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El espejo de Lagos


El viejo dicho de Nietzsche «la mujer es el espejo del hombre» no es tan cómodo como la triste metáfora de la costilla. El filósofo tan brillante como misógino, daba una vez más en el clavo. Las mujeres sin quererlo tienen la capacidad de mostrar el reflejo mil veces amplificado de los hombres. En este sentido. las líneas y trazados del gobierno de Bachelet tienen una matriz -o patriz- claramente rotulada durante el gobierno de Lagos, quedando visibles y reflejados los desaciertos de aquella administración desde el mismo día en que una mujer se calaba la saltarina piocha de O’Higgins.



El primero de mayo se desataba una nueva toma en Peñalolén. Los oídos sordos del gobierno predecesor con respecto a los allegados y la negativa de cambiar el sistema binominal hacían de este problema un activo político para Teillier y compañía.



Y de esto sólo el comienzo. Luego vino el desastre vergonzoso del Patio 29. El Servicio Médico y Legal hacia un reconocimiento erróneo de las víctimas de la Dictadura. Caso omiso de esta verdad flagrante, Lagos Presidente firmaba el fin de la Transición.



Al parecer la rauda negociación de Insulza con los secundarios por asunto del pase escolar, no fue suficiente para que nuestros niños olvidaran que los actos justos no radican el la concesión de un favorcillo menor. Y aunque desde el exterior este político se jacte de que esta crisis no se hubiera desatado si él hubiese estado presente, no queda claro si es por su capacidad de resolver los problemas de la educación pública en Chile o de poner simples paños fríos, que al rato vuelven a calentarse cuando se trata de una fiebre terminal.



Así, Bachelet debió soportar que le reventaran en pleno rostro, mes a mes, las situaciones, por decir lo menos, irregulares. Como la mamá cuando llega tras un largo periodo de ausencia y sus vástagos acuden llorosos a contarles sus desventuradas experiencias y piden soluciones a grito pelado. Recién a un año la Presidenta es capaz de romper el espejito donde se mirara el más bonito; aunque le caigan los siete años de mala suerteÂ…!y qué más da si sólo quedan tresÄ„ La catástrofe del Transantiago, un nuevo gol de media cancha que terminó con la paciencia mujeril. Nada más de egocentrismos. Y se demoró bastante en asumir que no basta con el «toque femenino» que ella es la Presidenta de la República y no la dueña de casa VIP que se conforma con una actitud decorativa y figurona: que no decide más que el color de la carpetita de encima de la tele, la plantita en el patio de luz o de pintarrajear todos los tarros y cajas de la casa con la técnica bauer.



Lagos apenas tomó el cetro señaló que no cargaría con los errores de la era Frei. Ella, con una lealtad y decencia enorme, cargó tras sus espaldas «con fuerza de mujer» muchos cachos que no le correspondían como propios. Pero el espejo que es la mujer nunca falla, aunque se haga todo lo posible por mantener un estoico silencio.



El mismo Oliveira tuvo miedo de este asunto y tomó resguardos para que la Maga no accediera a la quiromancia, pues las manos amadas podían terminar por desenmascararlo. Pero la Concertación no podía perderse la tremenda gracia de darle a Chile el honor de tener su primera presidenta y no tomó resguardos de esta verdad revelada. Hay que ver porqué los mineros no dejan bajar a ninguna hembra humana a las catacumbas, puede que descubra que el pajarito muere más veces de inanición que producto de un natural escape de gas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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