente inaugurados en La Pintana para llevar pasajeros en trayectos cortos es un buen ejemplo. La posibilidad de combinarla con otro medio de transporte contribuiría a promover su uso, por lo que estacionamientos seguros para bicicletas deberían obligatoriamente construirse junto a las estaciones de Metro y del transporte público.



Pero, a las autoridades no les gustan las bicicletas por considerarlas riesgosas. Pero la forma de impedir los accidentes no es combatirla, sino educar a los motorizados en el respeto al peatón y al ciclista. O más importante aún, hacer «discriminación positiva», segregándolos y favoreciéndolos. Las ciclovías son la forma más concreta de promover el uso de la bicicleta. Por ello, es necesario que las ciudades comiencen a ser rediseñadas de tal modo que los lugares de trabajo, las viviendas y los servicios estén próximos, para así privilegiar los modos no motorizados de transporte, con amplios beneficios para el medioambiente y la salud.



Sin embargo, la tarea no es nada de fácil. Pasa por un cambio cultural profundo que comienza por revisar nuestros valores: la competencia por el espacio vial deberá dar lugar a la solidaridad con los más necesitados, la disposición a compartir deberá sustituir la inclinación al aislamiento, el bien común deberá imperar por sobre el individualismo. De modo contrario, el sueño de libertad que promueve la publicidad automotriz se transformará en una pesadilla de tacos, de dependencia, de enfermedades y de muerte.



___________________________________





Ximena Abogabir S., Presidenta de Casa de la Paz.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias