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El valor de las neuronas


Hace unos pocos años atrás fue declarado en bancarrota, en USA, el gigante energético Enron, el más grande del mundo y que causó un gran revuelo en ese país y en el mundo entero porque se pusieron en duda las normas de contabilidad y de auditoría por la cual se rigen la mayoría de las empresas en el mundo para registrar sus operaciones.



Hace unos años atrás las normas contables generalmente aceptadas, que dictaba el Instituto Americano de Contadores Públicos Certificados, conocido como Aicpa y sobre las cuales todas las empresas del mundo occidental se regían, eran pocas, claras y podían evaluar las empresas en la era industrial.
Ahora las normas son más rígidas en Chile y presentar un balance financiero en sociedades abiertas se ha tornado muy complejo.





Pero actualmente, los negocios manejan efectos intangibles, haciendo muy complejo determinar el valor real de una empresa, y mucho menos poder certificar sus operaciones a través de una auditoría.



Lo que en un momento fueron conceptos simples como Pérdidas y Ganancias, activos fijos, pasivos exigibles ahora son bienes intangibles y subjetivos, valores muy difíciles de manifestarse en números en un balance tradicional, figura contable que fue muy representativa en la era industrial, pero ahora en la era del conocimiento dudo que tenga el valor de antaño.



Los balances y estados financieros se han tornado documentos complejos, impenetrables y confusos, tanto para expertos, inversionistas y analistas de Wall Street y altos ejecutivos, sino a veces para los propios auditores que revisan los registros de las compañías. Ä„Para que decir las dificultades para los accionistas latinos y profesionales contables!



La consecuencia en Chile ha sido el incremento de las normas de control, pero no un reconocimiento a la necesidad de crear nuevos sistemas de registros del capital intelectual que se esta generando en las organizaciones.



La mayor industria de calzados deportivos del mundo, Nike, no tiene fábrica. La librería de mayor crecimiento en el mundo, Amazon, no tiene un metro cuadrado de tienda. La Lotus fue vendida a la IBM, por quince veces su valor patrimonial. La filial americana de la Nokia vende 200 millones de dólares con 5 empleados. La Microsoft vale en Bolsa cien veces el valor de sus activos tangibles. O sea, 99% del valor de una de las más importantes empresas del mundo no está regido por los padrones tradicionales contables.



La verdad es muy simple. Cada día que pasa, los activos intangibles de las organizaciones asumen mayor importancia en relación a los valores reales lo que exige nuevas formas de planificación, desarrollo y constituye todo un desafío para la técnica contable. La administración tradicional, aquella del organigrama jurásico y burocrático esta en crisis. Sigue dedicando mucho tiempo a un recurso que cada vez tiene menos importancia y muy poco tiempo al verdadero valor en las organizaciones modernas: su inteligencia competitiva o, usando una expresión más contable, a sus activos intangibles, nominales, transitorios o de orden.



¿Qué pasa en Chile?



¿Cuál seria la relación entre el valor real de sus organizaciones y el patrimonio líquido que está contabilizado en el balance patrimonial? Se llega a la conclusión dramática de seis a uno. En otros términos, esto significa que el patrimonio contabilizado (activos tangibles) de nuestras organizaciones vale apenas 15% de su valor total; 85%, por lo tanto, lo representan los «activos intangibles no contabilizados». Ejemplo: Caso Sal Lobos en Chile, vendida por varias veces su valor patrimonial.



Ahora hágase otra pregunta, considerando la realidad chilena: ¿Los 15% están controlados?. Sí, y por un batallón de funcionarios: Contadores, analistas financieros, auditores, Servicio de Impuestos Internos, Superintendencia de Valores, etc.- Pregúntese ahora, ¿quién controla el 85% restante? ¿Existe alguien que se preocupe con esta brutal diferencia entre valor real y valor contable? Pues, no, no hay nadie.



Para muestra un botón: ¿Le ha tocado leer últimamente algún balance o informe financiero? Pues cada día estos demostrativos ya no ofrecen información lo suficientemente válida para la toma de decisiones. Ni las expresivas notas de los auditores, ni las cursivas y negritas de los textos logran esclarecer la información de los balances patrimoniales, tanto para saber si se trata de una empresa joven emergente en campaña de conquista del mundo, o una tradicional organización que está por desaparecer en un hoyo negro de la competencia.



La respuesta es que el modelo tradicional de contabilidad financiera, que aun reina con tanto brillo durante medio milenio, no esta consiguiendo acompañar la revolución que enfrentan los negocios en la era del conocimiento.



Al igual que los organigramas, brochures institucionales y manuales operativos, los estados financieros de las grandes empresas se muestran cada vez más estáticos y obsoletos para representar el verdadero valor de las empresas. Su validez en la era industrial no merecía dudas pero ahora se cuestiona su utilización como principal medio de evaluación económico-financiero.



En realidad actualmente no tenemos idea cuales empresas, grandes o pequeñas, nuevas o antiguas, poseen capacidad organizacional sustentable.



El valor de una empresa medida por sus activos tangibles, como máquinas, fábricas, terrenos e instalaciones, no ofrecen ya una guía real sobre la capacidad de competitividad actual o el potencial de utilidad futuro de una empresa.



¿Cómo será posible entonces registrar en los nuevos y complementarios Estados de Capital Intelectual, valores tan importantes como la capacidad innovadora y emprendedora, la lealtad de los clientes hacia una empresa determinada, el valor de las personas, los índices de empowerment o quizá el coeficiente representativo del talento de la gente en función de sus ventas?



Esta fórmula significa que el Capital Intelectual de una empresa es igual a su valor de mercado menos el valor contable. De otra manera, el capital intelectual sería la medida por la cual esos activos y pasivos intangibles, pueden ser convertidos en retornos financieros para la empresa. Esto me lleva a concluir una cuadratura de partida doble, en que una empresa moderna mientras más invierta en su futuro, menos será su valor contable.



Otro factor importante es que los focos culturales y el conocimiento pasan a ser ligados entre si, generando sinergia en la información y cognición permitiendo el inicio en la creación de hechos nuevos en cada negocio Además de retener e interactuar la información, los seres humanos pasan a tener la capacidad de crear ideas nuevas de vanguardia, las cuales serán, efectivamente, los factores de diferenciación competitiva de cada organización.



Como conclusión es posible observar los primeros Estados de Capital Intelectual que ya se han presentado en el mundo junto a los Estados Contables y verificar además los dolores de cabeza que ya están pasando los agentes financieros para valorar las empresas. En síntesis, los números son un pobre sustituto de la imaginación, de la intuición, el juicio, el pensamiento crítico y la creatividad.


  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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