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Gobierno y agenda legislativa


En los últimos meses han aumentado las críticas por el deterioro de la imagen del país, a partir de los graves casos de corrupción y las falencias en la conducción de la política nacional. Un elemento de análisis sobre el origen de estos problemas es el trabajo legislativo que corresponde al Gobierno.



En efecto, una de las fallas más evidentes de la actual administración es la inexistencia de una agenda clara y sólida. La mayoría de las prioridades del Ejecutivo han respondido a temas contingentes y su urgencia se mantiene hasta que otro tema ocupa los titulares de los diarios. Si bien existen casos donde esto puede resultar necesario para el debate de las prioridades del país, cuando ello se vuelve una constante se confunde la conducción con la improvisación.



A esto se suma la ineficiencia del Gobierno para establecer una relación fluida con el poder legislativo, reflejando incapacidad para lograr un buen nivel de debate y de acuerdos importantes para el desarrollo de Chile.



Luego de modificar por segunda vez el gabinete, podía esperarse un cambio. Sin embargo, la Presidenta privilegió como primera medida el envío al Congreso de un proyecto que asegura cupos de diputados al Partido Comunista y el de una iniciativa que modifica la esencia de la educación en Chile, tomando sólo criterios parciales de lo que fue el trabajo del Consejo Asesor Presidencial para la Calidad de la Educación.





Además, se han postergando temas que requieren de una pronta solución, tales como la agenda de transparencia que anunció la propia Presidenta, bajo la promesa de fortalecer la probidad del sector público y terminar con el intervencionismo estatal en los procesos electorales.



En este sentido, la certeza de las personas respecto a la imparcialidad de las autoridades frente a las elecciones, el conocimiento de los gastos de campaña, el buen uso de los recursos públicos y la seguridad de que su voto no será presionado por la entrega de beneficios, es un valor que los gobiernos de la Concertación no han protegido como es necesario y ello ha llevado al deterioro de la política gubernamental que hoy se reclama.



Es de esperar que el Gobierno asuma su problema de liderazgo y conducción en el plano legislativo y ponga énfasis en las verdaderas prioridades del país.





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Carolina Infante Dulcic. Investigadora Área Legislativa.
Fundación Jaime Guzmán E.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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