Publicidad

El mejor estándar para la televisión digital en Chile


Las decisiones esenciales respecto de la televisión digital, entre las cuales destaca la norma técnica a utilizarse, no sólo involucran a los actuales operadores de televisión abierta (o de libre recepción), como parecen éstos creer, sino que se trata de una cuestión mucho más amplia.



Atendido los roles tradicionales de formar, informar y entretener de la televisión abierta, su nuevo estándar -que será digital- debe considerar una visión de país acerca de la convergencia tecnológica, y las aspiraciones de cobertura geográfica y de desarrollo tecnológico que se quiere para Chile.



Este nuevo estándar debe atender la movilidad, por cuanto ésta permite instalar receptores en lugares en desplazamiento, como por ejemplo en el transporte público, y también la portabilidad, que es la posibilidad de recepción en teléfonos celulares y otros "handsets".



También debe permitir los desarrollos tecnológicos locales, lo cual puede ser posible si se tiene acceso a los códigos fuentes de los software involucrados. Asimismo, debe considerar el menor costo para los usuarios asociados a la migración. A este respecto, hay que tener en cuenta que la norma europea, entre otras gracias, permite "transformar" el parque de computadores de nuestro país en televisores, bajo la sola condición que cuenten con conexión USB (y la utilización de dispositivos baratos de características similares a un pendrive).



Adicionalmente, debería ser una meta en sí misma el fomentar la identidad local en los contenidos, a través del desarrollo de la televisión regional, y posibilitar la entrada de nuevos operadores al mercado de la televisión abierta. La mencionada portabilidad permitiría, por ejemplo, la entrada a este mercado de las empresas de telefonía móvil.



Sometidos a estas condiciones deseadas, los tres estándares en competencia (europeo, americano y japonés) dan claras señales acerca de su adaptación y satisfacción. El galardón se lo lleva, sin lugar a dudas, la denominada norma europea. La japonesa, aunque de todas las alternativas es la más fuerte tecnológicamente, tiene el grave inconveniente en su costosa implementación.



No podemos olvidar que lo que está detrás de la actual discusión no es una simple trasformación de la televisión analógica. Con la televisión digital no se puede pensar que el modelo de financiamiento de hoy se mantendrá en el tiempo (y que, por tanto, no sería posible dar acceso a la televisión a nuevos actores, porque "el mercado no da para más", como postulan los actuales operadores, agrupados en la Anatel). No se trata sólo de una actualización tecnológica de la televisión.



Estamos ante un escenario más fundacional, a las puertas de un nuevo modelo de televisión, en que la autoridad debe decidir a la luz del desarrollo general de las telecomunicaciones, tanto en Chile como en el mundo. Esto debe implicar la maximización de la eficiencia en el uso del espectro radioeléctrico chileno (que la digitalización permite).



Por último, es relevante destacar que el derecho adquirido de las concesionarias actuales es a transmitir una señal abierta o de libre recepción, y no sobre la porción del espectro radioeléctrico que actualmente utilizan.

Publicidad

Tendencias